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"Vivíamos un infierno", dicen los denunciantes del juez Díaz Lacava

La denuncia contra el juez Pablo Díaz Lacava la hicieron dos secretarios y una secretaria del Tribunal Oral Federal de Santa Rosa. Describieron en la denuncia a la que accedió El Diario "una escalda de gritos, maltrato y ataques de ira".

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EL DIARIO digital

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"Vivíamos un infierno", sintetizaron los tres denunciantes del juez del Tribunal Oral Federal de Santa Rosa, Pablo Díaz Lacava. La denuncia la presentaron dos secretarios y una secretaria de ese tribunal. La causa que impulsó la fiscala Iara Silvestre y el juez Juan José Baric, ante la presentación es por "Amenazas, Coacción, Abuso de Autoridad, Violencia de Género, Maltrato Laboral y  lesiones".

Uno de los secretarios ya declaró ante la fiscalía para ampliar la denuncia, que se presentó por mail. El escrito llegó acompañado por una nota de los otros dos jueces del TOF, Marcos Aguerrido y José Mario Tripputi, quienes  respaldaron la denuncia. Hace diez días se habían reunidon con el juez para reclamarle que cesara en sus actitudes, pero, aparentemente, no hubo eco. El juez Baric dictó una restricción de acercamiento de Díaz Lacava, que no puede ingresar al edificio a partir de esto.

El Diario accedió en forma exclusiva a la presentación. "Es la única forma de actuar para evitar males mayores", explicaron los tres denunciantes. Los hechos denunciados apuntan a la posible comisión de delitos como agresiones, abusos de autoridad, violencia laboral y maltratos, violencia de género, hostigamiento y amenazas.

Un juez "a los gritos y ataques de ira"

En el requerimiento que hizo la fiscalia, figura que los denunciantes destacaron "el carácter dominante e intempestivo del doctor Díaz Lacava, que ha llevado a que todos hayan presenciado distintos actos que podrían calificarse como inadecuados y violentos de su parte pero que, especulaban, respondían a rasgos propios de una personalidad rígida, obsesiva, intolerante o impulsiva y, en última instancia, concebían como exigencias laborales inherentes a sus funciones como directores de las oficinas judiciales del tribunal, como parte de su responsabilidad; llegando incluso a buscar causas con las que justificar el actuar del juez, bajo las que toleraban y justificaban sus acciones de maltrato que se remontan a varios años hacia atrás". 

En la denuncia afirmaron "haber presenciado sus gritos y ataques de ira; el destrato a distintos periodistas en reclamo por sus publicaciones; a funcionarios policiales y penitenciarios, cuando comenzaron los problemas por el cupo para detenidos; situaciones de maltrato para con el personal de otras áreas del poder judicial (como la Dirección de Tecnología y la de Arquitectura del Consejo de la Magistratura de la Nación) cuando encabezó diversos reclamos por materiales, recursos, etc. Incluso, hasta la por entonces presidenta del Consejo de la Magistratura, doctora Gabriela Vázquez. Como así también que, luego de cada uno de estos episodios, siempre arremetía contra los secretarios, que quedaban absorbidos por estos conflictos, afectados y cada vez con menos herramientas de gestión".

También expresaron haber sido testigos de cómo una secretaria de ejecución penal ya jubilada, "tuvo que terminar su extensa carrera judicial con un parte médico psiquiátrico de larga evolución por el hostigamiento que recibió por parte del juez Díaz Lacava".

Refierieron que el juez "siempre invoca supuestos fines superiores para descargar su personalidad irascible y violenta, lo que solamente es una fachada que le permite abusar con perversidad de las facultades que la ley le confiere en su condición de juez de cámara".

Destacaron que "hasta el momento nada trascendió y fueron destinatarios directos e indirectos de su violencia y, sin quererlo hasta "cómplices" por permitirlo respecto de otras personas; que intentaron mantener sus funciones, su carrera, su sustento".

