Opinion

Niñez: el Estado hace agua

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Derechos vulnerados, desidias, insensibilidades, deudas pendientes y desprotección de sectores vulnerables.

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EL DIARIO digital

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El diputado opositor Marcos Cuelle eligió una metáfora para describir las carencias y anomalías que caracterizan el modo en que se abordan en la provincia determinadas políticas vinculadas con la Niñez.

"El Estado Provincial hace agua", resumió tras el paso por la Legislatura provincial de Juan Pablo Meaca, a cargo de la Defensoría de la Niñez y la Adolescencia, un organismo cuyos alcances siempre fueron algo difusos, ya que le cabe la posibilidad de recomendaciones y planteos, pero no se hace cargo de acciones ejecutivas ante necesidades concretas o derechos vulnerados.

A esta altura de los hechos, y con varios episodios que han dado cuenta de las cuentas pendientes que tienen los distintos poderes con la Niñez, no hay sector político, ni siquiera organismo estatal, que no admita esas deudas, especialmente con los espacios que además ven potenciada su desprotección porque forman parte de sectores vulnerables.

Casi en paralelo con esas declaraciones del legislador del radicalismo, el área de Niñez decidió la prórroga de una medida que la propia oficina aclaró inicialmente como "excepcional" -pero que sin embargo replica como si no lo fuera- en la que se aparta de su hijo a una madre con una discapacidad auditiva.

El Diario le ha dado visibilidad al caso, y gracias a su difusión ante la opinión pública la mujer pudo al menos tomar contacto (aunque una sola vez) con su hijo de 6 años, de quien fue apartada en el mes de febrero, pese a que todos los organismos intervinientes tienen comprobado que ella no ejerció ningún tipo de violencia en perjuicio del niño.

Una vez que trascendió la medida, el director Rodrigo Lofvall prometió trabajar por la "revinculación", aunque bueno es aclarar que esa tendencia es obligada por la ley y no constituye favor alguno por parte de las autoridades.

Sin embargo, a la luz de lo que ha ocurrido en estos meses, los esfuerzos de funcionarias y funcionarios para restablecer ese vínculo de afecto, que es necesidad tanto de la madre como del niño, no parecen tener más energías ni más convicción que las determinaciones burocráticas.

Eso pese a que intervinieron numerosos organismos de distintos poderes, incluyendo a la Defensoría de Niñez, que no se sabe que en este tema puntual haya fijado alguna posición distinta a la del Ejecutivo para advertir sobre las posibles consecuencias negativas de la medida que se está prorrogando.

La mujer que afronta la situación, víctima de violencia y de este proceder estatal que la discrimina, es hipoacúsica, tiene muy serias dificultades en el habla y otras patologías (es diabética y celíaca). Vive en una humilde casa de Zona Norte y tuvo que acudir a organizaciones no gubernamentales para que las autoridades involucradas en el proceso puedan comprender los planteos de la mujer, que en todo este tiempo hizo esfuerzos para hacerse entender pero no encontró eco suficiente entre los funcionarios y funcionarias intervinientes.

La situación es apenas un ejemplo, pero de acuerdo a lo que dicen conocedores de esos ámbitos, lejos está de ser una excepción, sino que algunas desidias e insensibilidades más bien son parte de la regla que confirma que en el área de Niñez el Estado hace agua más veces de lo que sería deseable.

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