País

El crecimiento del PBI se mantiene en 2025, pero consultoras advierten una desaceleración

El Gobierno ratificó una expansión del 5,5% para este año, aunque analistas privados señalan que el consumo muestra signos de agotamiento y alertan por el aumento de la morosidad.

Escuchá esta nota

EL DIARIO digital

minutos

En su proyección oficial para el cierre de 2025, el Gobierno mantiene una estimación optimista: un crecimiento del Producto Bruto Interno del 5,5%, impulsado principalmente por la recuperación del sector agropecuario, la industria, el comercio y una inversión privada en alza. Esta cifra se sostiene en la mejora de varios indicadores macroeconómicos y en un contexto de cierta estabilidad nominal.

Según el documento preliminar del Presupuesto 2026, la economía se fortalecería con un alza del 7,2% en el consumo privado, del 5,0% en el gasto público, y un aumento significativo del 22,7% en la inversión. Además, se anticipa un crecimiento del 2,1% en el agro, con una cosecha de soja estimada en 49 millones de toneladas, y subas del 5,3% en la industria y del 7,6% en el comercio.

Sin embargo, las consultoras económicas empiezan a marcar un cambio de ritmo. En particular, advierten que el consumo —uno de los motores del crecimiento— comienza a mostrar signos de fatiga. Los niveles de endeudamiento en préstamos personales y tarjetas de crédito vienen creciendo de forma sostenida en los últimos meses, y ya alcanzan cifras que preocupan a los analistas del sistema financiero.

La morosidad en el pago de créditos personales se ubicó en torno al 4,6%, mientras que en tarjetas de crédito llegó al 2,9% en los meses de mayo y junio. Este aumento indica un desgaste en la capacidad de pago de los hogares, especialmente en los sectores medios, que ya enfrentan mayores dificultades para sostener niveles de consumo similares a los de principios de año.

Otro factor que incide es el encarecimiento del crédito. Con tasas en aumento y condiciones más restrictivas, las decisiones de inversión familiar y empresarial se ven afectadas, lo que podría limitar la expansión de la demanda interna durante el segundo semestre.

A pesar de estas señales, el Gobierno sostiene que la combinación de estabilidad cambiaria, acumulación de reservas y cierta recomposición de ingresos reales puede sostener el ritmo de crecimiento previsto. Sin embargo, distintas proyecciones privadas moderan ese entusiasmo: estiman que el crecimiento podría ubicarse entre 4% y 5% y advierten que, de no revertirse la tendencia del consumo, se corre el riesgo de una desaceleración más marcada hacia fin de año.

El desafío para el Ejecutivo será sostener el equilibrio entre consolidación fiscal y dinamismo económico, sin perder de vista el impacto que ya comienza a sentirse en los bolsillos de los consumidores y en las decisiones de inversión del sector privado.

También te puede interesar...