Ciencia

Equipo UBA desarrolló herramienta con IA para predecir la respuesta a tratamientos contra el cáncer

Investigadores de la Universidad de Buenos Aires (UBA) crearon un sistema de Inteligencia Artificial que analiza moléculas tumorales para predecir la efectividad de la quimioterapia, buscando orientar tratamientos, evitar efectos adversos innecesarios y reemplazar la práctica empírica actual.

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EL DIARIO digital

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Un equipo de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la Universidad de Buenos Aires (UBA) está desarrollando una herramienta basada en Inteligencia Artificial (IA) para PREDECIR LA RESPUESTA INDIVIDUAL a la quimioterapia. El objetivo es fundamental: orientar la elección del tratamiento más adecuado, evitando que los pacientes atraviesen exposiciones con efectos adversos sin obtener beneficio clínico.

Aunque el proyecto aún está en FASE PRECLÍNICA, ya fue distinguido con el Premio CRIION-Frank de Investigación en Biomedicina.

Funcionamiento y ventaja de la IA

El bioquímico e investigador de la UBA y CONICET, Matías Pibuel, explicó el funcionamiento de la herramienta:

"Recibimos la muestra del paciente, la procesamos mediante un equipo que nos indica qué moléculas se expresan en el tumor. Luego, mediante IA, correlacionamos la expresión de esas moléculas con la posibilidad de que el paciente responda o no a la quimioterapia."

Lo innovador de esta propuesta radica en que actualmente NO EXISTEN TÉCNICAS que permitan predecir la respuesta a la terapia; todo se hace de manera empírica. Hoy se administra la droga y se espera la evolución, sabiendo recién después de tres o cuatro sesiones si el tratamiento funcionó.

Aplicación y proyección

La metodología ya comenzó a aplicarse en muestras de pacientes del Hospital Garrahan. El equipo está trabajando principalmente con:

Tumores del Sistema Nervioso Central (en adultos y pacientes pediátricos).

Leucemia Mieloide Crónica.

Ensayos en páncreas.

Los profesionales consideran que la metodología es totalmente extrapolable a otros tipos de tumores. El impacto para los pacientes es doble: por un lado, evita los efectos adversos innecesarios, y por otro, permite orientar la elección hacia una terapia que sí pueda ofrecer un beneficio clínico, mejorando la calidad y esperanza de vida.

El equipo estima que en los próximos dos años podría lograrse una validación de la técnica a nivel clínico, y que su aplicación hospitalaria podría concretarse en un plazo de entre CINCO Y DIEZ AÑOS.

El proyecto es llevado adelante por Matías Pibuel, Silvina Lompardia (UBA-CONICET) y Martín Ledesma (bioinformático del Hospital El Cruce), con participación de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la UBA y varios hospitales.

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