Mendoza ya admite que la "obra del siglo" -que siempre fue inviable- posiblemente tenga que ser reemplazada por otros emprendimientos para su provincia, en un contexto en el que la "reaparición" del coronavirus multiplica contagios, genera miles de aislamientos, impacta en la economía y genera incertidumbres sanitarias.
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EL DIARIO digital
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Una de cal...
Como fruto de la perseverancia y la racionalidad, como consecuencia de que es un planteo coherente y justo, hasta la propia administración de la provincia de Mendoza empieza a evaluar ya con seriedad que la obra de Portezuelo del Viento finalmente no podrá realizarse, porque -tal como viene planteando La Pampa- es absolutamente inviable.
Esa inviabilidad, señalada por nuestra provincia desde las más diversas dimensiones (ambiental, económica, política), finalmente empieza a quedar en evidencia en lo más alto del poder político cuyano, que no quería dar el brazo a torcer, sobre todo porque la construcción de la presa fue propagandizada como "la obra del siglo" y se pusieron en ella energías, dinero y compromisos de campaña.
A partir de que la gestión macrista aceitó relaciones con ese territorio gobernado por Juntos por el Cambio, se generó la idea de que la obra sería imparable, se convocó la multimillonaria licitación y se acordó con las empresas intervinientes aun cuando no hubo adjudicaciones formales.
El macrismo garantizó incluso que los fondos llegaran puntualmente en remesas que la actual gestión nacional mantuvo porque normativamente quedó rehén de una serie de disposiciones institucionales.
Ahora los tiempos institucionales cambiaron y a Mendoza le queda el "consuelo", ahora agitado como alternativa no menor, de que podrá invertir los siderales fondos nacionales que se destinan al emprendimiento en obras hídricas de otro tipo.
Esa circunstancia ya empieza a ser una realidad, sobre todo cuando quedó a la luz que no dio los resultados esperados por Mendoza el juego de presiones sobre el Gobierno nacional para que el presidente Alberto Fernández laudara en beneficio de la provincia cuyana y en contra de lo establecido por el Comité Interjurisdiccional del Río Colorado (COIRCO).
Ese organismo desde hace tiempo insiste con la necesidad de un estudio de impacto ambiental más objetivo que los que se han incorporado al trámite, y que necesariamente demostraría la inconveniencia de encarar esa obra, puesto que perjudicaría notablemente a la mayoría de quienes habitan las provincias que son parte de la cuenca, y en especial a La Pampa, ya despojada del río Atuel, que de este modo perdería también las bondades del Colorado.
Por supuesto que nuestra provincia debe permanecer atenta y activa frente a este nuevo proceso que parece estar surgiendo.
Por varias razones: una de ellas, ya sabida, es que Mendoza no se distrae ni es precisamente una provincia cándida cuando se trata de la pelea por los recursos hídricos, y por lo tanto siempre guarda algún as en la manga (la situación de "reemplazar" Portezuelo por otra obra no es sencilla de tomar, tiene costos políticos y genera enfrentamientos internos entre fuerzas políticas partidarias y distintas autoridades regionales).
Otra de las situaciones que merecen que se abra el paraguas es que Mendoza plantea entre sus obras "suplentes" la construcción de la represa "El Baqueano", que se proyecta en el río Diamante entre Agua de Toro y Los Reyunos, y que también tiene lógicas resistencias de parte de La Pampa.
...y una de arena...
La tercera ola de coronavirus llegó con fuerza, impacta de lleno en nuestra provincia como en todo el país y sus efectos negativos aún no se pueden medir como corresponde, pero incluye un récord de contagios y un tendal con decenas de miles de personas aisladas, situación que obviamente repercute en la economía y en la vida cotidiana.
En un momento en que cierto repunte se hacía evidente después de la parálisis derivada de los peores momentos de la pandemia y la cuarentena, la aparición de la tercera ola -inevitable, como ha ocurrido en todo el mundo, y a la vez fruto de los relajos en los cuidados- impidió un fin de año en tranquilidad y augura lo complejo que resultará 2022.
Por otro lado, y eso también está a la vista, solo de este modo algunos sectores parecen cobrar noción de la innegable importancia del plan vacunatorio que se desarrolla de modo masivo impactando en todo el país y que tiene en La Pampa una de las provincias ejemplares en la puesta en marcha de ese programa.
La porción de la población antivacuna ha sido reducida en la provincia a una porción marginal, ya que vistos los resultados más básicos, una buena parte de aquellas personas que en el último año le sacaron el cuerpo a la inmunización prefirió ahora anotarse formalmente y acercarse a los vacunatorios, ya sea por cuestiones de conveniencia individual o por puro miedo.
Como sea, creció de modo notable no solo el número de personas que asistieron a darse su primera dosis o a completar el esquema, sino también la estadística de quienes miraban de reojo todo ese proceso y eligieron en esta circunstancia ubicar su nombre en el listado formal de "vacunables", ya sea para conseguir su pase sanitario, para poder viajar de vacaciones o para juntarse con personas queridas en el cambio de año.
En ese sentido La Pampa aparece muy por encima del promedio nacional, también a raíz de algunas características que la provincia tiene desde hace tiempo (una de ellas es su baja población que permite mayor cercanía humana), y también en virtud de un sistema de Salud provincial que con sus innegables problemas y algunas faltas de infraestructura o de reconocimiento del recurso humano también es una bandera del Estado pampeano.
Así, algunas situaciones que en otros puntos del país resultan desgraciada postal de estos tiempos -como las agresiones de pacientes ansiosos contra el personal de Salud a veces colapsado- son literalmente extraordinarias, aunque para nada justificables -tal como ha señalado el Movimiento de Enfermería-: en comparación con otros territorios, ni siquiera la masividad de hisopados y vacunaciones que se registró en estas semanas produjo incidentes sistemáticos.
Aun así los brotes crecen y generan problemas, incluso para laburantes de la Salud, que miran de reojo el devenir de algunos encuentros masivos: el Estado por ahora parece reacio a determinar restricciones o límites, bajo la convicción de que la economía no puede volver a paralizarse, pero esa circunstancia también dependerá de cómo se desarrollen los contagios, su gravedad y su impacto concreto en el sistema sanitario.