Opinion

Más Memoria, menos mito y el regreso de los fantasmas mendocinos

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En vísperas del recuerdo de 24 de marzo del ''76, un potente alegato cargado de connotaciones y reparaciones simbólicas. Portezuelo del Viento vuelve a la agenda del modo menos pensado.

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EL DIARIO digital

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Una de cal…

En la previa de la Semana de la Memoria, los días de La Pampa estuvieron marcados por algunas avanzadas institucionales que van de la mano con el proceso de Memoria, Verdad y Justicia que en esta provincia empezó tardíamente, allá por 2010, y que derriban cada vez un poco más aquel mito de que la provincia fue "una isla" durante la dictadura.

El alegato del Ministerio Público Fiscal en el marco del tercer juicio por los delitos de lesa humanidad cometidos en la llamada Subzona 14 tuvo potencia y significados especiales, también porque la Fiscalía intentó de algún modo dejar hechos los planteos que hubieran deseado hacer las querellas, que no tendrán su espacio para alegar.

Como una suerte de consuelo, hoy se hará en la propia Aula Magna de la Universidad Nacional de La Pampa una suerte de "juicio popular" en el que protagonistas directos de esa historia podrán exponer lo que formalmente el Poder Judicial impide.

De todos modos será el Tribunal quien defina esa situación, puesto que la propia Fiscalía también formalizó la solicitud de que al menos se permita a las víctimas y sus familiares pronunciar unas palabras antes de la conclusión del debate, sobre todo sabiendo que posiblemente este juicio sea el último.

También por esa circunstancia se trató de una exposición cargada de particularidades, en la que se hizo una extendida petición no solo a fin de que se configuren los delitos y se apliquen duras penas a los acusados, sino en la que también se abordaron cuestiones fundamentales y profundas que describieron padecimientos y ahondaron en los proyectos de vida frustrados.

Un costado esencial del alegato fue apuntar a la revisión de lo ocurrido no como un asunto del pasado, sino más bien como un hecho que tendrá incidencia en el futuro, y justamente por esa misma razón se insistió en la necesidad de señalizar lugares cargados de simbolismo, homenajear figuras que tuvieron comportamiento honroso, preservar archivos que cuiden el patrimonio e incitar en diversos ámbitos a la formación en Derechos Humanos haciendo Memoria.

Al repasar la historia de los últimos años, que permitió una verdadera revisión de lo ocurrido en dictadura, es inevitable señalar los avances notables, quizá no completos pero sí innegables, que se dieron en este tiempo: hasta no hace mucho reinaba en una destacada porción social la idea de que en La Pampa "no pasó nada", la sensación de que la dictadura no había tenido lugar y de que el jefe policial de la época (Luis Baraldini) había sido un buen señor que no causó grandes daños.

No se conocían las caras de los represores, no se ventilaban testimonios del dolor, no se visibilizaban las víctimas, no había noción pública de los delitos sexuales que quedaron expuestos en este tercer juicio, ni siquiera se debatía sobre otros alcances de ese proceso histórico (lo comunicacional, la pata civil, el rol de las empresas, la participación religiosa, el proyecto político y económico que se pretendió imponer).

El Ministerio Público puso notables energías, recursos e ideas en esa petición para que exista una reparación histórica por diversas vías y de distintas maneras.

Justamente en ese mismo sentido fue la decisión oficial conocida durante la semana que se fue: un decreto provincial reconoce a las 531 personas que fueron prescindidas durante la dictadura, aunque los alcances de ese desagravio son por ahora meramente simbólicos aunque hay víctimas que ya plantean formalmente la necesidad de una concreta compensación económica, como está vigente en otras provincias.

…y una de arena…

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El gobierno nacional sorprendió a propios y extraños cuando en la semana que se fue hizo lugar a un planteo de Mendoza que parece estar no solo desfasado desde el punto de vista político sino también respecto de los plazos formales: la provincia cuyana solicitó el laudo presidencial respecto de la obra de Portezuelo del Viento y ahora una discusión que parecía saldada vuelve a abrirse.

El presidente de la Nación Alberto Fernández tiene ahora varias semanas para resolver a quién darle la razón, y si bien es de esperar que defina de acuerdo a la racionalidad y a lo que peticionan la mayoría de las provincias de la cuenca del Río Colorado, la historia desaconseja dar por ganada la batalla o distraerse en esta circunstancia.

Mendoza ha hecho una tradición de su pelea por los recursos hídricos, aun en perjuicio de otras provincias (La Pampa especialmente) y cuando hubiera que incurrir en maniobras más parecidas a la trampa que al respeto por las leyes vigentes y la legitimidad institucional.

De hecho, mientras resiste con presiones de todo tipo su embate sobre el río Colorado, insiste en incumplir el fallo de la mismísima Corte Suprema de Justicia respecto del río Atuel, casi que haciendo gala del modo en que en estas lides ha naturalizado su propia impunidad.

La apertura del laudo constituye un llamado de atención porque de alguna manera hasta el momento el gobierno nacional había aparentado simpatías con la postura pampeana, que además no solo es de nuestra provincia, sino del resto de las que conforman el Comité Interjurisdiccional del Río Colorado (COIRCO).

En rigor, el planteo que se hizo en ese comité de cuenca es tan básico como elemental: la necesidad de que se haga un estudio de impacto ambiental actualizado y sin la parcialidad de los que forman parte del avance del emprendimiento.

No hay especialista que no alerte acerca de la distinta circunstancia en que se ideó Portezuelo y el actual momento: son realidades tan diferentes que -tal como se ha expuesto en estas líneas de manera reiterada- hacen evidente la inviabilidad de la obra desde muy distintos puntos de vista (ambiental, político, económico).

Sería absolutamente inesperado que el presidente termine cediendo a los aprietes mendocinos, pero a la vez durante este par de años se ha cuidado muy bien de dar definiciones contundentes, en un período en el que además demostró que parte de su estilo de gobernar es la duda metódica, o incluso las decisiones contradictorias según el tiempo y las circunstancias.

El solo hecho de que se haya habilitado el laudo ya generó en la dirigencia y la comunidad pampeana una reacción encontrada, y de algún modo revivió aquellos críticos días en que a la luz de decisiones no beneficiosas para La Pampa el exgobernador Carlos Verna llegó a comparar vulgarmente al actual presidente con su antecesor Mauricio Macri, bajo la acusación de que "nos cagó un compañero".

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