Contaron que "nunca lo enfrentaron ya que, después de todo, se trata nada más y nada menos que de un juez de cámara y siempre priorizaron el intento de mantener un buen clima laboral y no generar mayores conflictos; que incluso sus colegas, los jueces de cámara José Mario Tripputi y Marcos Javier Aguerrido, muchas veces presenciaron situaciones incómodas y sufrieron sus repentinos desplantes, pero siempre se manejaron con hidalguía para intentar mantener la armonía en el tribunal".

En el escrito, indicaron que "siempre intentaron el diálogo pero la sucesión de ataques de ira y el maltrato de Díaz Lacava llegaron al punto límite de casi paralizar su actividad como secretarios del tribunal, con consecuencias físicas y psicológicas, incluyendo a otras funcionarias y empleadas".

Una reunión infructuosa

Los denunciantes contaron que hace diez días los jueces de cámara Tripputi y Aguerrido intervinieran convocando a Díaz Lacava a una reunión, durante la que lee expresaron su preocupación y lo emplazaron a cesar con las distintas acciones.

"La reunión no solo fue infructuosa sino que Díaz Lacava redobló inmediatamente sus ataques con violentas recriminaciones, impartiendo órdenes carentes de lógica con el fin de amedrentarnos y someternos, lo que derivó en que la secretaria A.T terminara internada por estrés y trastornos severos en la salud, y que el señor presidente del Tribunal la relevara de continuar sus tareas en forma presencial hasta buscar una solución", reveló la denuncia.

En este mismo sentido, "los jueces pudieron ver cómo la relatora de Díaz Lacava,  fue aislada y sometida, al punto tal de que con sólo preguntarle cómo se encuentra rompe en llanto; y como una escribiente lloraba desconsoladamente por una nueva arremetida del juez que no cesó sus hostigamientos".

Agresión a los secretarios

En el mail, los secretarios relataron un episodio a principio del año pasado, en el cual trabajaban con la ventana abierta en la oficina del tribunal y sorpresivamente entró un piedrazo que les pasó cerca de la cabeza. Mandaron a un policia para ver qué pasaba, pero a los pocos minutos entró el juez, riéndose de la supuesta broma.

Falsas acusaciones y amenazas, aubso de autoridad

Los denunciantes mencionaron que, además de los maltratos, les había prohibido a los secretarios cualcuier contacto con el ministerio fiscal, algo que dificultaba su tarea. Dijeron que los amedrentaba con la posibilidad de sumariarlos en caso de que no cumplan sus órdenes ya que, en paralelo, los otros dos jueces fomentaban la comunicación que Díaz Lacava les prohibía.

Dijeron que una nota publicada en El Diario sobre algunos fallos absolutorios en caso de drogas disparó "sus teorías conspirativas". "Públicamente expresó que había sido traicionado y comenzó a atribuir culpabilidad por lo sucedido a terceras personas; circunstancia que incluso expresó en algunas deliberaciones, a los otros jueces. Luego también deslizó que fueron los secretarios", describe la denuncia.

También apuntaron que el juez pretendía donar elementos secuestrados, como computadoras, a una fundación que preside su esposa. También que le entregó una computadora a una empleada que estaba con parte de enfermo. Y le entregó un sillón a otra empleada durante la pandemia, y no fue restituido luego.

Violencia laboral y maltrato

Los secretarios plantearon que luego de la feria judicial de julio de 2022, el juez convocó a los secretarios y secretaria y les exigió que se vaciara la sala de audiencias que ese encontraba repleta de causas, mobiliario y elementos que se utilizaron en el juicio de lesa humanidad.

"No obstante las explicaciones brindadas por los funcionarios y funcionaria sobre el proceso de acomodamiento que estaban realizando y el tiempo que implicaría cumplir su orden, a Díaz Lacava no le interesó y les dijo que debía quedar vacío inmediatamente por lo que impartieron la orden al personal de las tres vocalías para que al día siguiente procedieran a clasificar las causas asignadas a cada una y las empaqueten para trasladarlas al edificio del Correo – donde el tribunal cuenta con dependencias que utiliza para el archivo y depósito", reza la denuncia.

