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Una mirada disruptiva a los mercados de futuro granarios

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Por Mariano Fava (*)

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EL DIARIO digital

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Cuando asistimos a una jornada o congreso de cualquier cultivo de la República Argentina, o nos disponemos a leer algún suplemento rural agropecuario, vamos a encontrar el abordaje de tres módulos o temáticas. Una de ellas es sin duda el clima y sus pronósticos, otra son los aspectos técnicos o agronómicos propiamente dichos, y finalmente los mercados agrícolas internacionales y domésticos.

En la columna de hoy nos vamos a centrar en las charlas o notas de mercados agropecuarios, el impacto que las mismas tienen en las decisiones de los productores, y que tan eficientes son para el objetivo perseguido en el contexto de nuestro país. No sin antes advertir que quedan exceptuados del siguiente análisis las especialidades originadas bajo una modalidad de contrato de producción, donde el empresario no tiene más alternativas de mercado que el proveedor de ese contrato, como pude ser el girasol confitero o el maíz pisingallo por mencionar algunos.

Si bien los análisis de stock mundiales de materia prima, el avance las sementeras en los principales países exportadores de cada uno de los comodities y el aspecto especulativo de los fondos de inversiones son de una rigurosidad técnica inobjetable, todo ese cúmulo de información le falta ponerla en contexto argentino.

Es decir, no se puede mirar con un análisis de libre mercado el proceder de los precios de un mercado hiperintervenido con el nuestro, sin mencionar "el ruido" que le provee a las cotizaciones la tecnología del silobolsa, ya que le permite a cada productor ser capaz de decidir qué y cuánto vender, siendo dueño del físico de granos, es decir no lo entregó a fijar. Más aun sabiendo que para el empresario rural el grano es su criptomoneda, a la cual prefiere incluso por sobre el dólar.

Al productor solo lo puede impulsar a vender grano alguna de las siguientes alternativas:

1. Necesidad de dinero para vivir, lo que relativamente representa una cantidad baja en términos de volumen en grano.

2. Necesidad de invertir en nuevas sementeras y/o insumos de cara al establecimiento de nuevos cultivos.

3. Inversión en bienes de capital.

4. Deterioro de la mercadería por largo tiempo de almacenaje.

Si bien puede estar faltando alguna alternativa, estas son sin dudas las más importantes. Son muy pocos los productores que por sí solo decidan vender grano porque tiene buen precio, si no tiene ninguna opción de resguardo o destino cierto para esa masa de dinero.

Si escuchamos a cualquier gurú de los mercados granarios, vamos a advertir casi sin excepción una línea de pensamiento en común (casi endogámica), que se evidencia en las siguientes frases:

- Ningún mercado crece constantemente.

- Hay que capturar esta rentabilidad.

- Se debe asegurar el precio, aunque sea del 20% o 30% de la cosecha.

- Si el grano sube más del precio al que vendiste, al menos no pierdes.

- Podés comprar opciones para tener flexibilidad.

La realidad es que el mercado forward es un "invento raro" de mercado de futuro, que prosperan en economías volátiles y con poco apego a las normas como la Argentina.

En ningún mercado de futuros serio, sea del comodity que quieran analizar, está previsto comprometer la entrega del físico (es decir del producto). En realidad, esos mercados están pensados para transferir el riesgo de una suba o baja de precio de nuestra producción a un especulador, el cual busca rentabilidad en esa volatilidad intrínseca de cualquier mercado de competencia perfecta. Por lo que lo normal sería al final del contrato, salir de la posición arbitrándose, es decir haciendo la operación inversa. Pero para eso debemos contar con mercado de futuros líquido, y en argentinos no lo son, lo que eleva fuertemente el componente riesgo, que es irónicamente lo que le queremos transferir al especulador al entrar en estos mercados.

De lo expuesto se evidencia que lo antes planteado no está a la mano de la mayoría de los pequeños o medianos productores. Es por ello por lo que prosperó y generalizo el contrato forward, el cual te permite asegurarte un precio a futuro, pero comprometes la entrega de la mercadería a quien te provea ese contrato.

He aquí la principal incongruencia. Si se piensa bien, más que ser una herramienta de futuro agrícola para transferir riesgo, es una herramienta de financiación por venta anticipada. La cual emplea la empresa agropecuaria para la compra de insumos que empleará en la siembra de ese mismo grano que vende, o para asegurarse fondos frescos para afrontar los costos de recolección de esa cosecha venidera, evitando de este modo vender en el pico de oferta originado por la cosecha donde entran a jugar otros factores como falta de logística, por ejemplo.

Ocasionalmente, según el agroecosistema que nos encontremos, el clima "canta cero" y no llueve, o llueve mucho y hay inundaciones, u ocurre otra inclemencia climática importante. Quienes se posicionaron de una manera exagerada en contratos FW tienen que salir a cubrir posiciones comprando grano. Lo que normalmente viene acompañado de una suba en ese grano, generando un doble quebranto, una cosecha exigua y tener que pagar un sobreprecio para cumplir el grano que vendió más barato.

Si pensamos en los mercados de opciones (put y call), debemos saber que las mismas tiene un costo importante, y que debemos ejecutar la opción en caso de que la necesitemos. Algunos empresarios hay perdido la misma porque pensaban que era de ejecución automática ante la ocurrencia del evento para el cual habían comprado ese "seguro".

En resumen, es muy diferente pensar o actuar sobre el mercado de futuros y opciones si en vez de ser "analista de mercado" o "trader comercial de una gran empresa", donde en ambos casos si la apuesta sale mal paga otro, respecto de ser un productor o doliente final de una decisión a futuro.

Todas las frases cliché del mercado de futuro que suenan muy lindas y razonables están pensadas para otro tipo de economía, no para la Argentina. La verdadera y única cobertura que tiene el empresario agrícola nacional es tratar de diversificarse técnicamente (varios cultivos), y económicamente (que cada tipo de cultivo represente al menos un 20 % de sus ingresos), tratando de vender a contra estación y "quedándose sentado" sobre el grano más noble y fácil de almacenar en silo chacra o silobolsa, por ser el más resistente al deterioro, al menos de los 6 cultivos principales: "LA BENDITA SOJA".

Para finalizar, vale aclarar que no queremos decir que haya que estar atento a lo que pasa en el mercado mundial de granos y oleaginosas, todo lo contrario, hay que estar informado y seguir los análisis de los mismos, pero más que para pensar en vender grano, la utilidad de esta herramienta es para asignar área y tratar de hacer lo que en el futuro sea más escaso, que es lo que, por obvias razones, el mercado paga más, aun en economías intervenidas.

(*) Ingeniero Agrónomo (MP: 607 CIALP) - Posgrado en Agronegocios y Alimentos - @MARIANOFAVALP

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