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Trigo: "El rol clave de los fertilizantes"

Por Mariano Fava (*)

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EL DIARIO digital

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En poco menos de un mes la provincia de La Pampa iniciará la siembra de trigo, motivo por el cual lo productores están ultimando detalles logísticos a tal efecto. Por estar situados en una región semiárida, el empresario pampeano es muy prudente a la hora de asumir compromisos. La adopción de tecnología a veces requiere una inversión monetaria que puede comprometer la salud financiera de una empresa, por lo que debe ir acompañada de un criterio económico, de manera que signifique una solución o avance hacia la supervivencia y no lo contrario. 

Es este aspecto se encuadra la cuestión de los fertilizantes. Si bien nadie pone en duda la eficacia este insumo, el empresario se ve obligado a llegar a un nivel de eficiencia tan alto para permanecer en el mercado, que muchas veces descuida los objetivos de largo plazo por resolver una coyuntura cortoplacista. 

El mercado de fertilizantes domestico está un tanto desacoplado de los precios internacionales, por ende, la relación fertilizante/trigo es algo desventajosa, aunque en las últimas semanas esta tendencia se viene revirtiendo.

Si bien ésta es una variable bajista para la adopción de esta tecnología vital para lograr rindes de cantidad y calidad de grano, la buena coyuntura hídrica por la que atravesamos de cara a la siembra de cosecha fina favorece o facilita la toma de decisión hacia la aplicación de nutrientes. 

Los objetivos del uso de los nutrientes los podemos diferenciar en corto plazo (un solo año), o largo plazo. En cuanto a los primeros mencionado (corto plazo) podemos enumerar los siguientes:

1.Maximizar el retorno de la inversión en fertilizantes.

2.Mejorar la efectividad de otros insumos.

Mientras que los objetivos a largo plazo representan:

1.Mejorar la productividad del suelo.

2.Aumentar el valor de la tierra.

3.Maximizar la efectividad de otros insumos.

Como vemos, la estrategia de fertilización de corto plazo obedece más bien a un tema de mercado, netamente vinculado con el retorno de la inversión hecha en fertilizante. Mientras que los objetivos de largo aliento representan un circulo virtuoso, que ademas de incrementar la producción por hectárea, provoca por efecto derrame, un sin número de beneficios al sistema, a los que brevemente nos referiremos. 

Un manejo adecuado del recurso suelo requiere un equilibrio entre la incorporación de residuos de cultivos y la descomposición de materia orgánica. He aquí el meollo de la cuestión. No debemos olvidar nuca que la columna vertebral de un sistema conservacionista es la cobertura. Es así como más producción de grano por hectárea producto de un correcto uso de tecnología, representa un mayor aporte de residuos de cosecha al suelo, lo que contribuye al mencionado equilibrio. 

Sin embargo, no es menos cierto que en lotes con mucha cobertura los cultivos de trigo han venido sufriendo sufren fuertes daños por helada durante su estado vegetativo. Esto requiere un enfoque minucioso en este aspecto y ver que estrategia desplegar para evitar que ello ocurra.

Una buena agricultura requiere un plan de reposición de nutrientes, los cuales son exportados del sistema vía cosecha de grano, debiendo estar contemplado en el esquema mental de todo agricultor. Ello representa un verdadero desafío producto de la inversión que supone.

Para finalizar diremos que está claro que cultivos como maíz, trigo, sorgo y girasol son fuertemente dependientes de la fertilidad inicial de un suelo para lograr buenos resultados. La soja debido a su capacidad de fijar nitrógeno atmosférico y de generar un suelo acido entorno a su rizósfera (área de suelo que rodea a la raíz), le permite acceder a más nutrientes en un mismo suelo que los otros cultivos antes mencionados; permitiéndole producir bien aun en lotes un poco más degradados en cuanto a fertilidad química se refiere.

Entrando a una siembra de trigo y cebada con un contexto hídrico adecuado como el actual, debemos evaluar junto a nuestro ingeniero de confianza todas las estrategias posibles para hacer una nutrición adecuada del cultivo. Para ello el análisis de suelo es fundamental, pues nos permite conocer desde dónde partimos y en que nutrientes concentrar los esfuerzo; ya que debemos tener una nutrición balanceada de todos los elementos químicos. 

De lo contrario podemos correr el riesgo de gastar dinero en corregir un nutriente por ejemplo, nitrógeno, no obteniendo la respuesta productiva esperada porque la producción se ve limitada por la escasez de otro macro elemento como puede ser el fosforo.

(*) Ingeniero Agrónomo  (MP: 607 CIALP) -Posgrado en Agronegocios y Alimentos- @MARIANOFAVALP

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