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Limpieza del tanque de una pulverizadora

Por Mariano Fava (*)

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EL DIARIO digital

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Las pulverizaciones de potreros con agro defensivos es parte fundamental de la agricultura moderna, ya sea para el control de malezas, insectos u hongos. Con el surgimiento de malezas resistentes o tolerantes a glifosato, los caldos de aplicación para la erradicación de malas hierbas se han ido complejizando.

Hoy en día es común la mezcla de 2 o 3 herbicidas. Si bien en general estas mezclas se emplea para la realización de barbechos químicos con el glifosato como base de caldo, acompañado de algún herbicida hormonal, más algún residual (PPO, triazinas, etc); también de a poco se van generalizando para aplicaciones de post emergencia de algunos cultivos, fundamentalmente soja y maíz.

Cuando se finaliza la aplicación en un potrero, debemos hacer una limpieza profunda del tanque de la pulverizadora antes de continuar con los trabajos sobre otro lote. Son bien conocidos los casos en que habiendo empleado por ejemplo "DICAMBA" en un tratamiento, teniendo luego que hacer una aplicación sobre algún cultivo sensible a este producto, por ejemplo, girasol; por una mala o nula limpieza de tanque, se afecta el cultivo de girasol de manera permanente, obligando a la resiembra del lote, si el tiempo lo permite, con el consiguiente perjuicio al productor.

Incluso existen reportes donde a pesar de haber limpiado el tanque de la pulverizadora, se generan daños en las primeras vueltas del trabajo subsiguiente, y la explicación radica en que no limpiaron los conductos del botalón y los filtros de línea. De la misma manera ocurre cuando se ha empleado algún hormonal por ejemplo en el cultivo de maíz, y se debe continuar con tratamientos de algún herbicida post emergente en soja. Si no se hace un correcto lavado de tanque se originará el conocido fenómeno de "cuero de sapo" sobre la soja, por la toxicidad del residuo de herbicida en tanque.

Así podemos seguir con infinidades de ejemplos. Para que esto no ocurra, es indispensable como dijimos una limpieza eficiente del equipo, que no es lo mismo que un "enjuague". Antes de entrar en los detalles de cómo se limpia un equipo pulverizador, debemos dejar en claro que la enjuagada debería hacerse siempre, luego de terminar un trabajo y antes de guardar el equipo; aunque deba seguir trabajando con los mismos productos.

El caldo resultante de la limpieza debe ser asperjado sobre el potrero tratado con ese mismo caldo y nunca descartado en un lugar con equipo detenido, donde puede alcanzar concentraciones peligrosas drenando a napa. Así mismo el pulverizador no "debe dormir" nunca seco, es decir que es conveniente dejar algo de agua en el depósito, para evitar que se formen incrustaciones sólidas.

Los tanques lisos son más fáciles de limpiar que los rugosos. Los recodos y/o esquinas pueden generar acumulación de residuos sólidos. Normalmente cuando se hace la aplicación de algún fertilizante tipo UAN, si hay incrustaciones solidas preexistentes, estas se sueles disolver en la solución por el aumento de pH, generando entonces los problemas de fitotoxicidad en el cultivo fertilizado.

Para limpiar un tanque se deben emplear un producto tipo detergente ácido que pueda remover los restos de producto, sobre todos los formulados en base oleosa. Luego de ello se debe hacer un segundo lavado con algún detergente catiónico o de lo contrario algún producto que eleve el pH como por ejemplo amonio cuaternario para eliminar residuos sólidos solubles en un medio levemente alcalino.

Finalmente, en caso de que hayamos usado productos peligrosos como dicamba, atrazina o 2 4 D en alguna gramínea y debamos pasar a aplicar algún cultivo de hoja ancha como girasol o soja que son muy sensibles a estos productos mencionados, es necesario además una limpieza final o enjuague con agua.

Como vemos debemos hacer un triple lavado, uno con detergente aniónico, otro con algún elevador de pH o detergente catiónico y finalmente un enjuague con agua. Solo de esta manera nos aseguramos que no vamos a afectar al cultivo. Es preciso reiterar que siempre y sin excepción, los caldos de lavado deben ser pulverizados sobre un sector del campo que no genere daño, y nunca en ningún caso se debe descartar sacando el tampón del tanque de la maquinaria, generando charcos de efluentes peligrosos.

Para finalizar diremos que es imprescindible el lavado del tanque del equipo pulverizador por dos razones fundamentales. Para la durabilidad y buena conservación del equipo, y la más importante, para evitar dañar los cultivos tratados con algún residuo de herbicida para los cuales la especie resulta sensible. Como siempre decimos, estos temas exceden el objetivo y el espacio disponible en una columna periodística, por lo tanto recomendamos la consulta al ingeniero agrónomo para seguir ahondando en el tema. Con esta publicación buscamos generar conciencia y delinear los principales pasos a seguir en un tema tan importante como el que hoy nos ocupa.

(*) Ingeniero Agrónomo -(MP: 607 CIALP) Posgrado en Agronegocios y Alimentos- @MARIANOFAVALP

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