Salud

Los espacios verdes favorecen el desarrollo cerebral de los niños y reducen riesgos de trastornos

Un estudio a gran escala reveló que crecer cerca de áreas naturales desde el embarazo disminuye la probabilidad de autismo, TDAH y problemas de aprendizaje. Los efectos positivos se vinculan con factores ambientales y emocionales.

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EL DIARIO digital

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Un estudio de gran alcance realizado en Estados Unidos con una base de datos que incluyó a más de 1,8 millones de madres y niños demostró que vivir cerca de espacios verdes desde antes del nacimiento y durante los primeros años de vida tiene un impacto significativo en el desarrollo cerebral.

Los resultados mostraron que los hijos de mujeres que residieron en zonas con alta presencia de vegetación en el período previo al embarazo tuvieron un 34?% menos de riesgo de presentar discapacidades intelectuales en la infancia. En aquellos niños que crecieron posteriormente en entornos naturales, se observó una disminución del 19?% en problemas de aprendizaje y del 17?% en los diagnósticos relacionados con el espectro autista.

Los investigadores explican que estos efectos se deben a una combinación de factores. La presencia de parques, plazas y espacios verdes en la vida cotidiana genera ambientes menos contaminados, con menor exposición a partículas nocivas y menos ruidos. A su vez, estar cerca de entornos naturales favorece la actividad física y contribuye a reducir el estrés y la ansiedad, tanto en las madres durante el embarazo como en los niños pequeños.

El estudio también resalta que los entornos naturales tienen un impacto indirecto a través de la organización familiar. Las familias que habitan cerca de áreas verdes suelen estar más expuestas a rutinas saludables, contacto social positivo y actividades recreativas al aire libre. Estas condiciones reducen el nivel de caos en los hogares, factor que diversos especialistas consideran clave para el desarrollo de habilidades cognitivas y socioemocionales en la primera infancia.

Además de los beneficios en la etapa prenatal, los datos muestran que el contacto frecuente con parques y zonas naturales en los primeros cinco años de vida contribuye al desarrollo de funciones ejecutivas como la memoria de trabajo, la regulación emocional y la capacidad de atención. Los investigadores concluyen que la exposición temprana a entornos verdes puede actuar como un factor de protección frente a ciertas dificultades del aprendizaje y del comportamiento.

En las zonas urbanas, donde el acceso a espacios verdes es más limitado, los especialistas recomiendan fomentar políticas públicas que amplíen la disponibilidad de parques y corredores naturales para garantizar entornos más saludables en los que niños y niñas puedan crecer.

Aunque el estudio no prueba una relación causal directa, los resultados marcan una tendencia consistente: vivir cerca de áreas naturales está vinculado con mejores indicadores de salud cerebral y con una reducción de riesgos en el neurodesarrollo infantil.

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