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Consejos para una cosecha eficiente de maíz

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EL DIARIO digital

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En pocas semanas más la provincia de La Pampa iniciará la cosecha de maíz, es por ello que en la columna de hoy vamos a insistir en algunas recomendaciones básicas, indispensables para tener una alta eficiencia de trilla.  

Las pérdidas de cosecha además de ser un perjuicio económico representan semillas de una especie que en el siguiente cultivo de la rotación se transformarán en maleza problema, elevando los costos de tratamiento y complejiza los caldos de aplicación. Como ejemplo podemos mencionar la necesidad de aplicar un graminicida para eliminar los individuos de maíz que nacen "guachos" dentro un potrero de soja.

Antes de empezar a cuantificar las pérdidas de cosecha propiamente dichas se deben medir las pérdidas de precosecha, representadas estas por todas las espigas que no van a poder ser "levantadas" del campo por el cabezal maicero luego del paso de la cosechadora, ya sea por vuelco de la planta o espigas desprendidas de la misma.

Como ya mencionamos anteriormente en esta misma columna al referirnos a estos temas, antiguamente se hablaba de porcentaje de tolerancia de pérdidas de cosecha. Con esa filosofía a medida que más rendía el cultivo, el empresario toleraba mayor pérdida de kilos por hectárea de grano. Con el avance da la tecnología y la mejora en las maquinarias este concepto ha cambiado, y hoy tenemos valores máximos tolerados de perdida por hectárea en los diferentes cultivos, independientemente del rendimiento que estén arrojando. 

En el caso que nos ocupa, el maíz, la perdida máxima tolerada, sea cual fuere su producción es de 150 kilos por hectárea, los cuales se dividen en no más de 90 kilos por hectárea de pérdida por cabezal y el resto por la "cola de la cosechadora". En este caso 33 granos de maíz por metro cuadrado representan unos 100 kilos de pérdida por hectárea. Arriba de estos valores mencionados debemos actuar modificando alguno de los componentes de la labor de trilla para permanecer dentro de la tolerancia, no perdiendo dinero injustificadamente, ya que los granos que no recogemos de un potrero, ya sea por inoperancia o desidia, pueden representar hasta un 20 % del margen de ganancia.

Como regla general y casi instintivamente cuando el productor detecta perdida de cosecha en un lote lo primero que piensa es que el conductor de la cosechadora va a alta velocidad, y la verdad es que la mayoría de las veces tiene razón. Vale aclarar que éste cultivo en particular en su modalidad "de segunda", genera más perdida de difícil control producto de un mayor porcentaje de individuos volcados. De las pérdidas en cabezal, el 60 % de las mismas corresponde a desgrane de espigas por deficiente regulación de rolos espigadores y altura de maicero. 

He aquí una vez más la importancia de la velocidad de avance de la cosechadora respecto de la velocidad de los rolos espigadores del cabezal; pues si la velocidad de avance es mayor el cabezal no termina de bajar la planta y al ingresar mas material al sistema no se trilla bien y hay pérdida por "cola". En caso de que la cosechadora vaya muy lenta respecto del maicero el espigado se hace muy adelante (1/5 del recorrido del rolo) y las espigas saltan afuera de las cadenas conductoras.

Otro problema pude devenir de una siembra poco prolija. Cuando las líneas de siembra no son rectas, las ondulaciones ocasionan que la punta del maicero toque la planta antes de que entre a los rolos espigadoras, agitándola y haciendo caer la espiga completa al suelo antes de ser recogida, esto eleva fuertemente la perdida por cabezal y es de difícil solución.

Para muestrear un lote hay que seguir un protocolo al respecto, pero como es muy largo y engorroso de detallar recomendamos la consulta a un ingeniero agrónomo que es la persona idónea para detectar el problema. Luego trabajando en conjunto con el contratista o chofer de la cosechadora encontrarán la manera de estar dentro de los limites de tolerancia, modificando un factor de la cosechadora a la vez, según el problema que tengamos.

En caso de que se decida embolsar el maíz resultante de la trilla, se deberá contemplar que este grano posee una gran cantidad de almidón fácilmente fermentecible, por ende resulta complejo de almacenar por largo tiempo en bolsones sin que algo malo le ocurra, a menos que lo hagamos con una humedad de semilla del 12 % °H (o menos). 

Esto no quiere decir bajo ningún aspecto que no se puede almacenar maíz con mayor contenido de humedad, de hecho si se puede hacer, pero debemos ser conscientes de los riesgos a los que nos exponemos.

La ventaja que tiene el maíz es que cuando se cosecha y almacena transcurre un tiempo frio. La humedad y la temperatura son los dos aceleradores del deterioro del grano almacenado en atmosfera confinada (silo bolsa). Por lo tanto, a mayor humedad de grano, mayor riesgo de deterioro y menor tiempo de almacenaje seguro. Del mismo modo a mayor temperatura, mayor riesgo de deterioro y menor tiempo de almacenaje seguro.

El grano de maíz es plausible de ser cosechado y almacenado en silo bolsa con una humedad de 16 a 17 % sin que nada grave le ocurra el grano, al menos hasta que la temperatura comience a elevarse con la llegada de la primavera. Incluso puede almacenarse por breve tiempo con mayor humedad que la antes expresada, pero vale aclarar que al extraerse del bolsón tendrá la misma humedad con la cual se colocó. Por lo tanto, si entró con una humedad por encima de la de recibo y se lo destina a la industria o a la exportación, muy probablemente existan desde restricciones de recibo, hasta costos de secado y merma por humedad. 

Mariano Fava- Ingeniero Agrónomo 

(MP: 607 CIALP)

Posgrado en Agronegocios y Alimentos

@MARIANOFAVALP

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