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Establecimiento y manejo del pasto llorón durante el primer año

Por Mariano Fava (*)

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EL DIARIO digital

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El pasto llorón (Eragrostis curvula) es una gramínea perenne originaria de Sudáfrica, adaptada a climas semiáridos, y ampliamente utilizada en Argentina para el manejo de suelos frágiles y sistemas ganaderos. En la provincia de La Pampa, su siembra primaveral es una opción popular debido a su tolerancia a la sequía, capacidad de rebrote y la calidad aceptable de forraje que aporta para la producción de carne en sistemas de cría e invernada.

En la columna de hoy detallaremos aspectos técnicos y recomendaciones para la siembra primaveral de esta especie, desde la selección de variedades hasta su manejo durante el primer año, así como las ventajas de su inclusión en sistemas ganaderos.

Existen diferentes variedades de pasto llorón que se adaptan bien a las condiciones de La Pampa. Las mismas se distinguen principalmente en la altura, el porte, la capacidad de cobertura y la producción de forraje.

Algunas de las variedades más utilizadas son:

-Tanganyika INTA: De crecimiento rápido, muy utilizada en suelos arenosos. Alta capacidad de rebrote y tolerancia a sequía.

-Don Pablo INTA: Variedad mejorada, con una producción de forraje superior. Adecuada para suelos de baja fertilidad.

-Lancer: Porte bajo a intermedio, con alta producción de biomasa y buena resistencia a pastoreo continuo.

-Ermelo: Variedad de porte alto y crecimiento vigoroso, recomendada para suelos más fértiles y mejor respuesta a la fertilización.

Cada variedad puede seleccionarse según el objetivo productivo y las características del suelo donde se siembre.

La siembra de pasto llorón en La Pampa se realiza principalmente durante la primavera, cuando las temperaturas empiezan a superar los 15-20°C y el riesgo de heladas tardías disminuye. Es fundamental que el suelo tenga una temperatura mínima de 18°C para asegurar una buena germinación y un rápido establecimiento de las plántulas. Una adecuada preparación del suelo es clave para asegurar el éxito del establecimiento. 

Posee semillas muy pequeñas, por lo que es importante manejar correctamente la densidad de siembra y el método. Para ambientes muy restrictivos se recomienda 1 kilo por hectárea, pero a medida que el ambiente soporta más individuos por hectárea la densidad de siembra se incrementa fuertemente, incluso hasta 4 o 5 kilos por hectárea de semilla de buen valor cultural. 

La siembra al voleo es común, incluso últimamente se ha popularizado el empleo de drones, pero es preferible utilizar sembradoras específicas para semillas pequeñas que permiten una distribución más uniforme. La profundidad de siembra no debe superar los 0.5 cm para evitar que las semillas queden enterradas demasiado profundo.

El control de malezas es esencial para garantizar un buen establecimiento del pasto llorón, especialmente durante el primer año. Para ello se recomienda la consulta a un ingeniero agrónomo de modo de emplear los herbicidas pre- y post emergentes más adecuados, ya sean residuales o de contacto, ajustando las dosis y los tiempos de aplicación según las condiciones del lote.

El manejo adecuado durante el primer año es crucial para asegurar el buen establecimiento del pasto llorón. No se recomienda iniciar la herbívoría hasta que la planta haya alcanzado una altura de 30-40 cm y esté bien enraizado, lo que puede suceder entre 3 y 5 meses después de la siembra. Se sugiere un primer pastoreo o corte de forma liviana para estimular el rebrote.

Aunque tiene baja demanda nutricional, la fertilización con fósforo al momento de la siembra puede mejorar el desarrollo radicular y la velocidad de establecimiento. En suelos muy pobres, es recomendable una dosis de nitrógeno después del primer corte. Durante el primer año, es fundamental continuar con el control de malezas para evitar que estas compitan con el pasto llorón, especialmente en sistemas con siembra directa.

Tiene múltiples beneficios para los sistemas ganaderos de cría e invernada en la región de La Pampa. Se adapta bien a suelos de baja fertilidad y arenosos, típicos de muchas áreas de La Pampa. Su sistema radicular profundo lo hace resistente a la sequía, lo que permite mantener una producción constante de forraje incluso en condiciones de baja precipitación.

Es una especie altamente perenne y, con un manejo adecuado, puede producir forraje de manera sostenida durante varios años. Su capacidad de rebrote lo convierte en una excelente opción para pastoreo rotativo y manejo intensivo de forrajes. Gracias a su extenso sistema radicular, el pasto llorón ayuda a mejorar la estructura del suelo, reduciendo la erosión y favoreciendo la infiltración de agua. Esto es especialmente valioso en suelos frágiles y arenosos.

El pasto llorón puede ser utilizado tanto en sistemas de cría como de invernada. En sistemas de cría, proporciona forraje durante épocas críticas como el invierno, y en sistemas de invernada permite mantener los animales en buen estado durante el verano, cuando otros forrajes pueden ser escasos. Si se lo complementa con una suplementación estratégica su performance productiva aumenta de manera exponencial, sobre todo durante las etapas de su desarrollo donde cae la digestibilidad de la materia seca.

Además de su uso como pastura, el pasto llorón también puede ser cortado para henificación, lo que permite almacenar forraje para épocas de baja producción, o ser utilizado como recurso suplementario en la dieta de los animales para periodos de emergencia en zonas donde no existe la posibilidad de henificar otra especia.

En conclusión, el pasto llorón es una opción altamente viable para los productores ganaderos en La Pampa debido a su adaptación a condiciones semiáridas, su capacidad de producción de forraje y su resistencia a la sequía. Con un manejo adecuado desde la siembra hasta el primer año de establecimiento, y un uso eficiente de herbicidas y prácticas de manejo, el pasto llorón puede contribuir significativamente a la sustentabilidad de los sistemas ganaderos de cría e invernada, mejorando la oferta de forraje durante todo el año y la estabilidad productiva en suelos marginales.

(*) Ingeniero Agrónomo  (MP: 607 CIALP) - Posgrado en Agronegocios y Alimentos- @MARIANOFAVALP

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