Escuchá esta nota
EL DIARIO digital
minutos
El desayuno sigue siendo una de las comidas más importantes del día, sobre todo durante el invierno, cuando el cuerpo necesita mayor energía para funcionar. Según las recomendaciones nutricionales, el mejor momento para desayunar es dentro de la primera media hora tras despertar, momento en que el metabolismo está más receptivo y el cuerpo comienza a activar sus funciones principales.
Esta ventana de tiempo permite aprovechar mejor los nutrientes y facilita una mejor regulación de la glucosa en sangre. Sin embargo, también se reconoce que cada cuerpo tiene ritmos distintos: hay quienes prefieren hacerlo un poco más tarde, siempre que se mantenga una alimentación equilibrada.
Cómo incide el clima en lo que elegimos comer
Durante el invierno, el organismo demanda más calorías para mantener la temperatura corporal. Por eso, muchas personas tienden a elegir desayunos más abundantes, con ingredientes que brindan saciedad y confort. Sopas, panes integrales, infusiones calientes, frutos secos y cereales son opciones frecuentes en esta época.
En contraste, el verano suele traer apetito más moderado, y se prefieren frutas frescas, jugos, yogures y comidas más ligeras que ayuden a hidratarse y evitar digestiones pesadas.
Estos cambios no son solo culturales o personales, sino que están estrechamente ligados a cómo el cuerpo responde a las variaciones térmicas y al entorno.
Variedad y equilibrio, la clave
Comer todos los días lo mismo no es una buena estrategia. Una rutina alimentaria muy repetitiva puede llevar a carencias nutricionales o incluso generar intolerancias. Por eso, los especialistas recomiendan rotar los ingredientes e incluir variedad de nutrientes: proteínas, fibra, grasas saludables y carbohidratos complejos.
Un desayuno ideal puede estar compuesto por alguna fuente de proteína (como huevo o yogur), una porción de frutas, cereales integrales o pan de semillas, y algo de frutos secos. También es importante acompañar con líquido, como agua, té o infusión sin azúcar.
Recomendaciones para tener en cuenta
Desayunar dentro de los 30 minutos posteriores a despertarse.
Adaptar el desayuno al clima y al nivel de actividad del día.
Incluir alimentos variados que aporten energía y saciedad.
No saltear el desayuno, especialmente en los meses fríos.