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EL DIARIO digital
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Una de cal...
La recepción por parte de más de 70 familias de un papel que los hace legales propietarios de su vivienda y que les habilita ahora sí la posibilidad de gestionar la energía eléctrica, llenó de emociones y alegría la que será una jornada inolvidable para quienes residen en el barrio El Nuevo Salitral, alguna vez considerado asentamiento.
La decisión política de la Municipalidad de Santa Rosa, que decidió financiar la obra para permitir el acceso a ese derecho, con el acompañamiento de la Cooperativa Popular de Electricidad, significa para quienes residen en ese punto de la capital provincial un cambio rotundo y definitivo en su forma de vida.
En el acto en que se entregó la documentación formal hubo abrazos, lágrimas emocionadas e historias de vida compartidas, como parte de las vivencias que son el cotidiano de esos sectores populares, pero que muchas veces son metidos bajo la alfombra por el poder, o mirados de reojo por quienes toman decisiones.
Quienes tienen el elemental derecho de la luz eléctrica a disposición, que a veces ya es confort, pueden llegar a perder de vista lo básico, pero central para la vida que es tener ese servicio: es la posibilidad de estudiar mejor, de acceder a información, de encontrar mayor seguridad en las horas nocturnas; es esencial para el ejercicio de algunos trabajos independientes; para que las niñeces se instruyan y se diviertan; es tener acceso más sencillo a alimentos básicos que de otro modo se tornan inaccesibles, es poder cuidar algunos medicamentos sin riesgo.
En su mensaje en el lugar, el intendente Luciano di Nápoli explicó que fue una apuesta a "construir comunidad" y reivindicó la medida como garante de un poco más de "justicia social", una expresión antigua y remanida en algunos sectores políticos, y a la vez tan vigente y tan en el centro de la escena que será posiblemente el foco de la discusión para posicionarse en el tiempo que viene.
El libertarismo cree que la justicia social es directamente una aberración, descree de los derechos que vienen detrás de cada necesidad, desprecia por eso mismo la figura de Eva Perón: hay ahí un debate central, esencial, de lo que cada fuerza política representa en su columna vertebral.
Quizá el peronismo, que por sus últimos fracasos también es responsable del arribo al poder de una increíble opción de gobierno, tendrá que retomar ese camino, sistemática y seriamente, en el discurso pero también en los hechos, si se propone, otra vez, volver mejor. O, en el caso de Santa Rosa y de La Pampa, sostener sus lugares de representación.
...y una de arena...
La avanzada federalista en el Senado nacional tuvo más impacto que el que el gobierno nacional y sus aliados del establishment imaginaban: lo que comenzó con reuniones de gobernadores desencantados por el manotazo libertario a los fondos provinciales terminó en dos proyectos concretos tratando de hacer justicia en ese ámbito.
El pampeano Sergio Ziliotto es uno de los que más motorizó encuentros y estrategias para llegar a esta instancia en que el generalizado consenso indica que una victoria federal en la Cámara Alta es posible, porque los jefes territoriales que parecían aliados al presidente Javier Milei comprendieron finalmente que ese pacto fue como el abrazo del oso.
La Pampa sostuvo una posición de resistencia y denuncia de los abusos desde el primer día, sin fisuras, sin contradicciones y en todos los ámbitos: en el Poder Judicial, en los campos políticos y mediáticos, la Provincia defendió lo que es suyo y expuso la inconstitucionalidad del accionar de Milei no en perjuicio del funcionariaje o del PJ pampeano, sino de los y las habitantes de esta provincia.
La situación de los proyectos que fondearían a las provincias es inédita: nunca se vio en el Senado semejante consenso para avanzar con una legislación que establezca reglas de juego de este tipo y que le ponga un freno a la avanzada constante que Milei, el ministro Luis Caputo y los suyos concretan día a día pisoteando no solo la ley sino también la identidad nacional, con ajustazos de inusitada crueldad que afectan tanto a la Producción como a la Educación, la Justicia, las jubilaciones, la Niñez y cualquier sector social que pueda imaginarse, con más razón si es vulnerable.
Tal como ocurrió con la mayoría de los gobernadores, que la vieron pero tarde y ahora están unidos por el espanto de la miseria, en otros sectores económicos y sociales empieza a primar la misma lógica: industriales, empresarios y comerciantes que incluso votaron a Milei, que aguantaron desde la "esperanza" los primeros meses, que lo respaldaron ante la ausencia de otra alternativa, hoy empiezan a ver el desbarranque de sus proyectos, la caída de sus ingresos, con el abismo de la historia ya sabida asomando a la vuelta de la esquina.
Esta misma situación expone con claridad que el Congreso Nacional finalmente es caja de resonancia de los asuntos sociales, y que nada del estropicio libertario del último año y medio hubiera sido tan sencillo si los legisladores cómplices no hubieran levantado la mano para facilitarle el accionar dañino, sobre todo otorgándole facultades extraordinarias a un personaje que mostró de entrada sus modos desquiciados, su megalomanía y su violencia.
Esa misma descripción del momento alerta sobre la importancia de las elecciones legislativas de octubre: la movida federal que sacude los días cómodos del poder libertario no será posible en el futuro si en los comicios de este año la población sigue mirando para otro lado, o ausentándose del voto, y permitiendo por acción u omisión que un espacio que reniega de la política se lleve puesto todo, y que el topo efectivamente destruya el Estado, y con él a la comunidad.