"Al día siguiente se dio una situación al ingreso del juez cuando encontró al personal de su vocalía trabajando en la sala de audiencias, entre las que se encontraba la jefa de despacho M. E., que por cuestiones personales le había pedido a uno de los secretarios modificar su horario de ingreso; esta circunstancia – es decir que E. ubiera ingresado a trabajar a las 7 en lugar de a las 8 de la mañana - motivó la cólera de Díaz Lacava, quien se dirigió hacia la oficina del secretario de ejecución, doctor S., pidió al personal presente (Soledad Rocca) que se retire y convocó a los secretarios T y RB".

"Una vez los tres adentro, el juez cerró la puerta y los acusó de maltratadores por hacer trabajar en el piso a M. que estaba con horario por lactancia y que inhumanamente le habíamos exigido que ingrese más temprano sin contemplar su situación; comenzó a gritarles y a dirigirse con furia (le temblaba la cara) y con puño cerrado los señalaba hacia la cara y golpeaba el escritorio; los acusó de que solamente habíamos convocado al personal de su vocalía, que estaban haciendo seguramente el trabajo de los demás. Les dijo que estaba cansado de ellos".

Dijeron que "el episodio fue muy violento y duró al menos 20 minutos en una habitación de tres por tres, donde el juez se paró en la puerta sin dejarlos salir; en este punto el Dr. R. explicitó que el juez le impidió salir cuando pretendió hacerlo para buscar a E. con el fin de aclarar la situación".

"Ante ello intentaron explicarle, pero no pudieron entablar un diálogo coherente, ya que el juez les terminó diciendo que en realidad ya sabía que del cambio de horario de M. porque ella se lo había dicho momentos antes, pero él quería que nosotros "sintiéramos lo que él sintió por culpa de nuestra inoperancia, al no avisarle que E. había pedido ingresar una hora antes. Que son nuestras funciones informarlo de todo lo que suceda en el tribunal y que lo ocurrido era nuestra responsabilidad. Que no nos creía, que seguramente esto lo habíamos armado para vengarnos de él".

"Antes que la situación se pusiera más violenta, lograron que Díaz Lacava dejara la oficina, lo que hizo pegando un portazo; sus gritos fueron oídos por la propia M., la relatora Y.C. y y el personal de las oficinas contiguas. La situación motivó la angustia y llanto de M.E. que en reiteradas ocasiones pidió pasar a otra vocalía".

Violencia laboral selectiva, hostigamiento, amenazas y coacción

Los denucniantes plantearon que "con el correr de los días la situación empeoró, el juez continuó con sus teorías conspirativas y de traición, que aumentaron al igual que su agresividad. Comenzaron los ataques de furia contra los secretarios y secretaria; rondas interminables de enojo y ofuscamiento por cuestiones triviales que él transformó en "graves e intolerables", siempre justificándose en supuestos fines superiores; gritos, actos de agresión verbal directa, portazos, patadas y golpes al mobiliario; incesantes interrogatorios en su despacho, amenazas de sumarios y sanciones con el fin de amedrentarnos".

"La estadía en el tribunal pasó a ser un infierno al punto que comenzamos a realizar acciones en contra de nuesra voluntad, amenazados por su hostigamiento constante, agobiados por sus exigencias de repente se vieron hablando y pensado todo el día en el doctor Díaz Lacava que continuamente  nos asignaba tareas con plazos de realización inalcanzables, con exigencias de actividades sin una finalidad específica, con una sobrecarga selectiva, bajo el argumento de que "los secretarios están disponibles las 24 horas" y con la exigencia de "no molestar al personal fuera del horario de trabajo", detallaron.

La fiscalía indica que "al mismo tiempo los fue relegando de sus tareas, quitándoles esferas de competencia, funciones de superintendencia sobre el personal para asignar trabajos, horarios y licencias. Ninguneos, hablar como si no estuvieran presentes, escindirlos de las deliberaciones; al punto que el doctor Aguerrido les llamó la atención por esta situación de estar atrás de los pedidos del juez y desatender otras cuestiones".

"En forma paralela, tuvo igual proceder con personas que eran de su confianza. Su relatora, la E.S. , y la escribiente B.M. (ambas nombradas a instancias del juez en 2019), sobre quienes comenzó a realizar observaciones peyorativas sobre su desempeño y a adoptar posiciones sumamente hostiles y persecutorias (sobre su situación expondremos en un tópico separado). Cuando sus acciones no le daban los resultados pretendidos, estallaba con ataques de ira".

