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EL DIARIO digital
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El radicalismo hace en estas semanas el intento de llegar al 14 de diciembre, día en que se renovarán las autoridades partidarias, con un consenso que permita una eventual lista de unidad.
Para ello, se aceitan conversaciones donde una de las hipótesis que asoma como posible es que el exdiputado nacional Martín Berhongaray asuma como presidente con el respaldo de las intendencias más importantes que tiene el partido.
La propuesta está en un tire y afloje tenso en el que no faltan otras discusiones picantes, sobre todo vinculadas a cuál será la futura orientación de la UCR de La Pampa.
El debate de fondo
A grandes rasgos, el debate es si aceptar lo antes posibles una alianza con sectores que asoman como refractarios para algunos espacios, como La Libertad Avanza y Comunidad Organizada, o fortalecerse internamente y después definir si hay coalición o caminos separados.
La movida que se tiró sobre la mesa tiene la impronta de la mirada del sector Celeste, que agita sobre todo Poli Altolaguirre como jefe del bloque legislativo.
Las intendencias advirtieron en el documento de esta semana que aspiran a ser tenidas en cuenta e hicieron un tiro por elevación a la grieta tradicional entre líneas de colores, refrescando que en la actual coyuntura debe haber otros factores de poder. Intendentes e intendentas reniegan de dirigentes de Santa Rosa que se pelean por espacios tan luego desde una ciudad en la que sacaron tan pocos votos en la última elección.
Berhongaray: verdes y maduras
Berhongaray estaría dispuesto a tomar la presidencia por las astas, con la idea de ser el posible líder de un rejunte opositor que contenga a todos los partidos no peronistas y que, si es necesario, decida las candidaturas de 2027 en las urnas internamente.
Es la Azul (Abel Sabarots, Francisco y Javier Torroba, la diputada nacional Marcela Coli, el presidente del partido Federico Guidugli) la que presenta más resistencia frente a ese rumbo, que además no tiene el aval total de las jefaturas comunales, donde tampoco existe una única mirada. Por otra parte, cuestiona el rol de Berhongaray como líder, con más razón después de que le sacara el cuerpo a las legislativas y se desinteresara por la suerte del partido.
En ese juego de espacios y dirigentes tradicionales también talla el senador Daniel Kroneberger, que fue uno de los que más claros pasos dio hacia el espacio nacional Provincias Unidas cuando ese sector se presentó como opositor al gobierno nacional. Ese camino parece incompatible con el de quienes gestan un arreglo que rejunte a todo lo que no sea peronista.
Tiempos distintos
En su única aparición mediática después de los comicios, Berhongaray casi que sostuvo su ruidoso silencio, deslizando apenas lo que piensa y le conviene respecto de que la UCR "cometió un error" al definir acudir a las elecciones en un sello aparte que el que compartieron La Libertad Avanza y el PRO.
Está muy claro que Guidugli sacó menos del 9% de los votos, el radicalismo se quedó sin la banca nacional que tiene hasta el 10 de diciembre y sobre todo perdió esa imagen de fortaleza territorial que le quedaba a partir de las 28 intendencias que ostenta y del clásico funcionamiento de "un comité en cada pueblo".
La Celeste intenta que una alianza ampliada se defina con rapidez. Otra dirigencia radical, incluyendo a intendencias fuertes, maneja tiempos distintos. Creen que hay que desensillar hasta que aclare y en lugar de apretar el acelerador es tiempo de parar la pelota.
Consenso o interna
Mónica Curutchet, la intendenta más importante de la UCR, como jefa comunal de Eduardo Castex, desaconseja cualquier apuro justamente porque antes de pegotearse con otras fuerzas, interpreta, hay que curar las heridas.
Para Curutchet, "el partido debe fortalecer su estructura y renovar dirigentes para volver a representar a la gente". "Nadie va a querer aliarse con alguien que no representa a nadie", advierte. Y reprocha el relativo ninguneo que sufren de modo sistemático las intendencias cuando la pelea visible pasa por la Legislatura o la puja entre líneas internas.
Coincide la diputada Andrea Valderrama, con una metáfora bien radical: dice que antes de buscar alianzas hay que "ordenar la casa". Desecha cualquier apuro y asegura que antes de pensar con quién aliarse, "hay que fortalecerse, reconstruirse y ofrecer una alternativa clara".
Si no hay consenso, ocurrirá una interna por la conducción partidaria, un capítulo que parece poco probable, pero con esta UCR nunca se sabe. Hasta el 24 de noviembre hay tiempo para presentar listas. También se renuevan la representación ante los organismos partidarios nacionales y la conducción de los comités más importantes: Santa Rosa, General Pico y General Acha.