Opinion

Una lucha inagotable

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Cada vez que se potencia la Memoria aparecen movimientos retrógrados y violentos para imponer el olvido.

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EL DIARIO digital

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Durante las últimas semanas han sido profusos y profundos los artículos que en estas mismas líneas o en otras secciones de El Diario de La Pampa expusieron actividades, ideas y revisiones en el marco de la Semana de la Memoria, contrastadas con otros episodios de negacionismo y exacerbación del odio y la violencia.

Como eco de esos días de movilizaciones emocionantes y cargadas de sentido, en los últimos días otros episodios refrescaron esa que parece ser una lucha inagotable, porque al mismo tiempo que hay sectores y personas que dan la disputa para conocer y divulgar la verdad histórica, hay bolsones de fascismo –muchas veces con representación pública o espacios mediáticos- que agitan el olvido, la impunidad y el resentimiento.

Así ocurren situaciones como la que tuvo lugar en Realicó, donde la obra de una artista para dejar una huella pública sobre lo que tuvieron que sufrir víctimas del Terrorismo de Estado que son oriundas de la región fue vandalizada, y además sin ningún ocultamiento, puesto que el fanático autor del hecho se hizo cargo en las redes sociales de lo que había realizado, como si fuera un acto que merece la jactancia.

La referencia del vecino iracundo a "los montoneros" es también la repetición de un relato que han propagandizado con generosidad los espacios de las corporaciones mediáticas que fueron cómplices de la dictadura y que encontraron incomodidad en el histórico proceso de Memoria, Verdad y Justicia que se disparó tras la derogación de las leyes de impunidad.

En las mismas horas en que una serie de afiches en la ciudad de Buenos Aires arremetían contra la figura de la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner (ahora vice), en Río Gallegos también se desplegaba el rencor contra una estatua de su figura: esas expresiones de "vecinos comunes" suelen ser la réplica concreta y material, exacerbada, de ciertos discursos que agitan personas que prefieren la denigración antes que la responsabilidad dirigencial o comunicacional.

La misma lógica se despliega, a veces con mayor virulencia, en las redes sociales o en los comentarios y líneas abiertas en que los medios de comunicación reciben mensajes y opiniones de sus audiencias.

A la vez que se desarrolla ese proceso reaccionario, también en coincidencia con una ola internacional que pretende la restauración de valores autoritarios y rabiosos, tiene lugar a veces de manera mucho más silenciosa la enseñanza de Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, que propician perseguir la justicia y no la venganza.

En nuestro territorio, los cuadernillos escolares que divulga el sindicato que agrupa a la mayoría de la docencia y la lucha de Raquel Barabaschi -como víctima, querellante e integrante del Movimiento de Derechos Humanos- son ejemplos concretos y a la mano del activismo saludable para que se conozca la verdad completa y para que las generaciones más jóvenes no pierdan de vista las peores cosas que pasaron en este país.

Justamente, para que Nunca Más.

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