Violencia labroal y violencia de género

La denuncia expresa que "en septiembre de 2022, cuando se encontraba el doctor R. de licencia, Díaz Lacava se acercó por la mañana a la oficina de la doctora T. y  el doctor S., que ahora se habían unificado en la planta alta junto a la nueva sala de acuerdos. Inmediatamente comenzó a recriminarles por distintas cuestiones, retomó el tema de M.E. e insistió con que le retaceaban información".

"Por lo general aprovechaba cuando alguno de los secretarios se ausentaba para justamente preguntar por cuestiones de su área. Los interpeló sobre los listados de detenidos, sobre los cupos, sobre la forma en que estaban hechas las planillas de Excel (mayúsculas, minúsculas, colores, etc.), sobre las fechas de juicios, sobre si estábamos hablando con la fiscalía, o con los defensores, etc".

"El tono comenzó a subir y estalló por un matafuego que supuestamente estaba mal puesto en la sala de audiencias, por la tapa del servicio de agua en la vereda, por la pila del reloj de la sala de audiencias, insultó a la habilitada y dijo que era una inoperante, etc. Comenzó a gritar en un ataque de ira, parado frente a la puerta cerrada, evitando que saliéramos de la oficina".

Contaron que habían ensayado que no volverían a tolerar su maltrato y que si volvía a repetirse esta situación se retirarían del lugar, pero no pudieron hacerlo; se callaron hasta que terminó de gritar y finalmente "salió pegando un portazo de tal magnitud que se descalzó la bisagra metálica".

"En la sala contigua estaban los relatores. Incluso, el propio juez Aguerrido que pasaba por allí escuchó sus gritos y refirió a sus relatores que "no los puede tratar así". Luego fue a dialogar con él sobre lo ocurrido y nos comunicó algo de su charla y que le informemos si esto volvía a ocurrir".

Violencia de género y maltrato laboral

"Luego de ese episodio se alejó y casi no les hablaba, lo que les cierto descanso, más allá de continuar con su cruzada de desprestigio", prosigue la presentación.

"Sin embargo, notaron que comenzó a descargarse con su relatora y también l escribiente, pero como esta última es empleada de ejecución, que por entonces estaba a cargo del juez Aguerrido, estaba un poco más protegida".

Un día, a principio de octubre, observaron a la doctora S. en llanto desconsolado y en evidente estado de nerviosismo. "Intentamos tranquilizarla y hablar con ella, pero no se encontraba en condiciones. Seguidamente el juez Díaz Lacava los llamó uno por uno a los secretarios para informarnos que nosotros teníamos la culpa de lo ocurrido porque no le comunicábamos las novedades", contaron.

"Mencionó que E. le había informado que se retiraba una hora antes ese día porque tenía un turno médico impostergable y que le había avisado al secretario, pero que él le llamó la atención y la relatora "se emocionó", según sus propias palabras. También nos recordó que el horario de 7 a 13 para los secretarios y funcionarios es solamente a los fines de la atención al público, pero que en realidad deben estar disponibles en todo momento, y que lo mismo le informó a su relatora en ese momento".

"Cuando indagamos con E. lo ocurrido nos comentó que estaba muy presionada, que no entendía las exigencias y reclamos del juez y que le había dicho que tenía que retirarse antes y que había dejado todo listo para la audiencia de juicio abreviado, pero que fue recriminada fuertemente y estaba muy angustiada, pero no nos dio mucha más información. Nunca quiso hablarles del doctor Díaz Lacava y hasta hoy resiste como puede".

Remarcan que "el día posterior a la reciente convocatoria de los señores jueces al doctor Díaz Lacava en su despacho, una de las personas afectadas y sollozando que los jueces pudieron advertir era justamente E.; la otra persona que lloraba desconsoladamente era B,M.. Curiosamente ambas fueron nombradas a instancias del juez DÍAZ LACAVA, personas supuestamente de su confianza".

