Opinion

La movilización popular le puso un freno al poder desaforado

La Marcha Federal Universitaria reunió multitudes en todo el país, incluso en Santa Rosa: fue una demostración del peso de la realidad ante las ficciones y falacias que desperdiga el gobierno nacional. Vienen más movilizaciones populares mientras se vuelve tema de Estado la discusión en torno a Conan y sus clones.

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EL DIARIO digital

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Una de cal…

El mensaje popular de las calles y plazas de todo el país, que se replicó de modo rotundo en Santa Rosa, no dejó dudas: el gobierno nacional quedó forzado a morigerar o disimular su ofensiva contra la educación pública y universitaria en particular, porque una extendida marea humana demostró que está dispuesta a una lucha a fondo para sostener ese derecho.

Nunca hubo en la capital pampeana una movilización tan masiva como la del miércoles 23 de abril: fue impresionante el despliegue de personas que atravesó de ida y vuelta la Avenida San Martín, además propiciando un poco de alegría y esperanza en medio de los constantes nubarrones y las sistematizadas pálidas.

La inolvidable manifestación, además, constituye la punta de varios iceberg: por un lado, el fenómeno pone en duda las encuestas que en general se hacen en las grandes urbes y según las cuales el oficialismo cuenta todavía con un respaldo ciudadano de alrededor del 50% de los consultados, pese a que en un trimestre la calidad de vida de la mayoría de la población empeoró de modo notable.

Por otro lado, es la primera manifestación masiva de una serie que se viene: el 1 de mayo para el Día del Trabajador la convocatoria también será multitudinaria, y se espera que esa muchedumbre sea aún más conmovedora para el paro nacional del 9 de mayo.

Al gobierno, de todos modos, le resulta más cómodo enfrentarse con las organizaciones gremiales, a las que directamente estigmatiza con su tradicional referencia a la corrupción y al curro, subiéndose de ese modo al caldo de cultivo que los medios del establishment porteño cocinaron pacientemente durante los últimos años, inoculando odio y resentimiento en sus reportes.

La movida universitaria fue tan diversa y representó tan de lleno a la clase media que al oficialismo se le complicó seguir confrontando contra una masa que además de crítica se volvió numerosa hasta lo incalculable: millones de personas salieron a la calle en todo el país, superando las previsiones de los espacios políticos más optimistas.

Ni siquiera sirvió la idea, siempre berreta pero muchas veces exitosa, de atribuir a toda reacción popular un contenido "partidario" que se motoriza mediante planeros, choripanes y colectivos bancados con estructuras políticas: ese discurso fácil, pero muy enraizado en el sentido común, esta vez no tuvo tanto eco.

Las mentiras y falacias que se repitieron desde las usinas oficialistas en las últimas semanas encontraron un freno que no estaba en sus cálculos, y que así como hizo retroceder el protocolo de Patricia Bullrich, generó también la retranca de las provocaciones libertarias, que prefirieron cambiar de tema y de tono discursivo.

Todas las edades, todas las clases sociales y todas las geografías estuvieron representadas en una movilización frente a la cual al presidente Javier Milei no le quedó ni siquiera la posibilidad de pelear en su estilo ficcional para arañar un empate, porque la contundencia fue tan nítida que no dejó lugar a otras interpretaciones.

…y una de arena…

Hasta el ejército de trolls tuvo que meter violín en bolsa luego de una reacción que se extendió por todo el país y que se caracterizó por su diversidad, no sólo nacida del federalismo, sino que se nutrió de docentes y estudiantes, obviamente, pero también del movimiento obrero representado sindicalmente, partidos políticos tradicionales, organizaciones populares, agrupaciones de Derechos Humanos, familias completas, medios de comunicación y personas que por su cuenta detectaron que la jornada podía ser una bisagra.

Tan fuerte fue la movida que hasta los referentes de partidos políticos que se embanderaron en el ataque contra la universidad pública, después de transcurrida la marcha hicieron algunas volteretas para cambiarse de vereda: fueron notables los casos de la senadora Victoria Huala y el diputado nacional Martín Ardohain, quienes llegaron al Congreso Nacional por el PRO y hoy son ultraoficialistas.

La noche anterior, en una jugada política desesperada, Milei hizo otra puesta en escena mediante cadena nacional, en la que en su formato propio de las dictaduras expuso leyendo un mensaje rodeado de autoridades que le hacen reverencias: lo más llamativo de la situación fue que en esta ocasión no tuvo novedades que difundir, como sí había ocurrido en las situaciones anteriores.

Aunque algunos de los partidarios de su casta saludaron melosamente el discurso, cargado de falsedades y ficciones, la aparición pasó desapercibida en los sectores populares, algo que no había sucedido -por ejemplo- ni el día de su asunción, ni el día en que inauguró las sesiones ordinarias.

"Puedes engañar a todas las personas una parte del tiempo y a algunas personas todo el tiempo, pero no puedes engañar a todas las personas todo el tiempo", es una frase que la leyenda pone en boca de Abraham Lincoln, y aunque no está muy claro que el expresidente estadounidense la haya pronunciado realmente, algo de cierto tiene.

La puja entre el pueblo y el poder que lo condena a una vida sufrida es también la pelea entre la realidad y la ficción: pocas horas después de esa demostración ciudadana en las calles, Milei no tuvo empacho en protagonizar una suerte de stund up en la que entretuvo a su auditorio, el auténtico Círculo Rojo, burlándose de la identidad argentina en general y elogiándose a sí mismo de modo insistente.

Días antes, en un encuentro con otra porción de la casta propietaria que lo ama, el presidente consideró que son "héroes" los fugadores de dólares, en el mismo país en el que pide sacrificios a sectores trabajadores y jubilados, en que hunde a las pequeñas y medianas empresas y cooperativas y en que sostiene insistente que hay que "auditar a las universidades" que ya atraviesan múltiples controles.

En ese marco, y aunque parezca risueño, se instala un serio debate sobre las posibles alteraciones sicológicas del presidente, motorizado entre otras razones por su reiterada idea de que tiene cinco perros -y no cuatro- que son clones del consejero canino Conan.

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