Opinion

La potencia de la Verdad, contra la insistencia del olvido

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La Semana de la Memoria, la Verdad y la Justicia se llevó todas las miradas y energías: distintas perspectivas salen a la luz mientras bolsones de fascismo insisten en su negacionismo y en la teoría del "curro de los derechos humanos".

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EL DIARIO digital

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Una de cal…

La Semana de la Memoria por la Verdad y la Justicia, y en especial el 24 de Marzo que recordó el aniversario número 46 del último de los Golpes de Estado, constituyó una muy potente demostración de que permanece viva esa llama del Nunca Más.

Después de los años de pandemia que impidieron movilizaciones populares en la fecha, las calles y las plazas de todo el país se llenaron de militantes, dirigentes y banderas que refrescaron reclamos y demandas.

Esa potencia popular es la que regaron en la historia las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, y que encontró atinadas respuestas estatales en algunos períodos institucionales, fundamentalmente cuando en el regreso de la democracia Raúl Alfonsín abrió la puerta a al Juicio a las Juntas y cuando en el gobierno de Néstor Kirchner el Estado pidió perdón y desandó el camino de las leyes de impunidad.

La Memoria viva -como se ha reflejado en múltiples artículos durante esta semana- está en permanente movimiento, es un ejercicio, es "trama y andamio" según la definición que en el acto oficial provincial hizo la presidenta del Colegio de Psicólogos y Psicólogas, Sofía Reeves.

Esa entidad tuvo un preponderante papel en los últimos tiempos, al realizar el acompañamiento de las víctimas de delitos de lesa humanidad que tuvieron que afrontar los juicios, y por ende una revisión de hechos dolorosos y traumáticos.

Todo este proceso, con una mirada histórica panorámica, es relativamente corto y de ahí que cada año sigan surgiendo nuevos costados y perspectivas respecto de las connotaciones y significancias de la fecha y de los episodios ocurridos en dictadura.

Aunque parezca muchas veces que ya está casi todo dicho o constatado, siempre hay nuevas dimensiones abordables.

Fue muy visible en esta ocasión, por ejemplo, la divulgación de las víctimas del colectivo LGBTIQ+, un aspecto que estaba muy metido bajo la alfombra, o no tenido que cuenta, y que sin embargo esta vez salió a la luz con un vigor inédito.

La viceintendenta Paula Grotto sumó otra mirada en el acto oficial, al mencionar específicamente la "concepción patriarcal" que tuvo la dictadura, y al reivindicar que el origen de la resistencia provino justamente desde las mujeres (Madres y Abuelas).

El gobernador Sergio Ziliotto hizo este 24 de Marzo una intervención inédita hasta ahora, en la que sin dubitar y por primera vez tan claramente desde el Poder Ejecutivo marcó que la Policía provincial funcionó como brazo armado del Terrorismo de estado en La Pampa.

Durante largos años esa cuestión fue una suerte de tabú, que por más que quedara demostrada en múltiples testimonios y aun en fallos judiciales, no se podía plantear con todas las letras desde los niveles institucionales.

Bienvenido sea entonces ese planteo tan contundente, que además tiene como contracara la acción: la necesidad de erradicar definitivamente la Ley Orgánica Policial de la dictadura y sancionar una Ley de Seguridad Ciudadana de la democracia y con perspectiva de Derechos Humanos.

…y una de arena…

agone

Los caminos de la Memoria, movedizos, imparables, son también necesarios para contraponer al oscurantismo que nunca se da por vencido, a los bolsones de fascismo que se empeñan en mantener su vigencia y a las lecturas históricas que insisten en imponerse porque han tenido su tiempo de éxito.

Aunque suene paradójico, el negacionismo es uno de los motores de la Memoria, y no es una fenómeno que quede lejos en el tiempo, sino que está a la vuelta de la esquina de la historia: a contramano del sentir popular que resistió en las plazas la decisión judicial de beneficiar con el 2x1 a los genocidas, un gobierno intentó hace apenas un par de años hacer carne su idea de "el curro de los derechos humanos".

Esta misma semana en La Pampa un diputado provincial del radicalismo, Mauricio Agón, lució desfasado en el tiempo o totalmente fuera de registro al plantear públicamente que el gobernador intentaba enfrentar a la institución policial con la sociedad por el simple hecho de revisar la historia en términos estrictos.

Agón llegó a la Legislatura provincial en medio de acusaciones comprobadas, pero no tuvo vergüenza en adquirir un altísimo perfil, incluso diferenciándose de los correligionarios y correligionarias con quienes comparte el bloque y demostrado especial afán por la mediatización de sus planteos.

Caracterizado por el oportunismo, esta semana volvió a exhibir ese costado de su conducta política: salió por las suyas a negar que la Policía hubiera tenido algún comportamiento ilegal durante la dictadura, pese a las comprobadísimas intervenciones de su conducción y de su plana mayor, descriptas con lujo de detalles en los fallos judiciales.

Más curioso es que el negacionismo del legislador no haya encontrado alguna reacción de quienes son sus teóricos pares, quienes hasta ahora otorgaron con su silencio la posibilidad de creer que piensan parecido. Una diferenciación en ese sentido sería útil, cuando no imprescindible: más vale tarde que nunca.

El diputado tampoco es un personaje de ficción, y de hecho es posible que su mirada sobre lo ocurrido sea la que tienen otras personas y sectores políticos y sociales: de ahí la importancia de que cada año la Memoria ayude a refrescar ese oscuro pasado.

Esas retrancas de bolsones retrógrados de la comunidad complican la posibilidad de ir a fondo respecto del impacto de otros momentos históricos que también suelen ser un "tabú": en La Pampa ha quedado más bien bajo la alfombra el período anterior a la dictadura, cuya investigación ha avanzado de manera extraordinaria -literalmente- en otras jurisdicciones.

Nelson Nicoletti, víctima del terrorismo de Estado, planteó en el acto oficial la posibilidad de que el Estado provincial pida perdón por lo actuado en el ''''75, que es lo que también vienen demandando otras víctimas, querellantes y organismos de Derechos Humanos, porque aun durante la vigencia del gobierno democrático la Triple A empleó algunos mecanismos de la violencia institucional que después se hicieron habituales.

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