"Otra cuestión, no menor, es que no hace mucho tiempo, el juez rompió con el esquema de trabajo que se había instalado, con todos los relatores juntos en la planta alta, próximos a los secretarios, y ordenó trasladar a E. a la planta baja, lo cual a criterio de los denunciantes constituyó una clara maniobra de aislamiento; una más de las que acostumbra a realizar el juez, para ejercer su dominio".

Violenicia, maltrato y daño de bienes

Otro hecho denunciado ocurrió en novioembre del año pasado, cuando irrumpió para sacar un televisor -que usaban para proyectar pruebas- de la oficina de un secretario.

"El juez ingresó a la oficina y comenzó a forcejear e intentar arrancar el televisor de la base en la que estaba colgado, en una forma muy violenta. Cuando se le intentó explicar nuevamente sobre cómo y por qué se había instalado el televisor en dicho lugar, el juez estalló en gritos contra el secretario, con una violencia difícil de explicar, totalmente desenfrenado, y le dijo que quién era él para cuestionar sus órdenes, que tenga mucho cuidado con lo que quería insinuar. Salió de la oficina sin poder sacar el televisor y se retiró inmediatamente del edificio. Unos 20 minutos después, el doctor Diaz Lacava regresó al tribunal con un destornillador que trajo de su casa, y fue directamente a la oficina con el agente de la PFA, sacó el televisor y lo hizo colocar en la guardia de la planta baja para que los efectivos de la PFA pudieran ver el mundial, claramente cambiando lo que él mismo había ordenado, en cuanto a tener un televisor en la sala de acuerdos —donde se había colocado— y en cuanto a o ver los partidos en horario de trabajo".

Cuando el secretario le recriminó lo ocurrido y su furia, detallaron,  "le dijo que él ejercía su cuota de poder ya que los otros jueces no lo hacían, que esto era una guerra de poder y que no confiaba más en los secretarios".

"Unos días más tarde, tuvo otro episodio de furia, cuando pasaba por la recepción recién pintada y arrancó intempestivamente un cartel que no le gustaba (sobre un canal denuncias en el Poder Judicial), dejando la pared expuesta y resquebrajando la pintura, lo cual enojó a la habilitada M.B. que había hecho las gestiones para la obra".

"La afición del doctor Díaz Lacava por arrancar, sacar o retirar objetos de las paredes parece no tener límites ya que, con total desprecio por las creencias religiosas del Secretario R.  bajó un crucifijo que éste mantenía en una de las paredes de su despacho privado".

Hostigamiento, incomunicación

Los secretarios dijeron que después "comenzó a cortar canales de comunicación para entorpecer aún más las tareas de los secretarios. Por un lado, se quejaba de que no recibía información y por el otro fue cortando las vías disponibles. Si le mandábamos un mail desconocía haberlo recibido, decía que había que confirmar que lo había recibido efectivamente por otro medio, para lo cual debíamos enviarle un mensaje de WhatsApp y asegurarnos de que lo haya recibido".

"Luego, a inicios de febrero de 2023, abandonó el grupo de WhatsApp que funcionaba entre los magistrados y secretarios del tribunal, como un canal oficial informal de comunicación para todas las cuestiones de la sede, cortando nuevamente de ese modo, las vías habituales de comunicación que teníamos a nuestra disposición cuando, por otro lado, reclamaba estar informar de todo"-.

"De esta manera, utilizó esa dificultad para seguir amedrentando a los secretarios. Los culpó de haberlo excluido de una audiencia del art. 11 bis de la Ley 24.660, que se celebró el 22 de diciembre de 2022, cuando en realidad el juez no nos hablaba más e, inclusive, no vino a trabajar ese día -comenzaba su licencia al día siguiente-, sin avisar si tenía intenciones de participar o expresar alguna cuestión sobre el voto, pese a ser consultado sobre ello".

