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EL DIARIO digital
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Una de cal
Las palabras producción y trabajo no están desaparecidas del sistema político: aunque el gobierno nacional las mete bajo la alfombra de su mirada sesgada, recuperaron potencia en la cumbre que durante la semana que se fue se hizo en Bariloche con presencia del gobernador Sergio Ziliotto y una notable diversidad de varios de sus pares.
Esos jefes políticos territoriales, de distinto color político y de diferentes regiones de la Argentina, se encontraron en un espacio común para afirmar que el camino no pasa por la timba financiera ni por la especulación.
Ziliotto marcó presencia activa y puso sobre la mesa la necesidad de que esas líneas de crédito y garantías tengan rostro provincial, que lleguen a quienes producen en los pueblos, en las zonas rurales, en los distritos más alejados del mapa centralista.
Esa mirada que desde el primer día de gestión sostiene no Ziliotto sino La Pampa ahora "contagia" a otras provincias e identidades políticas, como en las últimas semanas también se pudo comprobar en el Congreso Nacional.
El encuentro fue más que simbólico: un gesto de que las provincias ninguneadas pueden construir un frente real si el gobierno nacional insiste en su avanzada contra el federalismo y los derechos elementales de los territorios.
Se escuchó, en un escenario con alta presencia internacional, la necesidad de que el Estado no abandone su rol de promotor industrial, facilitador de emprendimientos y sostén para quienes quieren instalar fábricas o ampliar la producción agrícola.
En estas mismas horas, el Estado pampeano presentó en sociedad el bienvenido programa "Impulsar Futuro", una iniciativa provincial de becas destinada a estudiantes de sexto año del secundario que quieran dar el salto hacia la universidad o los institutos superiores.
La beca prometida es de $300.000 mensuales, con requisitos para mantener el beneficio aprobación de materias, continuidad académica y el acompañamiento de la comunidad: la educación como política de Estado.
Ese tipo de decisiones tiene su lógica productiva: sostener trayectorias educativas también ayuda a retener talento. Es clave en La Pampa que haya jóvenes que no migren hacia los grandes centros.
En un contexto donde la mayoría de las políticas se dibujan desde Buenos Aires, la acción provincial no espera a las "salpicaduras" de las migajas nacionales.
La sostenida resistencia, la denuncia y la crítica de los abusos del poder nacional, necesitan como complemento programas y discursos que alienten la cultura del trabajo con intervenciones reales, presencia estatal eficiente, inversiones que no se queden en el papel.
y una de arena
Mientras las provincias buscan un destino vinculado a la generación de mano de obra y riqueza, el gobierno libertario no abandona su costumbre de la estafa: así llegó al poder político Javier Milei y abrazado a ese primer éxito practica a destajo la misma manía en distintos ámbitos y escenarios.
La Libertad Avanza llegó a la Casa Rosada a partir de un engaño: le prometió a la población que si se instalaba en el poder iba a ajustar exclusivamente a la casta, para combatir vicios y corrupción en favor de los más desposeídos.
Transcurridos casi dos años de esa promesa, está claro que las víctimas principales son trabajadores y trabajadoras, personas con discapacidad, jubilados y jubiladas, pequeñas y medianas empresas, cooperativas, productores rurales.
Los que la levantan con la pala, es decir la casta de las castas, son felices y comen perdices: el mejor ejemplo ocurrió en la semana que se fue, cuando el falso anuncio de retenciones cero para el campo se demostró un furibundo negociado de una decena de grandes exportadores que hicieron un pacto con Luis Caputo.
Reapareció una vieja trampa con fachada de liberalismo: lo que fue presentado como un regalo a los productores, resultó un negocio salvaje para las poderosas cerealeras.
El "beneficio" anunciado para "el campo" y "los productores" fue usufructuado por grandes empresas que registraron Declaraciones Juradas de Venta al Exterior (DJVE) sin tener la mercadería, una maniobra que les permite asegurar el derecho a exportar sin pagar retenciones.
El desenlace ya lo había anticipado en nuestra provincia la Federación Agraria Argentina, que en boca de Ulises Forte había anticipado ese sospechoso "manotazo de ahogado". Luego se sumó a esa lectura la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (CARBAP).
El beneficio financiero llegó al selecto grupo de empresas como Bunge, Cargill, LDC. Entre 1.500 y 2.000 millones de dólares quedaron en manos de estos grupos, mientras el Estado perdió esos recursos y los productores quedaron marginados.
No fue casualidad ni error de cálculo. La medida fue revocada de hecho cuando el cupo se alcanzó y las retenciones volvieron automáticamente, dejando al descubierto que el anuncio era un parche con sesgo manifiesto.
El episodio recuerda que muchas "libertades económicas" proclamadas terminan siendo trampas para los más vulnerables: se disfrazan de desgravaciones y son privilegios para los que ya tienen espalda financiera.
En cambio, como esta vez, pierden el productor chico, el trabajador rural y quienes cultivan la tierra con esfuerzo y sin respaldo financiero.
La estafa parece estar en el ADN libertario, mucho más allá de la cripto Libra o de las altas coimas de la Agencia de Discapacidad: el engaño y la manipulación forman parte de su razón de ser, incluso en forma de propaganda en redes "sociales" y otras plataformas.
Quizá sea un momento en el que queda en evidencia que "puedes engañar a todas las personas una parte del tiempo y a algunas personas todo el tiempo, pero no puedes engañar a todas las personas todo el tiempo", una cita falsamente puesta en boca de Abraham Lincoln, pero que de todos modos conserva potencia con el paso del tiempo.