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EL DIARIO digital
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Nuevos estudios en nutrición indican que el consumo regular de yogur puede convertirse en un aliado para la prevención de enfermedades crónicas como la obesidad y la diabetes tipo 2. Este alimento, presente en la mesa de muchas familias, aporta proteínas de alta calidad, calcio y probióticos, y su inclusión en la dieta está asociada con una mejora en la densidad nutricional general.
Los especialistas señalan que, cuando se incorpora de forma habitual, el yogur contribuye a una alimentación más equilibrada, favorece el mantenimiento de una flora intestinal saludable y puede ayudar a regular los niveles de glucosa en sangre. Estos efectos se vuelven especialmente relevantes en un contexto en el que el exceso de azúcares y grasas saturadas en la dieta cotidiana incrementa el riesgo de enfermedades metabólicas.
Además, los datos muestran que las personas que incorporan yogur de manera frecuente tienden a desplazar otros alimentos ultraprocesados y, en consecuencia, reducen la ingesta de productos con alta densidad calórica. Esto favorece un mejor control del peso corporal y una disminución del riesgo de desarrollar resistencia a la insulina.
Los profesionales de la salud recomiendan elegir yogures naturales, sin azúcares agregados, y consumirlos en combinación con frutas, cereales integrales o frutos secos. Esta práctica se puede implementar en cualquier etapa de la vida, desde la infancia hasta la adultez mayor, como parte de un patrón alimentario saludable.
La incorporación del yogur no reemplaza la necesidad de una alimentación variada y equilibrada, pero puede funcionar como complemento para mejorar la calidad de la dieta. La evidencia científica refuerza la idea de que pequeños cambios en los hábitos alimentarios diarios generan beneficios significativos en la prevención de enfermedades crónicas no transmisibles.