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Eficiencia del barbecho de verano

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Por Mariano Fava (*)

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EL DIARIO digital

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La técnica del barbecho, ampliamente utilizada por los productores, es tal vez la tecnología de proceso que más beneficio le trae al sector rural en los ambientes semiáridos como la provincia de La Pampa. Si tenemos en cuenta que nuestra región se encuentra en un clima de déficit hídrico durante el verano, la eficiencia del (barbecho) en cuanto al almacenamiento de humedad es este período pasa a ser un factor clave para el éxito del cultivo que se establezca en ese potrero.

Tradicionalmente, se dice que los barbechos iniciados en enero son los que mejores resultados productivos arrojan. Si bien esto en general es cierto, en los tiempos modernos, debido a alto costo de oportunidad que posee la tierra, ya no podemos dejar "el campo parado" tanto tiempo, sobre todo en los años climáticamente húmedos, obligándonos a optimizar el uso del recurso suelo ajustando a milímetro los tiempos biológicos, climáticos y económicos, obviamente en un marco de sustentabilidad.

En base a lo expuesto, vemos que en determinadas situaciones un barbecho tan largo no sería lo más aconsejable para el resultado global de la empresa. Esta afirmación se sustenta en ejemplos concretos de esquemas de explotación que hoy se llevan adelante en nuestra provincia bajo un sistema en siembra directa flexible desde hace más de 20 años.

Por ejemplo aquel productor que quiera lograr un buen verdeo de invierno de producción temprana, la "receta" de trabajar el lote ya sea con labranza tradicional o química en enero le servirá, pero debe tener en cuenta que la eficiencia de almacenamiento de agua durante el mencionado mes es muy baja, más aún si no está en un esquema de siembra directa, donde la ausencia de cobertura impide amortiguar el efecto de la temperatura.

La diferencia de temperatura entre un suelo "desnudo" y uno con cobertura puede llegar a ser de 10ºC o más, por lo tanto, el que posee cobertura está más frío, y por esa razón es más eficiente para almacenar humedad. Una buena opción para aquel productor que no esté en siembra directa, sería hacer una labranza química en enero para mejorar la eficiencia en el almacenamiento de agua y postergar la labranza del suelo hasta el momento de sembrar.

Como vemos, roturar el lote durante el verano colabora más para acumular fertilidad que humedad. Si a esto le sumamos que los períodos de recarga de humedad del perfil son otoño y primavera, quienes decidan hacer cultivos de invierno para cosecha (ej. trigo, cebada, avena, colza, cartamo, lino, etc.), empezar un barbecho a mediados de marzo puede ser suficiente tiempo para lograr el objetivo de juntar agua. Esto permitirá utilizar el suelo durante el verano con algún cultivo como por ejemplo soja como un excelente antecesor de los cultivos antes mencionados.

Obviamente, el girasol también es un buen antecesor para cereales de invierno, verdeos y/o pasturas porque ofrece la posibilidad de contar con un mes más de barbecho respecto de las demás especies de verano. Pero se deberá pensar en una buena estrategia de fertilización sobre todo nitrogenada si se quieren lograr altas producciones sobre todo para cereales de invierno con destino a cosecha.

Para finalizar, es interesante mencionar que el hecho de mantener especies vivas en el suelo (eco rizósfera) la mayor parte del año ayuda a la evolución y fertilidad física del mismo.

Vale aclarar que los conceptos aquí expuestos no tienen como objetivo contraponerse a las prácticas tradicionales de producción, sino que busca dar otra herramienta que nos ayude en la toma de decisión y nos permita ir hacia el paradigma de una nueva agricultura, que ya está entre nosotros y a la cual debemos adaptarnos para permanecer en el negocio.

(*) Ingeniero Agrónomo (MP: 607 CIALP) - Posgrado en Agronegocios y Alimentos - @MARIANOFAVALP

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