Opinion

Tierra y techo

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Aparecen algunas respuestas para uno de los principales problemas de la población pampeana: el déficit habitacional.

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EL DIARIO digital

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El regreso a la posibilidad de soluciones habitacionales en la provincia parece encontrar distintos caminos y diferentes soluciones para sectores sociales también diversos, luego de años en que en ese rubro la parálisis y la ausencia estatal resultó dolorosa y dañina.

La entrega que se hizo este jueves de más de un centenar de casas correspondientes al nuevo plan ProCreAr es una de las salidas para el que se ha convertido en uno de los principales problemas de la población pampeana: el déficit habitacional, que es la imposibilidad de acceso a un techo propio, pero también a la tierra.

Los ProCreAr que en su momento estuvieron en la cresta de la ola y se demostraron una extraordinaria herramienta para llegar a un sector social asalariado (a veces también llamado "clase media") sufrió la abrupta interrupción del gobierno neoliberal macrista que, como hizo con otros programas ejemplares, intentó un vaciamiento y terminó por tergiversar sus verdaderos objetivos.

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En el mismo período la provincia tuvo que atravesar una sequía inédita en la construcción de viviendas sociales, para un sector aun más necesitado, fruto de una incomprensible discriminación por parte del unitario gobierno central, que así como usó el espionaje como arma para esmerilar a la oposición también retaceó recursos a los gobiernos menos simpáticos.

En ese caso también afloró que las gestiones provinciales del justicialismo, que son los que gobiernan desde el regreso de la democracia, no habían sido capaces de tener a mano respuestas genuinamente pampeanas, porque durante décadas la problemática de vivienda quedó casi en su totalidad en manos de las administraciones nacionales.

La circunstancia de algún modo también sirvió para que el Ejecutivo pusiera esa temática en el radar, a partir de que se sucedieron reclamos populares y comenzaron las hasta entonces desconocidas instalaciones de asentamientos en la propia capital provincial.

Todo eso en un contexto en el que el mercado inmobiliario obtiene ganancias siderales, pero a la vez eleva hasta lo prohibitivo los precios de alquileres de las viviendas que serían accesibles para un ciudadano común: el impacto inflacionario también golpea esas relaciones y la ley que sancionó el Congreso tuvo trabas en su aplicación por el poderoso lobby de los sectores a quienes disgustó esa normativa.

Esa problemática parece lejos de ahuyentarse pero cierto es que han empezado a notarse algunas respuestas positivas como la diligencia con que se entregaros esos nuevos ProCreAr, al tiempo que la Provincia con respaldo nacional también empezó a inaugurar y tiene en marcha más casas sociales y algunos municipios como el de Lonquimay adoptan sus propias políticas locales para abrir el juego y encontrar soluciones.

En este rubro como en otros, la presencia estatal se demuestra una virtud en alivio de sectores sociales que necesitan de esa mano, del mismo modo que la estratégica ausencia que propició y concretó el sistema neoliberal multiplicó las angustias y pesares.

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