Opinion

Un par de caras nuevas para la continuidad y una única certeza: el ajuste

El gobierno pampeano conserva su autoestima y premia a quienes tienen espaldarazo del voto popular, mientras pone los pies sobre la tierra y afronta negociaciones incómodas; a nivel nacional, Milei y la casta de la que eligió rodearse repiten que "no hay plata", aunque ya se sabe que algunos sectores y personas les sobra.

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EL DIARIO digital

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Una de cal…

El gobernador Sergio Ziliotto definió su nuevo gabinete bajo la convicción de que el voto de pampeanos y pampeanas premiaron su gestión, reconocieron lo actuado y más allá de cuestionamientos puntuales ratificaron un rumbo cuando acudieron a las urnas en aquel mes de mayo, que tan lejano parece.

El jefe del Ejecutivo, entonces, eligió muestras claras de continuidad, no sólo de políticas públicas como viene repitiendo, sino en general de hombres y mujeres que tienen la misión de aplicar esas decisiones: más allá de pequeños retoques a los que ya se aludió en estas líneas, el nuevo gobierno arranca con una base casi idéntica a la del anterior, aunque en un contexto que será muy diferente.

La decisión conservadora es también un modo de desensillar hasta que aclare, es decir cuidar y proteger lo que se tiene hasta tanto no se sepa con mayor claridad qué es lo que viene de la mano de la enorme incertidumbre que se generó desde el balotaje del 19 de noviembre.

Entre las pocas modificaciones que Ziliotto introdujo en su Gabinete hay una apuesta al perfil técnico de quienes ahora se desempeñarán en las secretarías de Recursos Hídricos, José Gobbi y de Cambio Climático, Vanina Basso: se trata de dos profesionales reconocidos y jerarquizados, con respaldo académico, para un par de lugares que el tiempo a convertido en neurálgicos y que en el caso de la nueva Secretaría implica hasta un modo de diferenciarse de un gobierno nacional negacionista de esas cuestiones.

Otra de las importantes curiosidades es la designación de dos intendentes reelectos, lo cual es una circunstancia extraordinaria, que se da pocas veces: también es un respaldo a quienes en reiteradas ocasiones ya han sido fortalecidos por el voto de su pueblo.

El nombramiento de Pascual Fernández, de Uriburu, como ministro de Gobierno y Asuntos Municipales es quizá el punto más importante de toda la designación del gabinete, por las tareas que tendrá a su cargo y porque significa un espaldarazo a la impronta de un jefe comunal que se mostró leal a la gestión Provincial y que en discurso y práctica se consustanció con las políticas nacionales y populares.

La designación de Saúl Echeveste como secretario de Turismo es un reconocimiento a la apuesta que el telenense hizo en esas lides, además con una impronta juvenil, y desde ya que también es consecuencia de una alianza que parece sostenerse con el espacio kirchnerista, representado por la diputada provincial electa y vicepresidenta del PJ pampeano María Luz "Luchy" Alonso.

A propósito de la saliente secretaria Administrativa del Senado, la aparición de su libro "Pensar La Pampa" es sin dudas un aporte interesante a dar la discusión sobre las políticas públicas desde un costado no demasiado practicado en nuestra provincia: la obra, sus motivaciones e incluso la metodología elegida para su presentación en sociedad constituyen un paso extraordinario, en el literal sentido del término, y una saludable invitación a que otras dirigencias se animen a desafíos de ese tipo.

…y una de arena…

Como dicen las líneas previas, en medio de la incertidumbre reinante, el propio gobernador tiene en claro que una de las certezas es "el ajuste", porque incluso así lo aceptó la población, que votó a Javier Milei como presidente que agitó esa propuesta, antes considerada un fantasma y ahora incorporada como muy natural, aunque la promesa original era que alcanzaría fundamentalmente a "la casta".

La tirantez ya se hace sentir en ámbitos donde hasta hace unos meses la amabilidad y el acuerdo parecen unánimes: la negociación paritaria provincial, en la que desde ya siempre hay algunos dimes y diretes, ingresó esta vez en un terreno desconocido, al punto que llegó a la Asociación de Trabajadores del Estado a responsabilizar al gobierno provincial de pretender imponer un "ajuste feroz".

La Pampa es la única provincia que en todo este tiempo de altísima inflación y severas complicaciones económicas aceptó una paritaria en la que de manera inmediata una cláusula gatillo pusiera en el bolsillo de trabajadores y trabajadoras el dinero que la inflación se había comido el mes anterior: esa herramienta, ejemplar, inédita, ahora entró en un lógico cono de dudas, porque no hay pistas de lo que viene a continuación.

Milei y su dirigencia cercana, si es que la tiene y aunque no se sepa por cuanto tiempo, repiten como hit del verano que "no hay plata": lo doloroso es que esa aseveración tenga un tono casi jactancioso, y que se reproduzca de modo casi entusiasta por bocas que van a ser justamente las víctimas de esa supuesta realidad.

Cada vez que en Argentina se dijo que "no hay plata", es sabido que no la hay para determinados sectores: trabajadores y trabajadoras, espacios vulnerados y vulnerables, si se sube un poco más en la pirámide cooperativas y pequeñas y medianas empresas.

Para otros sectores y personas siempre hay plata, justamente porque uno de los problemas de fondo no es la riqueza sino su modo de distribución: hay espacios de la economía que gozan de privilegios singulares, algunos de los cuales además sacan provecho de las necesidades populares elementales.

En ese sentido, un problema nunca resuelto, y que ha contribuido sobremanera a multiplicar los índices inflacionarios, es el rol de las empresas que producen alimentos, y que son oligopolios que no tienen ni competencia a la vista ni regulación estatal que les ponga freno.

Mucho menos freno tendrán ahora, en que los representantes del Estado, paradójicamente, aspiran a que ese órgano neurálgico que manejan vaya achicándose de ser posible hasta su desaparición, para que todas y cada una de las relaciones entre seres humanos sean comandados por eso que llaman "mercado".

Entre las incertidumbres reinantes se incluye cuánto de dogmatismo y filosofía podrá aplicar Milei, ante las limitaciones que son las que impone la realidad y a las que hay que aceptar con, al menos, elemental pragmatismo.

En el terreno concreto de la economía está por verse qué dosis hay de cada cosa, puesto que en el ámbito político, por ejemplo, está demostrado que las provocaciones disruptivas del presente electo terminaron amoldándose: sus diatribas contra la casta, que iba a ser la única víctima de su motosierra ajustadora, parecen haber quedado en otro tiempo después de la serie de sucesivos pactos y arreglos con los mismos personajes que proponía combatir porque eran la representación del mal.

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