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Recomendaciones para sembrar trigo en La Pampa

Por Mariano Fava (*)

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EL DIARIO digital

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En aproximadamente dos meses se iniciarán las labores de siembra de cereales de invierno con destino a cosecha en la zona triguera quinta sur, a la cual pertenece la provincia de La Pampa. Por ello nos vamos a referir a continuación a las variables de mercado en el actual contexto económico doméstico y mundial, como así también a los principales aspectos agronómicos y tecnologías para lograr la mayor rentabilidad posible.

Hace un par de años que venimos atravesando un ciclo en el cual las temperaturas medias primaverales se han modificado en aproximadamente tres grados, lo que expone a los cultivos de invierno a constantes golpes de calor durante el mes de noviembre. Ello está afectando sensiblemente la performance productiva, sobre todo de los cereales. Es así como se están evaluando estrategias que nos permitan amortiguar esta situación. 

Se encontró que el periodo de heladas cada vez es más corto, es decir comienza a helar mas tarde y termina más temprano. El adelantamiento de las fechas de siembra de las diferentes variedades de trigo, obviamente respetando el ciclo de madurez, parece ser una buena estrategia para atenuar los golpes de calor durante el llenado de grano, siempre teniendo en claro a que nos exponemos; y que no es otra cosa que sufrir daño por heladas tardías en los estados de espigazón del cereal. 

Se estableció para nuestra región que se debe adelantar 3 días la fecha de siembra para acortar un día el intervalo emergencia floración. Es decir que, para adelantar diez días la floración, debemos sembrar un mes antes aproximadamente.

Otro aspecto para destacar en una región como La Pampa es la calidad panadera de los granos cosechados, sobre todo para el sector centro norte de la misma que está geográficamente muy lejano a los puertos (quinientos kilómetros en promedio). En efecto, la molinería local está siendo cada vez más exigente en este aspecto, y muchas veces la calidad del trigo obtenida es la diferencia de poder venderlo o no a la industria. 

Es decir, si la calidad obtenida no es aceptada por el molino harinero quedará como única opción la venta a los puertos. La exportación es menos exigente fundamentalmente en cuanto a calidad de gluten se refiere. Adicionalmente existe un "gap" (brecha) de precio importante entre el trigo cámara versus el denominado trigo calidad. Este último es el grano con una concentración de proteína y gluten superior al estándar comercial requerido para calificar como "trigo cámara".

La porción sur de La Pampa está comparativamente mejor que él norte en cuanto a comercializar el cereal a puerto, ya que tiene relativamente cerca el de Bahia Blanca. Para el resto de los productores trigueros de la provincia se recomienda emplear variedades de grupo de calidad uno. Este tipo de variedades permite obtener en la mayoría de los casos, ante igualdad de recursos (humedad y fertilidad), un uno por ciento más de proteína en grano. 

La necesidad de alternar cultivos en un potrero para hacer frente a las aparición y propagación de malezas problemas como "rama negra", bowlesia, ortiga mansa, viola, "yuyo colorado", etc., todas resistentes o tolerantes a glifosato, las cuales están avanzando nuestra región, hacen del trigo un aliado fundamental. 

Por lo tanto, cuando un productor tiene problemas con las malezas antes mencionadas, lo que el sistema "le está queriendo decir" es que su campo está "veranizado", necesitando realizar un giro de 180 grados en la rotación, debiendo plantar cereales de invierno y/o cultivos de servicio (abono verde). Esto permite cortar el ciclo de estas malas hierbas, retomando la serenidad del agroecosistema manejado de manera sustentable.

Para ir finalizando debemos mencionar que el año pasado tuvimos un ataque relativamente importante de roya amarilla. Las variedades que resistieron este patógeno son pocas, y muchas veces vemos que el cultivar que resiste roya amarilla, no resiste roya naranja, que es la más común y frecuente en la zona. 

En cuanto a la resistencia varietal a las enfermedades hay que ser muy cuidadoso y quizás sea preferible escoger una variedad por estos atributos y no tanto por la calidad, aun a pesar de lo antes expuesto al respecto. Con ello queremos significar que posiblemente convenga escoger un trigo de grupo de calidad dos (por sobre un cultivar grupo de calidad uno), si es que tiene un mejor perfil sanitario. 

Vale destacar que el precio del trigo versus el costo de los insumos es una clara variable bajista en cuanto a intensión de siembra se refiere. Es probable que para la presente zafra quienes implanten cereales de invierno sean los productores pequeños y medianos que trabajan en campo propio y hacen sus propias labores, o las zonas del sudeste y sudoeste de Buenos Aires que no tienen mucha más alternativa, pero con una sensible baja en el paquete tecnológico aplicado. 

Es difícil con estos números pensar que en zona núcleo vayan a inclinarse por un cereal de invierno, cuando en La Pampa en campo alquilado un trigo sembrado con un paquete tecnológico "alto" exige unos 33 quintales por hectárea de rinde de indiferencia (para recuperar lo invertido), mientras que si el paquete tecnológico resultara "medio" el rinde de indiferencia desciende a 29 quintales por hectárea, en tanto que para un nivel tecnológico bajo (siempre en campo alquilado), debemos obtener 24 quintales por hectárea para salir "hecho".

En resumen, se viene una campaña de cultivos de fina de bajo paquete tecnológico, con una baja del área implantada. Lo expuesto se sustenta en que, de no mediar una merma sensible en el costo de los insumos (fundamentalmente de los fertilizantes), la cantidad de trigo a producir para que sea un negocio razonable para el productor está muy por encima del promedio histórico esperable para La Pampa, aun en un año climáticamente favorable. 

(*) Mariano Fava- Ingeniero Agrónomo  (MP: 607 CIALP) -Posgrado en Agronegocios y Alimentos- @MARIANOFAVALP

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