Opinion

Debates legislativos con avances, consensos, incoherencias y paradojas

En el Congreso Nacional, el debate por Ganancias expuso a representantes opositores de La Pampa a votar en contra de la misma promesa que su sector político sostiene desde hace años; en la Legislatura provincial avanza la nueva coparticipación, mechando búsqueda de consenso con ruidos y contradicciones.

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EL DIARIO digital

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Una de cal…

El Congreso Nacional dio un paso fundamental para convertir en nueva ley el anuncio del ministro de Economía Sergio Massa para que trabajadores y trabajadoras no paguen el impuesto a las Ganancias, una medida que desde ya tiene impacto positivo en la economía pampeana, como en la del resto del país, además de los beneficios personales de quienes son alcanzados de manera individual por la resolución.

Se estima que esta misma semana el Senado aprobará la propuesta oficial y convertirá en normativa vigente lo que de todos modos ya es práctica, porque el incremento del mínimo no imponible hasta $1.700.000 -cifra que en La Pampa es un 20 por ciento más alta por su pertenencia a la región Patagónica- impuso de facto esa nueva realidad.

Para el movimiento trabajador organizado significó un avance clarísimo, puesto que el tema había sido puesto en el radar de sus demandas desde hace largos años, en los cuales otros gobiernos sí que utilizaron la cuestión como promesa electoral pero a la hora de la verdad escatimaron la decisión.

Massa, sin dudas también como parte de su campaña para ser presidente, avanzó decidido y de modo concreto sobre una problemática que él también centralizó desde hace años, y que -debe ser advertido- beneficia especialmente a quienes están en lo más alto de la pirámide del sector trabajador, como demuestran las cifras salariales mensuales de las que se habla, y que percibe una minoría.

En algún punto, hasta puede considerarse una modificación tributaria regresiva, ya que beneficia a personas que en el contexto actual están entre los espacios más acomodados, aunque también es cierto que la medida va en línea con el principio filosófico de que el salario fruto de un trabajo no es ganancia.

Más allá de esa discusión y las ramas de que allí se abran, lo realmente incoherente es el rol de una oposición que durante largo tiempo sostuvo este tema entre sus prioridades, utilizó exactamente los argumentos que hoy tiene el oficialismo para eliminar ese impuesto, y sin embargo ahora no alzó la mano, en un gesto que más que denunciar el comportamiento proselitista de Massa y compañía desnuda el propio oportunismo de la mayoría de Juntos por el Cambio.

En esa red cayeron quienes representan a La Pampa en el Congreso Nacional: Martín Berhongaray, Marcela Coli y Martín Maquieyra tendrán que hacer malabares léxicos para explicar su negativa a votar a favor de un beneficio que llega masivamente a pampeanos y pampeanas, muy posiblemente además votantes de la propia oposición.

Bajo la tesis de que en la comunidad en general no reina la memoria, parte de la oposición se mueve de modo impune, al punto tal que el expresidente Mauricio Macri llegó a decir que ahora considera que sería justo que el sector trabajador también pague el impuesto a las Ganancias, en una de las apariciones públicas que hizo también para defender con cara de piedra y con maltrato a un trabajador de prensa el préstamo que le facilitó el Fondo Monetario Internacional para que ganara las elecciones de 2019, que encima fue un fracaso.

…y una de arena…

En la Legislatura provincial también quedó tendida una alfombra roja para que se apruebe el proyecto que modifica el modo de repartir los fondos coparticipables en la provincia, una problemática que también lleva años de acumulación, intentos frustrados, palos en la rueda y obstáculos internos y externos.

Esta vez el gobernador Sergio Ziliotto se decidió a que la propuesta, aún con sus inconvenientes y pese a las disidencias que pudiera haber, se convirtiera en ley, y en ese camino está, aunque del mismo modo que ya es sabido que el oficialismo levantará la mano para dar su respaldo es un misterio cuál será el comportamiento de la principal oposición, que ha ensayado mensajes ambiguos.

Una de las claras estrategias del Ejecutivo parece haber sido que el proyecto quedara aprobado antes de que termine el actual mandato, y por eso se registró cierto apuro en el tratamiento, aunque de todos modos no faltaron ni encuentros de precisión y análisis ni información concreta con presencia de autoridades específicas.

El bloque oficialista, por eso mismo, insistió en que la propuesta cuenta con un extendido y enriquecido consenso, que apunta a generar un desarrollo más armónico.

Algunos dirigentes de ese espacio, etiquetado como ultravernista, supieron marcar diferencias con la idea del reparto que diseñó Ziliotto, pero comprendieron en el camino que es imposible encontrar un aval absoluto y total.

Hizo mucho ruido en ese proceso la resistencia del intendente de Santa Rosa, Luciano di Nápoli, quien en defensa del interés de la población de su ciudad, que es la capital de la provincia, pataleó contra lo que interpreta como un beneficio acotado respecto de lo que su territorio merece.

Aunque fue el más intenso en el rechazo y también el más escénico porque para hacerse visible hasta faltó a la reunión informativa que armó el gobernador, no fue el único jefe comunal oficialista que percibió primero las limitaciones de la nueva normativa antes que sus bondades o alcances positivos.

En las últimas horas la oposición de Juntos por el Cambio hizo sonar más críticas, que lucen paradójicas a partir de que las principales intendencias donde sus dirigentes gobiernan dieron prontamente el visto bueno a las reformas, que permitirían salir de un pantano donde la mayoría percibe injusticias en el reparto, pero que sin embargo se sostiene como si fuera por inercia.

Desde ya que el oficialismo persigue un triunfo legislativo más maduro y contundente, que sería con la mano alzada de la oposición, expectativa que puede complicarse o diluirse en medio de una campaña electoral, pero frente a la cual los partidos no oficialistas deberían revisarse, pensar y sobre todo consultar a los involucrados de modo más directo.

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