"Sobre esto último, se encargó personalmente de acosarnos al día siguiente en feriado sobre cómo, por qué, quien decidió, cómo se convocó etc., manifestando que lo habíamos excluido adrede de la audiencia. Se le explicó que la audiencia la había realizado el presidente, Doctor Tripputi, que se pudo hacer en el momento por pedido de una de las víctimas y que era una prórroga de la audiencia que se había convocado para el martes anterior y que se había suspendido por el feriado cuando vino la selección nacional, que se avisó en el grupo de WhatsApp donde el doctor Tripputi dispuso la suspensión, etc. etc. etc. Hasta la fecha continúasacando el tema y amenazando con sumarios".

Violencia de género y lesiones a la secretaria

Entre los actos directos de violencia de género se encuentran los desplegados contra la integridad de la denunciante A.T y  de otras mujeres del tribunal. "El doctor Díaz Lacava siempre tuvo comentarios con un alto nivel de violencia. Al poco tiempo de haber ingresado la doctora al tribunal quedó embarazada y concurría al mismo gimnasio que el juez, quien la cuestionó por estar haciendo ejercicio mientras cursaba embarazo, sin tener siquiera confianza entre ellos ya que se conocían hacía muy poco tiempo como para emitir opiniones sobre su cuerpo. Siempre hacia comentarios con injerencia en los cuerpos ajenos. A modo de ejemplo, tuvo una época en que se burlaba por cómo la secretaria se pintaba las uñas. Tanto comentaba que cada vez que la doctora iba a hablar con él sentía cierta incomodidad y comenzó a tratar de no mostrar sus manos para que no se riera o hiciera comentarios al respecto".

"Solía comentar el juez, llamativamente, que él no mira a las mujeres a los ojos para no ruborizarlas o incomodarlas; sin embargo, hacía permanentes comentarios sobre el aspecto o cuerpos de las mujeres, en tono de burla", indica el escrito denunciante. 

"Luego, más adelante, comenzó a cuestionarla en reiteradas oportunidades por su horario de llegada al tribunal, pasadas las 7. A lo que la secretaria le explicó, varias veces, que ella era madre soltera, sin familiares en la provincia, y que debía aguardar a su niñera que llegaba a las 7 a su casa, porque sale de otro trabajo, para poder salir corriendo para el tribunal y que, además, siempre se quedaba más de las 13 y que estaba disponible en cualquier horario que fuera requerida".

"Este hecho no pasó desapercibido ya que la secretaria debió formalizar la situación con los otros jueces para evitar que Díaz Lacava tomara alguna acción contra ella, además que le originó una profunda angustia mientras cursaba los primeros años de vida de su hija".

"Un dato no menor es que el horario de atención al público de la jurisdicción es de 7.30 a 13.30 en el juzgado federal y de 8 a 14 en la Cámara Federal de Bahía Blanca, y que el horario del Tribunal lo modificó Díaz Lacava cuando ingresó en 2012, previa consulta con el personal, adelantándolo a las 7 y la salida a las 13, porque le quedaba mejor para retirar a sus hijos del colegio. Es justamente esta circunstancia, que torna inentendible el porqué de los constantes cuestionamientos sobre el punto a la secretaria, cuando se le dieron, al respecto, explicaciones lógicas".

"Otra cuestión que debemos poner en conocimiento es que el año pasado, mucho antes de la feria judicial, habían decidido entre los secretarios, cómo cubrir enero de 2023, con la consigna de mantener sólo los servicios esenciales del tribunal, sobre todo por cuestiones de los detenidos. Así, decidieron que en enero se quedaría la secretaria, ya que el año anterior había sido cubierto por el doctor S.  y al año siguiente intercambiarían el mes nuevamente, siendo que el doctor R,B cubre generalmente la feria de julio".

"En diciembre, el doctor Díaz Lacava fue consultado varias veces a efectos de confeccionar las acordadas de rigor (autoridades 2023 y feria de enero) para comunicarlas al superior, sin efectuar reparos. Finalmente, informó que no se iba a quedar en enero y que se iba a tomar también algunos días de febrero. Luego agregó también que se iba a tomar la última semana de diciembre, entre navidad y año nuevo. Unos días después consultó al doctor R.B.  sobre las autoridades que en definitiva quedarían en la feria, donde se le informó que la doctora T. iba a cubrir enero y que el doctor Aguerrido iba a quedarse la primera quincena. Poco después de ello, decidió modificar su licencia e informó al secretario para que lo incluya la segunda semana de enero, con lo cual el doctor Aguerrido decidió quedarse solamente la primera semana".

