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Falta de lluvias y contexto complejo para trigo

Por Mariano Fava (*)

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EL DIARIO digital

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En aproximadamente un mes se dará inicio a la siempre de cereales de invierno destino grano, y la demora que viene aconteciendo en las lluvias de otoño preocupan a todo el sector. En efecto luego del fracaso de dos cosechas consecutivas, tener que iniciar las labores de implantación de lo que será una tercera, sin contar con las condiciones agronómicas adecuadas, eleva el riesgo y la incertidumbre a tal punto que, de no revertirse esta falta de humedad, terminará impactando en un ajuste a la baja del área a sembrar, en tándem con una menor incorporación de tecnología, lo que redundará en una menor perspectiva de producción de grano.

El margen bruto de trigo no es atractivo para el productor a la hora de asignar recursos a las distintas opciones productivas, con el agravante que a medida que más tecnología aplica, más empeora la rentabilidad del negocio al ritmo que aumenta el riesgo empresario por el retorno de esa inversión, aún sin considerar los costos de una eventual financiación, la cual es escasa y cara.

Con estos números es de esperar que los grandes grupos de siembra que trabajan sobre campos arrendados pagando por servicios de contratistas, bajen fuertemente el área de siembra de trigo, quedando el negocio solo en manos de productores con campo propio, o una mezcla entre propio y alquilado, y que hagan la mayor parte de las tareas ellos mismos, implementado una fuerte baja en el paquete de insumos aplicados.

Para los productores mas ordenados financieramente que aún cuentan con grano en su poder, pensar en deshacerse del mismo para implantar un cultivo, que en este contexto de estrés hídrico solo aspira a recolectar esa misma cantidad de grano, no tiene sentido ni incentivo para hacerlo. Con lo cual el tablero de comando para la toma de decisiones está mas complejo que nunca, reinando el desconcierto y la incertidumbre, mientras el tiempo transcurre rápido.

Las estrategias parecerías ser ir por el lado del bajo costo y el asociativismo, pero son estrategias más fáciles de decir que de llevar adelante. Dicho esto, y como casi siempre ocurre en el sector agrícola, lo que pase con el área de siembra de trigo y cebada en la próxima zafra quedará fuertemente condicionada a lo que ocurra con las precipitaciones otoño invernales. Si las misma son abundantes seguramente impulsara una suba en el área, pero si continúan los escases de humedad, al menos en La Pampa, experimentaremos una baja del área destinada a cosecha fina.

El sector ganadero enfocado en la invernada está en una coyuntura similar. Con verdeos de inviernos regulares y el costo del maíz por las nubes, comparado al precio del kilo vivo de animal gordo, complica la terminación y engrasamiento de estos. Cuando comiencen las heladas, los campos se "van a achicar" en cuanto a su oferta forrajera, y las alternativas con la que contará es productor ganadero van a ser escasas.

En resumen, estamos entrando en una etapa donde la producción agrícola ganadera va a priorizar el control de gastos y la supervivencia, por sobre la producción y la eficiencia. El único factor alcista, es decir que puede alentar la producción, es un clima favorable que facilite las tareas, cuestión que no se viene registrando durante las últimas zafras.

Como conclusión estamos entrando a "cuarteles de invierno", es clave disminuir costos, posponer inversiones, cerrar la canilla del gasto al máximo posible, tratando de subir al máximo las probabilidades de éxito en cada apuesta productiva que emprendamos, Es decir, que cada lote que sembremos tenga todas las variables agronómicas a su favor, como para disponer de una alta probabilidad de llegar a buen puerto. Para ello hace falta contar con buena humedad en el perfil de suelo, un análisis de suelo que arroje niveles de nutrientes que permitan aspirar a rindes razonables aún con fertilizaciones mínimas o inexistentes, y una estrategia posterior de comercialización que permita aguardar hasta encontrar la mejor oportunidad para ponerle precio a ese grano.

En cuanto a lo financiero, a diferencia de lo que mencionan la mayoría de los consultores especializados en la materia, no parece ser un buen momento para tomar compromisos de deuda por tentadora que parezca la tasa, ya que darle anabólicos a la cadena productiva de la empresa en un contexto de sequía, falta de algunos insumos claves, gran incertidumbre cambiaria y de precios, puede llegar a significar "cavarse la propia tumba".

(*) Ingeniero Agrónomo  (MP: 607 CIALP) -Posgrado en Agronegocios y Alimentos- @MARIANOFAVALP

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