Entre Pocillos

Se dobla, se parte, se agrieta, se tiñe

El popularísimo vecino santarroseño, Beto Desuque, dialogando en la mañana de ayer con su mozo predilecto en el restobar de la calle Quintana: referencias históricas, recorrido boinablanca, filosofía barata y política dicharachera.

Escuchá esta nota

EL DIARIO digital

minutos

Beto Desuque: —Buenas, buenas, buenas, bueeeenaaasss… ¿qué tal, qué tal, qué tal? ¿Cómo anda la cosa por acá, qué se dice, qué se cuenta?

Mesero: —Hoooola, Betito querido… Bienvenido seas. ¿Te trajo la fresca?

Beto Desuque: —Uff… qué calor quedó en la calle, ¿eh? Santa Rosa se puso en modo "veranito traicionero" en estos días. Hoy no tanto, pero el viernes… ¡qué lo parió! Treinta y pico de grados y la sensación de que el asfalto te puede pedir sombra.

Mesero: —¿Café igual, Beto Desuque? Con este clima algunos vienen pidiendo soda o limonada.

Beto Desuque: —No, traeme café. Si El Muñeco Gallardo está pasando su invierno más crudo en River después del baile que les pegó el Changuito Zeballos, lo mínimo que puedo hacer es acompañar el drama futbolero con una taza seria. Mirá que estar pensando en recongelar la heladera justo cuando afuera no se puede ni respirar…

Mesero: —El fútbol es así, Beto Desuque. A veces verano con sol, a veces tormenta con granizo.

Beto Desuque: —Mirá, si querés hablar de tormentas, yo hoy vine para hablarte de la UCR. Eso sí que es un fenómeno meteorológico sin pronóstico claro. Se dobla, se parte, se agrieta, se tiñe… y en una de esas hasta se evapora.

Mesero: —¿Tanto?

Beto Desuque: —¡Y sí! Sacaron menos del 9%. Para un partido que supo presumir de locomotora, terminar como zorrita de vía muerta es duro. Pierden la banca de Marcela Coli. Y los radichetas ya entraron en un frenesí que ni los mosquitos con este calor.

Mesero: —Dicen que los refranes viejos ayudan a entender lo nuevo... ¿Aplica aquel de "que se rompa, pero que no se doble"?

Beto Desuque: —Ese refrán ahora es más difícil de encontrar en la UCR que un aire acondicionado disponible en pleno enero. Me parece que la crisis no empezó con los votos; empezó cuando se les apagó la autoestima.

Mesero: —Después de las elecciones hubo unos cuantos dirigentes paralizados, pero el que asomó enseguida fue el Poli Altolaguirre, ¿no?

Beto Desuque: —Poli apareció con todo, rápido para los mandados. El hombre anda con el colorímetro en la mano. Si antes empujó para que la UCR se tiñera de amarillo, ahora la quiere violeta. Y para lograrlo busca alianzas rápidas: La Libertad Avanza, Comunidad Organizada…

Mesero: —Básicamente, cualquiera menos el peronismo.

Beto Desuque: —Ponele. Está como esos que, después de una mala noche, dicen "mañana arranco una nueva vida". El problema es que la nueva vida siempre termina siendo un déjà vu.

Mesero: —Y es el principal sponsor que tiene Pachequito…

Beto Desuque: —Ah, Berhongaray… Claro, es el elegido para presidir el partido según el plan de Poli. Pero Pachequito anda como quien pasa por la vereda de enfrente cuando ve venir un conocido al que no quiere saludar. Se borró en la campaña de Chichuchi y ahora hace equilibrio para despegarse del papelón electoral. Igual, lo empujan: "vos te tenés que hacer cargo". Como si la UCR fuera un lavarropas que sólo funciona si él aprieta el botón.

Mesero: —¿Y los intendentes?

Beto Desuque: —Eso es otro capítulo. No se van a regalar. Sabarots en Acha y Curutchet en Castex, que tienen la batuta, no regalaron años de militancia para que ahora les manejen todo desde Santa Rosa como si fueran sucursales. Quieren espacios, quieren decisiones, quieren influencia. Y saben que si no negocian ahora, después quedan mirando desde la ventana cómo otros se reparten el menú.

Mesero: —Entonces el problema es de todos.

Beto Desuque: —¡¿Y qué te parece?! El radicalismo pampeano está en ese punto en que no sabés si pegar la taza rota, comprar otra o cambiar directamente al termo de acero inoxidable. Mientras deciden si se quiebran, si se maquillan o si se reconcilian, lo único claro es que hay demasiados jefes para tan pocos votos.

Mesero: —¿Y vos cómo lo ves, Beto Desuque?

Beto Desuque: —Lo veo como esas grietas del pavimento que aparecen después de un día de 34 grados: primero un hilito, después un tajo y, si nadie arregla, una boca de tormenta. El radicalismo está justo ahí, entre el hilito y el tajo. Y todos miran para otro lado esperando que otro traiga la pala.

Mesero: —Mientras tanto, el café no se agrieta.

Beto Desuque: —No, el café no. Por eso vengo. Acá, al menos, lo único que se tiñe es la taza… y con buena voluntad.

También te puede interesar...