Opinion

El gobierno provincial y los gremios estatales rubricaron un acuerdo luego de una trabajosa negociación que demostró madurez, empatía y respeto por el rol estatal; la Revisión Técnica Obligatoria está empantanada y se le vuelve un problema serio a la gestión local, porque luce inoportuna y poco transparente.
La puesta en escena del "Pacto de Mayo" encontró a La Pampa en el mismo lugar en el que está desde el inicio de la gestión; en la capital provincial los conflictos se suceden y se intensifican, porque además de la parte de razón que asiste a cada parte hay cuestiones de forma que incentivan enfrentamientos.
La movida de sectores ultras y marginales para conformar una extendida alianza antiperonista murió antes de nacer y encontró reacciones maduras del sistema político; en la comuna se suceden los reclamos laborales y las quejas por desatenciones o maltratos de las autoridades políticas. 
Ziliotto y Kicillof describieron, en tándem y desde la resistencia, cuál es el plan del gobierno nacional, al mando del topo que ama aniquilar el Estado desde adentro; otras fuerzas políticas navegan en la indefinición, o fingen demencia, y no está claro qué camiseta se ponen (o sí) mientras disimulan el ataque contra la provincia, en alianza con las patronales agropecuarias y la corporación judicial.
La semana que queda atrás dejó algunos temas que en el corto plazo tendrán repercusiones. La tregua con los estatales no será por mucho tiempo y la conjunción entre lo público y lo privado no siempre funciona en piloto automático.
La semana que pasó no será una más, por la innumerable sucesión de acontecimientos. El Estado pampeano dio una muestra más de que su apuesta es por la inclusión y la extensión de derechos. El Estado nacional no claudica en su arremetida contra los sectores más desprotegidos de la sociedad.
Por José Francisco Minetto (*) 
El Concejo Deliberante votó el "compre cooperativo", pero con el exclusivo voto del oficialismo, ya que el radicalismo se plegó al PRO y a Comunidad Organizada, y sobre todo a la onda libertaria que manda a oponerse a todo avance popular y colectivo; mientras se agitan las aguas sindicales, en el Congreso Nacional hubo otra demostración de esa ferocidad, esta vez contra los jubilados, aunque en ese caso la UCR no cayó en la trampa.

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