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EL DIARIO digital
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Una de cal
El gobernador de La Pampa Sergio Ziliotto honró el compromiso que había asumido y participó del encuentro que la Sociedad Rural Argentina había anunciado como un cónclave para debatir sobre aspectos productivos y reflexionar sobre el desarrollo.
Todo en un contexto en que las economías regionales padecen las consecuencias de las políticas nacionales, o la falta de ellas, expresada en imágenes cotidianas, en cifras que terminan con cualquier discusión y en pronósticos que no se destacan precisamente por su luminosidad.
Las exportaciones de carne de La Pampa se vinieron a pique casi un 10% en el primer trimestre de este año respecto del 2024, según los números que se conocieron en la semana que se fue, y que demuestran un estado de cosas que navega entre un preocupado realismo y un pesimismo que va volviendo inevitable.
Compartiendo agenda con la persistencia del cobro de retenciones al sector agropecuario, que expone la falta de cumplimiento de la promesa libertaria en campaña, se cuela otro dato de impacto negativo en nuestra provincia: la retracción del empleo registrado privado es otra marca del fracaso del plan económico, si lo hubiera.
La convocatoria de la SRA incluyó con alguna sorpresa la presencia del jefe de Gabinete Guillermo Francos, que es el hombre del gobierno nacional que a veces intenta aproximar algo de racionalidad en el debate con los jefes territoriales: la foto con gobernadores de distinto signo pretendió también ser presentada como una demostración de que hay puertas abiertas al diálogo.
La realidad es diferente, y aunque Ziliotto compartió ese momento y espacio con sus pares de Juntos por el Cambio, la realidad -que sigue siendo la única verdad- tiene en el centro de la escena los planteos que formuló un bloque federal que defiende sus derechos y no reclama más que los recursos que le corresponden.
Las provincias saben que mientras el gobierno de Javier Milei persiste en su cruzada por el ajuste fiscal como si fuera la madre de todas las batallas, las consecuencias se derraman con brutal crudeza sobre los territorios que producen alimentos y en los que sin embargo empiezan a calar el hambre y las necesidades más básicas.
En La Pampa, como en el resto del país, cae el empleo privado, se enfría la actividad y se asfixia a pequeños y medianos productores: una crisis concreta y palpable recorre territorios del llamado "interior", desde donde las jurisdicciones acorraladas por el injusto recorte de fondos buscan reconstruir músculo político para disputar lo que les corresponde, lo que Nación manoteó sin pudor.
Con su presencia en la SRA, compartida con referencias de Juntos por el Cambio y del gobierno nacional, La Pampa volvió a demostrarse abierta a todo diálogo, pero sin resignar sus reclamos ni planteos, bajo la convicción de que es una pelea por la soberanía y la supervivencia.
y una de arena
Se aproxima la fecha de las elecciones legislativas y el solo paso del tiempo configura situaciones ante las cuales los partidos políticos no tienen a veces más remedio que enfocar una serie de rituales que mantienen alejada o incluso hastiada a buena parte de la comunidad.
Hay ahí una inevitable contradicción: la sola persistencia de la democracia como sistema político requiere de esos rituales, que implican asuntos de tipo legal y jurídico, papeleo, cuestiones administrativas, aspectos reglamentarios y también momentos de bendita y maldita rosca.
Durante la semana que se fue, esos aspectos han estado en el centro de la escena pampeana, casi sin distinción de banderías, como inevitable prolegómeno de la definición de candidatos y candidatas a ocupar bancas en el Congreso Nacional.
El radicalismo tuvo su propia pelea interna a partir de que fueron bajadas las listas que habían presentado un par de candidatos de escaso volumen político, que tal como había ocurrido una semana antes en el seno de su socio político (el PRO) patalearon quejándose por la falta de participación y oxígeno.
La Libertad Avanza, como consecuencia de una feroz interna que la sacude casi desde que existe, afrontó una sufrida pendiente para cumplimentar con esfuerzo las exigencias que le hizo la Justicia Federal, que reinstaló por algunos días aquel fantasma del 2023, cuando LLA no pudo tener candidatos locales propios porque estaba floja de papeles.
El peronismo viene de una historia parecida con su "interna que no fue", que sin embargo viene dando nuevos coletazos: esta semana apareció la denuncia del intendente Luciano di Nápoli por la sanción a un policía que cometió la osadía de fotografiarse con él y compartir unos mates.
A esas situaciones se suman las idas y venidas, conciliábulos, pactos, parrilladas de transa, encuentros para la rosca viva y pura, conversaciones, comidillas, declaracionitis, operaciones de prensa, liebres de plástico, sobreinterpretaciones de ausencias y de lo no dicho delicias de la vida política.
"La rosca política, la propia y ajena, es tremenda, hermano. Es algo que dificulta y distancia muchísimo de la realidad. No deja ver bien", redondeó la intendenta de General Pico, Fernanda Alonso, en un llamado de atención a sus propios compañeros y compañeras, pero incluso no de su partido, sino de todos los demás.
El hartazgo con la politiquería debe ser abordado desde la política con sensatez, madurez y equilibrio: la "rosca" es necesaria e ineludible, pero si es una aspiración la reconciliación con una parte de la comunidad "expulsada", será más sana y eficiente en su punto justo, o como hubiera dicho Juan Domingo Perón, en su medida y armoniosamente.