"De tal forma, Díaz Lacava quedó trabajando una semana en la feria de enero junto a la T. Días previos a iniciar su ejercicio en feria (entre el 9 y 13 de enero) hizo saber a la secretaria que el lunes realizarían a partir de las 8, una visita a las unidades 4 y 13, motivo por el cual se encontraron a las 8 en la unidad 4 sin haber sido informada sobre qué versaría la visita o su motivo (si iban a recorrer el establecimiento, a realizar entrevistas, o alguna denuncia en particular)".

"La secretaria le solicitó al empleado S.A, que esa semana estaría trabajando en el Tribunal, que la acompañe porque no quería ir sola con el juez ya que, para ese entonces, ya habían ocurrido los hechos de violencia narrados y el juez había comenzado a no dirigirse a la secretaria sino por interpósita persona y cuando le hablaba no la miraba y lo hacía de manera muy violenta, por lo que se sentía más segura yendo con S."

"Al llegar a la Unidad el juez ya se encontraba allí y le preguntó, de mala manera, por qué estaba Sebastián ahí y quien estaba en el Tribunal. La doctora T. le respondió que nadie, que cualquier cosa que sucediera se había avisado al guardia para que se comunique con ella y que la atención era telefónica o por vías digitales. En ese momento, Díaz Lacava ordenó que S. regrese al Tribunal, así que T. quedó sola con el juez, aceptando nuevamente algo contra su voluntad ante la acción del juez".

"Ingresaron al penal y el juez dirigió la comitiva. Pidió un lugar para entrevistar a las personas detenidas en calidad de procesados. Le trajeron la lista y fue chequeando si coincidía con la que la secretaria le había provisto. Pidió que trajeran a una veintena de detenidos, de a uno, porque los entrevistaría".

"Cuando se quedaron solos, comenzó a increparla de mala manera, sobre cómo se había hecho el acuerdo de autoridades de feria; ella le explicó que, si bien no había participado de eso y desconocía los pormenores, sí sabía que se había realizado de la misma manera que los dos últimos años. Luego le preguntó si conocía cuál había sido el método de selección del personal para cubrir la guardia de la feria, a lo que se le respondió al igual que los años anteriores, a voluntad de los empleados en primer lugar y se convocaba específicamente si es que quedaba desierta alguna semana. Continuó con su interrogatorio cada vez más hostil, con evidente descontento y furia. Le temblaba la cara y la miraba fijamente con mucha ira; le preguntó si sabía cuándo iban a compensar la feria cada persona que se quedaba, ya que para habilitar a que alguien se quedara debía tener certeza de cuando usufructuarían esa licencia, etc. etc. etc. Sin respuestas, no le dirigió más la palabra".

"A las 14:30 horas aproximadamente, finalizó la visita y se retiraron. Al salir, el juez preguntó cómo se iba a ir la secretaria tras advertir que se había quedado sin transporte cuando se fue Sebastián, pero de ninguna manera aceptó subirse al auto con él, así que decidió volver caminando sola a su casa".

"Al otro día concurrió nuevamente a la sede. Comenzó a pedir un sin número de listados de causas, de recursos, etc., algo bastante difícil de conseguir siendo que disponía del personal mínimo, tarea que demandó todo el día a la secretaria y al siguiente le entregó los listados. De esto el Jefe de Despacho G.M. puede dar cuenta ya que, como responsable digital, fue quien debió asistir a la secretaria en los innumerables pedidos del juez, en un contexto de feria, con guardia mínima".

"Pidió las acordadas de autoridades 2023 y demás. Comenzó a cuestionar nuevamente quien había decidido el personal de feria, que por qué había quedado ella en enero, quién dispuso eso, etc., intentando poner en crisis decisiones en las que la secretaria no participó".

