Campo

Trigo en La Pampa: peligra una de las mejores cosechas de la historia

''

Por Mariano Fava (*)

Escuchá esta nota

EL DIARIO digital

minutos

La provincia de La Pampa se encuentra en plena época de cosecha fina y el clima no está colaborando en su recolección. Si bien venimos de una primavera benigna climáticamente hablando para el desarrollo del cultivo, a tal punto que los primeros lotes trillados arrojan rindes que hasta duplican los promedios históricos, los actuales excesos hídricos ponen en jaque la mejor cosecha de los últimos 15 a 20 años.

Sin duda para la economía provincial sería clave que se pudiera recoger los cultivos sin mayores inconvenientes, pues se da la rara coyuntura de que se combinen excelente producción con un muy buen precio del cereal, lo que generaría un flujo de fondos y un movimiento económico muy importantes para el interior provincial. Sin embargo para ello hay que meter primero los granos en los silos, pero las constantes lluvias están haciendo de las labores de cosecha una tarea titánica, casi imposible de desarrollar.

Los primeros signos de deterioro de los cultivos llegaron al recoger los primeros lotes con algún porcentaje de trigo brotado en el orden del 3 %, sin mencionar el lavado del grano con pérdida de coloración, y un merma en el peso hectolítrico que al final del día son menos kilos de grano para el productor (del 2 al 4 % menos). Todo esto además de afectar la cantidad de grano obtenido afecta severamente el valor comercial de dicha mercadería.

Las cosechadoras y sus plataformas, como así también los carros tolvas se encajan varias veces por día, esmerilando el espíritu, la templanza y la moral de los productores y contratistas a los cuales se les hace complicado mantenerse enfocados y motivados en su tarea. La ansiedad se está apoderando de todos y como siempre a medida que el productor es más chico, más se le complica conseguir logística para levantar su producción

La falta de cosechadoras, camiones, pulverizadores es evidente y está a la orden del día. Resulta que los contratistas foráneos que normalmente vienen a hacer la campaña de recolección, esta vez eligen pasar de largo más hacia el sur, con la promesa de levantar buenas cosechas, con labores menos complejas. Así es que sólo detienen su marcha aquellos cosecheros con fuertes compromisos con grandes productores, clientes a los que deben cuidar. Pero lo lerdo y laborioso que resulta todo hace que se demoren demás las tareas. Para colmo de males las lluvias no cesan siendo cada día es un poco más difícil recoger el esfuerzo del productor, y el deterioro del grano continúa su curso como dijimos por lavado y/o brotado.

A las pérdidas mencionadas que se van ocasionando hay que sumarles quizás la más grave de todas que resulta por el desgrane natural de los cultivos, ocasionando mermas de rendimiento de hasta el 20 o 25 %. Esto acontece fundamentalmente en los cultivos de ciclo intermedio o corto, con alto potencial de rendimiento, en la mayoría de los casos pertenecientes a variedades de sangre francesa o mestiza (francesa por mejicana), con más de 3 granos por espiguilla.

Finalmente como los lotes están en un estado de alta producción, lo que se logra levantar de campo está arrojando bajos niveles de proteína y gluten, aun si los potreros fueron correctamente fertilizados. Ello se debe a un efecto dilución de los nutrientes en una mayor producción de grano, lo que es un fenómeno perfectamente razonable y esperable en años de alta productividad como la actual.

Para tomar dimensión de lo demorado que viene la cosecha basta con mencionar que la zafra pasada alrededor del 15 de diciembre se había dado por terminada la misma en la mayor parte de La Pampa y todos estaban enfocados en la siembra de cultivos de segunda. Este año en vísperas de Nochebuena podríamos decir que la cosecha ronda en el mejor de los casos el 50 % del área recolectada.

El panorama antes descripto se vuelve aún más complejo si pensamos que no todo termina en lo demorado de la cosecha fina, pues en la otra cara de la misma moneda está la siembra de cultivos de segunda. Es decir aquellos cultivos que se establecen luego de cosechar el trigo o la cebada, que por lógica vienen igual de demorados.

Resulta obvio advertir que no se puede implantar una soja o maíz de segunda antes de cosechar los cereales de invierno, y aun una vez recolectados estos resulta complicado transitar los potreros generándose un fuerte atraso en las labores subsiguientes por no poder pulverizar y sembrar adecuadamente toda la superficie disponible.

Una vez más el paso del tiempo nos juega en contra ya que implantar cultivos de segunda más allá de finales de diciembre expone al empresario rural a un alto riesgo, por la altísima probabilidad que esos cultivos resulten afectadas por la fecha medida de primer helada del otoño de 2022.

En resumen una vez más el empresario pampeano habituado a luchar contra el estrés hídrico y la erosión eólica, se ve conminado a pelear contra el barro, algo que de a poco y a la fuerza durante los últimos años se va metiendo en el ADN de todos nosotros, haciéndonos un poco más eficientes en este tipo de catástrofes naturales.

Para finalizar vale mencionar el aporte invaluable de la tecnología del silo bolsa sin la cual todo sería mucho más complejo, porque no solo se ve una escasez importante de camiones, sino que además el exceso de lluvias genera un deterioro importante en los caminos rurales, donde en algunas circunstancias solo es posible transitarlos en camionetas 4x4 o directamente en tractores.

(*) Ingeniero Agrónomo (MP: 607 CIALP) -Posgrado en Agronegocios y Alimentos- @MARIANOFAVALP

También te puede interesar...