Campo

Escasez de cosechadoras para la recolección de soja

Por Mariano Fava (*)

Escuchá esta nota

EL DIARIO digital

minutos

La región central del país está en plena cosecha de soja, el momento coincidió con un pulso húmedo con precipitaciones tipo "temporal", que generó varios días consecutivos de lluvias y lloviznas en las que obviamente los productores se vieron impedidos de recolectar su grano. A su vez, como los registros pluviométricos fueron importantes, se requerirá de un par de días soleados y secos luego de que termine de llover, para darle tiempo al terreno a que drene, tornándose de este modo transitable para los implementos agrícolas.

Esta deseable coyuntura de lluvias abundantes tiene como desventaja un lento avance de las labores de recolección de la soja. La cantidad de lotes maduros por levantar se acumulan, agudizándose un problema que ya viene de algunos años y que es la falta de máquinas cosechadoras en cantidad y calidad, generándose un cuello de botella que pone en estrés al sistema agrícola en general y al pequeño productor en particular, pues siempre queda a lo último por ser el que menos superficie le ofrece al contratista.

La falta de este tipo de equipamientos responde a dos cuestiones bien disimiles. Por un lado, está la parte económica, ya que en estos equipos hablamos de inversiones millonarias. Una cosechadora tiene un valor elevado de adquisición (en torno a los quinientos mil dólares o más), lo cual es una verdadera barrera de entrada al negocio. Sin embargo, este no es el principal escollo, ya que muchos productores aún a pesar del esfuerzo financiero avanzarían con la compra de estos equipamientos si contasen en el mercado con los recursos humanos necesarios para hacer andar los mismo. Es que lo que más escasea en el sector agropecuario es la mano de obra capacitada y con vocación.

Aunque parezca paradójico, conviven en un mismo entorno la necesidad de una oportunidad laboral de calidad, con la falta de mano de obra calificada para obtenerla. Ningún empresario en su sano juicio le facilitará a un operario con poco conocimiento en la materia un implemento de semejante valor. Es realmente una lástima que esto ocurra, porque mucho dinero que podría quedar en La Pampa termina permeando a otras provincias de la mano de los contratistas foráneos eventuales que gracias a Dios todos los años llegan desde el norte acompañando la madurez de los diferentes cultivos. 

Un operario de un equipo de cosecha moderno trabaja unos cien a ciento cuarenta días al año en promedio para recolectar unas cuatro mil has hectáreas de diferentes especies. A modo de ejemplo diríamos que le insume la cosecha de cereales de invierno unos diez a quince días, la de girasol unos veinte a treinta días, la de soja unos treinta a cuarenta días, la de maíz entre treinta a sesenta días y otros granos menores unos diez a veinte días. 

Las máquinas modernas son capaces de recolectar en promedio unas cuarenta hectáreas de cereales y oleaginosas por día con condiciones climáticas óptimas. También hay que contemplar plazos de tiempo que insumen las demoras logísticas, reparaciones, mantenimiento y jornadas en las que el clima impide trabajar. 

Si bien operar maquinaria agrícola es una ocupación sacrificada, tiene unos índices salariales muy altos en comparación con el resto de la economía, incluso deja tiempo para realizar otro tipo de labores fuera de los momentos de zafra. Este tipo de oficios generalmente se aprende trabajando. Es una ocupación que viene de "herencia familiar" o cuando se tiene la paciencia de hacer banco en una empresa en la cual el operario hace tareas de menor importancia mientras "hace escuela", en otras palabras, le pagan para que se forme mientras colabora en lo que puede. 

Sería una muy buena política que hubiese escuelas de arte y oficios que formaran mano de obra en este tipo de empleos, que son bien pagos, pero que exige un cúmulo de conocimiento básico de mecánica, tecnología informática y principios agronómicos de trilla.

Para finalizar, es importante mencionar que los inconvenientes que devienen de una demora en la cosecha pueden ser varios, dependiendo de como evolucione el clima. Como regla general a medida que más tiempo transcurre un cultivo al aire libre tiene más probabilidades de que algo malo le ocurra. En un negocio a cielo abierto, la mercadería, es este caso la soja, está expuesta a vientos, incendios, granizo, inundaciones o adversidades un poco menos drásticas como puede ser pérdida de calidad y/o desgrane, lo que genera quebrantos a la empresa.

(*) Ingeniero Agrónomo  (MP: 607 CIALP) -Posgrado en Agronegocios y Alimentos- @MARIANOFAVALP

También te puede interesar...