"Finalmente, el jueves 12 de enero, el juez citó a su despacho a la secretaria. Ya había logrado aislarla y marearla con múltiples tareas innecesarias, y así se dispuso a desplegar toda su furia contra ella, propinándole sus habituales discursos a los gritos y con la violencia que ya hemos descripto sobradamente. La acusó de ineficiente y le exigió revisar y exhibir los chats y comunicaciones con su relatora y secretarios, por distintos motivos relacionados con sus reclamos. La trató con ira y violencia verbal desmedida. Ese mismo día la doctora T envió un audio a los secretarios que estaban de vacaciones, muy angustiada y con mucho miedo por lo ocurrido. La conducta de Díaz Lacava fue comunicada recientemente a los magistrados del Tribunal a propósito del estrés que está padeciendo la doctora le originó perdida de cabello, trastornos gástricos y principio de ataques de pánico".

"Nuestra compañera siempre fue dedicada y proactiva para asumir responsabilidades, pero desde que volvió de licencia sufre en cada instante que el juez se acerca, a punto tal que las audiencias de juicio que antes cubría en reemplazo del secretario de cámara, comenzó a realizarlas el doctor S. y no dejan que vaya a su despacho ni que lo enfrente sola en ninguna situación del tribunal".

"Cuando comunicaron recientemente esta situación a los jueces Tripputi y Aguerrido, éstos convocaron al juez a la ya mencionada reunión del 12 de abril, pero al día siguiente Díaz Lacava arremetió como de costumbre, lo que derivó en una nueva recaída de la secretaria, que terminó internada en el Centro de Salud Polimedyc de esta ciudad y originó que los jueces Tripputi y Aguerrido la releven de cumplir su trabajo en forma presencial hasta buscar una solución".

"Es así que juez Díaz Lacava bajo excusas laborales, ejerce violencia, ira y maltrata a su antojo a distintos dependientes, como los secretarios y algunas empleadas, pero tiene particular ensañamiento con las de género femenino. Tanto la doctora AT como NM terminaron con licencias por enfermedad por sus ataques. Actualmente, se direcciona contra su relatora y su escribiente".

"Los jueces tuvieron que ver a B.M. lorando desconsoladamente porque Díaz Lacava intenta modificar su horario a toda costa".

"La empleada, se encuentra autorizada a entrar a las 7.30, hasta las 13.30, para llevar a su hija al colegio, que además es compañera de una de las hijas del juez, y porque sirve a los fines de la oficina de Ejecución Penal para realizar trámites de última hora. Este incidente, redoblado nuevamente por el juez, requirió que el doctor Tripputi, actual Juez de Ejecución, deba intervenir y autorizar expresamente a B., para su tranquilidad".

"También comenzó a cuestionar su trabajo, siendo que es una empleada calificada, de las pocas que maneja planillas Excel, estadísticas y etiquetas de los condenados y sus trámites. Incluso, un día, llamó al doctor R.B. y le hizo saber que estaba muy enojado porque B. había invitado a compañeras a su casa a comer "con total desprecio por el trabajo de resto de los empleados del tribunal" y otras explicaciones poco lógicas de su ofuscamiento que hasta resultan difícil de redactar coherentemente. De hecho, también cuestionó a la secretaria T. por ir a la reunión, cuando en realidad no pudo hacerlo porque su hija se encontraba enferma".

"Estas empleadas que eran de su confianza terminaron siendo indeseables para el juez, y no por razones laborales, sino por estrictas cuestiones personales, lo que determina aún más el maltrato".

Señalan los denunciantes que "la escalada del conflicto que el juez lleva adelante ha generado un ambiente de trabajo hostil, desmotivado, con la confianza quebrada y con predominio de su violencia. El impacto negativo en la salud comenzó a sentirse y se agrava con cada día que pasa, y también de las familias".

"Predomina el miedo, el resentimiento, la ira, la desconfianza, el desgano, la frustración, etc. Sus conductas se enmarcan en el concepto básico de acoso laboral, de cómo destruir a personas; de manera sutil, por un lado, empleando solamente palabras, gestos, insinuaciones, rumores, mediante una violencia perversa; y en forma directa, con ataques de maltrato, dañando bienes, con manifestaciones intimidantes y amenazas, basándose en un principio de autoridad y obediencia", completaron.

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