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EL DIARIO digital
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Un grupo de padres de alumnos de cuarto grado de la escuela primaria N° 133 de General Campos tomó la drástica decisión de no enviar a sus hijos a clases a partir del próximo lunes 10 de noviembre, en protesta por una serie de situaciones de violencia y maltrato ejercidas por un compañero, que se vienen repitiendo desde hace aproximadamente dos años.
Los padres enviaron una nota a El Diario expresando su desesperación ante un entorno escolar que, según denuncian, se ha convertido en un "lugar de tensión y malestar" donde los niños asisten "con miedo".
La principal preocupación de las familias es la violencia recurrente de un menor, que se ha intensificado este último año, afectando no solo a sus compañeros (24 niños) sino también a las docentes del grado.
"Nuestros hijos ya han naturalizado que la violencia que ejerce este menor hacia ellos... se da debido al accionar del grupo clase. Llegaron al punto de hacerlos sentir culpables", expresaron los padres.
Los denunciantes señalan que, bajo el lema de la inclusión, la falta de personal de apoyo especializado en las escuelas deja a la mayoría de los alumnos y a las docentes en situación de desamparo.
Amenazas y desprotección docente
Los padres lamentaron que la respuesta de la institución ante los pedidos de solución haya sido siempre la de "proteger al agresor", con respuestas como 'vamos a darle tiempo' o 'notamos una leve mejoría', mientras que el ambiente de violencia impide el avance académico.
Uno de los puntos más graves denunciados fue la impunidad que siente el menor agresor, quien habría comentado que "no lo pueden tocar porque su madre denunciaría a las docentes".
Además, la "gota que rebalsó el vaso" fue una supuesta amenaza de la madre del niño agresor a un menor dentro de la escuela, un acto que los padres aseguran que no dejarán pasar desapercibido.
Pedido de soluciones urgentes
Los padres aclaran que su reclamo no es en contra de una familia, sino un "pedido de acción a la institución y a los responsables de las políticas educativas que no dan respuesta".
Exigen soluciones urgentes y "reales", más allá de "charlas contra la discriminación o el bullying". Mientras esperan una respuesta y planes de acción concretos, han decidido mantener a sus hijos fuera de las aulas.