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Conservación de forraje: "Henos o rollos"

Por Mariano Fava (*)

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EL DIARIO digital

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Durante la primavera normalmente se produce un exceso de oferta de forraje por parte de las pasturas perenes respecto de la carga animal promedio anual de un establecimiento ganadero. Como este año las lluvias se demoran, tal plus de producción forrajera se espera para inicios del verano. Resulta necesario transferir estos excedentes a períodos donde se generan "baches" o falta de forraje, como puede ser durante la estación invernal, a los efectos de mantener una carga animal constante a lo largo del tiempo, lo suficientemente elevada como para poder aprovechar los meses de mayor producción de forraje. 

Para ello resulta fundamental emplear la tecnología de las reservas forrajeras. Cualquier sistema de conservación de forrajes (heno, henolaje o silaje), permite intensificar la ganadería, maximizando la productividad por animal y por ha de campo asignada.

Una de las técnicas de conservación de pasto más antiguas es la henificación o rollos de forraje deshidratado. Consiste en la rápida evaporación de la humedad de la planta luego del corte de esta en hilera o andana, para llegar a un 20 % de humedad, momento donde se inicia la confección de la reserva (rollo), que luego se estabiliza en torno al 15 % de humedad.

Obviamente la calidad resultante de la reserva nunca va a ser mayor que el forraje inicial, por lo cual es importante partir de un pasto de alta calidad, con mucha presencia de hoja y poca infección de malas hierbas, las cuales agregan humedad a la andana y afectan la palatabilidad de heno. 

Producir un rollo de buena o de mala calidad cuesta lo mismo, por lo tanto resulta mucha mejor inversión la confección de una reserva de alta calidad. Dicho esto, es importante resaltar que alrededor del 60 al 70 % de los nutrientes están en la hoja, siendo esta la parte más digestible de la planta y debemos evitar de perderla en el proceso de confección.

El momento óptimo de confección depende de cada especie a conservar. Siempre es una cuestión de compromiso entre calidad y cantidad. Siendo estas inversamente proporcionales (a más cantidad menos calidad y viceversa). Si tenemos una pastura donde por ejemplo el 80 por ciento de la población es alfalfa y el 20 % es pasto ovillo, deberemos pues manejar el momento óptimo de corte priorizando la alfalfa, ya que predomina en la pradera. 

La alfalfa ostenta el título de "Reina de las forrajeras". Ta reconocimiento se lo ha ganado y defiende año a año en miles de hectáreas de pastura. Como especie leguminosa aporta nitrógenos a los sistemas ganaderos a través de la fijación biológica del mismo, donde la planta tiene la capacidad de asociarse a una bacteria (simbiosis no obligada), y usando la energía solar (fotosíntesis) reducir el nitrógeno atmosférico, transformándolo en proteínas vegetales que luego suben en la cadena trófica a través de los herbívoros y carnívoros. 

Es por esto que se piensa en la pastura base leguminosa como un periodo de recomposición de la fertilidad del suelo. En efecto cuando establecemos una alfalfa, además de la incorporación de nitrógeno, aumentamos la materia orgánica del suelo productos de las ineficiencias de pastoreo que incorporan forraje al suelo. 

Además, las deyecciones de los animales hacen que la tasa de cosecha de nutrientes se mucho menor que en la agricultura. A su vez, como resultado de pasar 4 o 5 años sin agredir la estructura del suelo con laboreos, también se recompone toda la macro porosidad del perfil edáfico, indispensable para la captación y almacenamiento de la lluvia, y el intercambio gaseosos fundamental para una buena salud de la micro y meso fauna del suelo.

Para compatibilizar calidad y cantidad de pasto se recomienda iniciar el hilerado de la alfalfa con un 10 % de floración. Esto asegura que se haya completado la recarga de reservas de la raíz de la alfalfa, de donde obtiene la recursos para iniciar el posterior rebrote. Simultáneamente tendremos una calidad alta de forraje y una cantidad casi máxima de materia seca. 

En el caso de pensar en hacer heno de mijo, moha o sorgo forrajero, como regla general se recomienda el corte en pre floración como el momento óptimo. Un aspecto fundamental para disminuir el tiempo de secado del forraje es el acondicionamiento del material. Este consiste en hacer pasar el forraje por un rodillo de caucho que aplasta el tallo uniformizando el tiempo de secado entre la hoja y éste. 

Es muy recomendable para alfalfa e indispensable para sorgo forrajero, a tal punto que no se debería hacer rollo de sorgo forrajero sin sistema de acondicionamiento del material, por lo lento del secado bajo estas circunstancias. Otro aspecto fundamental es el tipo de corte. Lo mejor para aumentar la perdurabilidad y producción de la alfalfa es el corte alternativo o por cizalla. Consiste en una cuchilla móvil, con una contra cuchilla fija que corta el forraje con un efecto tijera, similar al cabezal trigo/soja de una cosechadora de grano. 

Lo segundo mejor es la segadora a disco, y el menos aconsejable es la segadora a hélice. Esta última sin embargo tiene la ventaja que sirve para desmalezar un lote, por ello es la más comúnmente empleada por el productor ya que permite un doble propósito, pero insistimos que es la que "peor trata" la planta para el rebrote y el acondicionamiento del forraje. 

Para finalizar, es necesario mencionar que el heno, sobre todo el de alfalfa, representa una herramienta vital de una ganadería eficiente, donde la base de esta sea el pastoreo de forraje con suplementación (o encierre) estratégico de las tropas más avanzadas o próximas a faena. Si no podemos realizar reservas durante estos meses debemos estar alerta, pues seguramente tendremos déficit de forraje en invierno, si no trazamos alguna estrategia para evitarlo como puede ser subir el área de verdeos de invierno o de verano.

(*) Ingeniero Agrónomo  (MP: 607 CIALP) - Posgrado en Agronegocios y Alimentos - @MARIANOFAVALP

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