Salud

Cómo detectar problemas de salud a través del sexo

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El deterioro de nuestras relaciones sexuales puede ser un síntoma predictivo de que algo no va bien en nuestra salud general. Cáncer de próstata, enfermedades cardiovasculares e infartos de miocardio pueden estar relacionados con la mala salud sexual.

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EL DIARIO digital

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Practicar sexo tiene muchos beneficios tanto para el hombre como para la mujer. Y es que es una actividad beneficiosa para nuestra salud por varios motivos. Tiene beneficios cardiovasculares, reduce el estrés, mejora el sueño, refuerza lazos afectivos, es un analgésico natural, mejora la salud ósea, previene el cáncer de próstata, refuerza el suelo pélvico, previniendo la incontinencia y mejora nuestras defensas.

Además, la práctica sexual, se correlaciona de forma positiva con la salud cardiovascular, ya que practicar sexo supone un gasto energético similar a subir dos pisos de escaleras, lo que no deja de ser una actividad física saludable para evitar enfermedades cardiovasculares.

Concretamente, el sexo se considera una actividad aeróbica que quema calorías. Según datos, se estima que, por cada minuto de sexo, el hombre consume de media 4,2 Kcal, y las mujeres 3,1 Kcal, y esto ayuda a combatir el síndrome metabólico (dislipemia, obesidad, hipertensión, diabetes…) y favorece la salud de nuestro sistema cardiovascular. Además, no hay que olvidar que durante el orgasmo, parte de las hormonas liberadas tienen propiedades vasodilatadoras, que permiten una mejor circulación de la sangre, evitando así la formación de coágulos.

A la vista de lo expuesto por los expertos, tener una vida sexual activa y de calidad puede ser muy beneficioso para la salud, sin embargo, no tenerla o notar cierto deterioro en esta faceta de nuestra vida puede ser un indicativo de que de algo no va bien lo que puede ayudarnos a detectar precozmente determinados problemas de salud que pueden llegar a ser graves.

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Salud sexual y enfermedades

Como se ha comentado antes, la salud sexual está relacionada con el riesgo cardiovascular, porque puede ser un signo de que algo no va bien. Y es que, es una realidad que la población con disfunción eréctil, sobre todo, por debajo de los 60 años, suele compartir los mismos factores de riesgo que la población con cardiopatías: hipertensión, diabetes, hipercolesterolemia, tabaquismo, obesidad o hiperlipidemia.

De hecho, existe bastante acuerdo entre los especialistas en que la disfunción eréctil suele preceder a los problemas cardíacos debido a una disfunción del revestimiento interno de los vasos sanguíneos (endotelio) y del músculo liso. La principal expresión de la enfermedad cardiovascular es la cardiopatía isquémica, que, a su vez, es la responsable del infarto agudo de miocardio. Las exploraciones radiológicas de los vasos sanguíneos en pacientes con cardiopatía isquémica, como la angiografía, han demostrado una correlación significativa entre el número de vasos ocluidos y la función eréctil.

Las arterias del pene tienen un calibre inferior a las coronarias (el diámetro de las primeras es de 1-2 mm frente al de las segundas: 3-4 mm) y se sitúan entre las primeras que sufren los estragos de la aterosclerosis. Así, es posible que una placa aterosclerótica del mismo tamaño pueda afectar al riego de las arterias del pene y no a otras arterias más gruesas.

Estos datos anatómicos se relacionan con los estudios clínicos que muestran la disfunción eréctil como un marcador precoz de las enfermedades cardiovasculares. Según datos de la American Heart Association, hasta un 64% de los pacientes con disfunción eréctil de origen vascular sufrió posteriormente un infarto de miocardio; la disfunción eréctil se manifestó clínicamente antes de que el paciente supiera que padecía un proceso cardiovascular. Además, el 57% de los pacientes que sufrieron una intervención de un proceso de cardiopatía isquémica padecía disfunción eréctil.

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En el caso de la hipertensión arterial, entre el 8% y el 10% de los hombres hipertensos que no tienen tratamiento presenta disfunción eréctil en el momento del diagnóstico.

Por lo que respecta a la diabetes, la relación se estrecha. La disfunción eréctil es muy habitual entre los hombres que la padecen, sobre todo en la tipo 2. La razón de que ocurra esto se encuentra en la alteración del sistema nervioso periférico, en problemas vasculares o en el escaso control de la glucosa en sangre. Es importante señalar que en los diabéticos tipo 2, la disfunción eréctil suele aparecer en edades más tempranas y en la forma más grave, por lo que puede ser un signo predictivo de diabetes.

En el caso de eyaculación precoz, otro problema muy habitual en los hombres y que afecta a entre el 16 y el 23% de los varones, según datos de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria, las causas son múltiples y van desde el consumo de drogas, fármacos irritantes prostáticos, hasta alteraciones neurológicas, ansiedad ante la relación sexual, rapidez en la estimulación sexual, incluso, falta de habilidades sexuales.

En el caso de la mujer, si bien no tiene un mecanismo de erección tan evidente como en el hombre, sí que necesita que se provoque una vasodilatación en la zona genital que provoca la lubricación y prepara a la vagina para la penetración, por tanto cuando identificamos un trastorno de arousal o excitación en la mujer podríamos también estar ante las primeras señales de un problema de salud cardiovascular.

Además, la falta de orgasmos en las mujeres también se relaciona con un mayor riesgo estas afecciones. En un estudio inglés que estudió a un centenar de mujeres que habían sufrido un infarto, se vio que el 65% de ellas era incapaz de sentir placer, en comparación al 25% de las que tenían esta condición en el grupo de control que no tenía problemas cardiovasculares.

Cuánto sexo sería recomendable

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Para los expertos consultados, no existe una cifra concreta que se asocie a una mejora de la salud cardiovascular, aunque, dados los beneficios del sexo para la salud en general, para la mayoría de personas una media de 2-3 relaciones semanales sería suficiente para notar el impacto positivo.

Según se explica, la mayoría de estudios señalan que tener sexo cada 2 días podría ser suficiente para beneficiarse de los efectos positivos sobre nuestra salud.

Más en detalle, según un estudio de la Universidad de Montreal, tener media hora de sexo equivale a una quema de 69 calorías en mujeres y 101 calorías en los hombres. Se podría decir que el sexo no puede sustituir el entrenamiento físico (correr u otro ejercicio cardiovascular) como tal, pero sí puede ser un gran aliado para redondear y complementar el ejercicio.

Pero, yendo más allá, según los datos de un estudio publicado en The American Journal of Cardiology, la práctica sexual de forma periódica ayudaría a reducir las probabilidades de padecer un infarto, y esto es así porque los hombres que mantienen sexo dos veces a la semana tienen hasta un 50% menos de probabilidades de sufrir un infarto, frente a aquellos que lo hacían una vez al mes.

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