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Una mirada a la campaña de trigo 2022/23

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Por Mariano Fava (*)

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EL DIARIO digital

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En aproximadamente diez días se iniciará la "ventana de siembra" de trigo para la región quinta sur, que es a la que pertenece la provincia de La Pampa. La misma permanecerá abierta aproximadamente hasta el 10 de agosto, obviamente que a medida que transcurre el tiempo se van modificando las recomendaciones técnicas, fundamentalmente en lo que a ciclo de madurez y densidad de siembra se refiere.

Hace mucho tiempo que no les toca a los productores pampeanos entrar al período de implantación de los cultivos de invierno con una sequía tan pronunciada, a tal punto que de no mediar alguna precipitación más o menos importante (20 milímetros o más) en lo que resta del otoño, el área de implantada con trigo y cebada puede verse fuertemente comprometida.

A esta coyuntura hídrica adversa se suma los altos costos de los insumos, principalmente el de los fertilizantes ingrediente vital en la producción de gramíneas, que hoy en día torna el cultivo prohibitivo para nuestra provincia en campos alquilados. Pues a pesar de las excelentes cotizaciones internaciones de los cereales, los rindes de indiferencia, es decir a cantidad de grano que se debe cosechar para no ganar ni perder dinero en una hectárea está prácticamente en el promedio de rendimiento histórico, con la cual el incentivo por plantar es muy bajo, casi limitado a campo propio o al menos en un "mix", donde el productor se apalanque en un cuarenta o cincuenta por ciento de tierra propia y el resto arrendada, lo que le diluye los costos relativos del alquiler.

La ultimas campañas vienen arrojando volúmenes de producción nacional de trigo del orden de los veinte millones de toneladas o más. Si bien los referentes de mercado más optimista esperan valores similares o aún por arriba de ese número, la realidad es que hay numerosas evidencias que permiten pensar en lo contrario.

Es decir que la producción nacional total de trigo tiene serias chances de caer por debajo de los veinte millones de toneladas, acercándose peligrosamente al saldo exportable ya comprometido de 8,5 millones de toneladas, más el consumo interno de una cantidad similar, entre molienda y uso de semilla.

Entre esas variables bajistas para la siembra de trigo podemos mencionar:

1. Mayor intención de siembra de cebada sobre todo es las regiones relativamente más importantes en la definición de la producción nacional de trigo como es el sudeste y sudoeste de Buenos Aires.

2. Menor cantidad de fertilizantes a aplicar por el aumento de precios del insumo, que arroja una relación insumo/producto muy desventajas, sin mencionar los problemas de disponibilidad de este.

3. Situación hídrica regular a mala a varias regiones trigueras del país.

4. Riesgos de intervención de los mercados de grano

Si bien podríamos seguir enumerando variables, estas son sin duda las más importantes o de mayor peso específico, que explican la ironía que representa que en un año donde el cereal tiene altísimas cotizaciones internacionales con severos problemas de stock mundiales, Argentina asista a una baja en el área de siembra y a la proyección de cosecha, comparado a la campaña precedente. Como vemos esta situación tiene una parte inmanejable dada por el clima, pero otra claramente relacionada a el contexto político y económico nacional.

La mayor intención de siembra de cebada se entiende porque la misma tiene un valor muy similar al trigo, sobre todo la cebada destinada a grano para forraje que es el mercado mas simple y al que aspira la mayor parte de los productores. Este cultivo rinde en promedio un veinte por ciento más que el trigo a igualdad de recursos y entrega el campo entre una semana a diez días antes, lo que es vital en la implantación de cultivos de segunda como soja o maíz, fundamental en el actual contexto de un uso intensivo del suelo

En resumen y para finalizar diremos que el trigo como negocio se presenta como altamente riesgoso por un contexto climático adverso, al menos circunstancialmente. También por un aumento generalizado de los insumos asociados a esta producción, que hacen que la inversión necesaria para llevar adelante el cultivo se tan alta, que la probabilidad de tener un quebranto si el clima no acompaña es inmenso, originando una crisis de competitividad para asumir ese riesgo en campos alquilados. En lo que respecta a planteos de alta tecnología, el peligro es tal que, aún en campo propio, se torna complejo cubrir los costos (recuperar la inversión). Por eso se prevé una drástica disminución en el paquete tecnológico aplicado.

(*) Mariano Fava - Ingeniero Agrónomo - (MP: 607 CIALP) Posgrado en Agronegocios y Alimentos - @MARIANOFAVALP

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