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EL DIARIO digital
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Un estudio reciente realizado por la Universidad de Sídney y difundido por The Independent desafía las recomendaciones tradicionales de ejercicio, sugiriendo que la actividad física de alta intensidad es significativamente más efectiva para la salud que la actividad moderada, como caminar a paso ligero.
El análisis se basó en la información de 73.485 participantes del Reino Unido y examinó el impacto de distintos niveles de intensidad del ejercicio sobre enfermedades crónicas, mortalidad y riesgos cardiovasculares.
El profesor Emmanuel Stamatakis, autor principal del estudio, fue categórico en sus conclusiones: "La actividad física de alta intensidad es seis veces más eficaz para reducir el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares que las actividades de intensidad moderada, como caminar a paso ligero".
Menos tiempo, mayor beneficio
La investigación, publicada en la revista Nature, distinguió claramente los efectos entre el ejercicio ligero, moderado e intenso, demostrando que la diferencia más relevante se halla en el tiempo necesario para lograr los mismos beneficios. Con la intensidad alta, se requieren solo unos minutos diarios para alcanzar efectos que demandan mucho más tiempo con el ejercicio moderado.
Stamatakis explicó la equivalencia temporal:
Salud Cardiovascular: "Por cada minuto de actividad física de alta intensidad, se necesitarían seis minutos de actividad física de intensidad moderada para obtener el mismo beneficio".
Diabetes Tipo 2: el ejercicio de alta intensidad resulta nueve veces más efectivo. Un minuto de actividad vigorosa equivale a 9,4 minutos de ejercicio moderado.
Mortalidad Cardiovascular: un minuto de intensidad elevada se equipara a 7,8 minutos de actividad moderada.
Para alcanzar la intensidad vigorosa, la investigación enfatizó en señales como latidos cardíacos muy acelerados, dificultad para hablar y la imposibilidad de mantener el ritmo durante varios minutos.
Personalización y estrategias diarias

A pesar de los hallazgos sobre la alta intensidad, los autores insistieron en la importancia de adaptar el ejercicio a las preferencias individuales y evitar imponer la intensidad alta como única solución. "Si alguien no puede realizar actividad física de alta intensidad, o no puede integrarla en su rutina diaria por cualquier motivo, ¿qué sentido tiene prescribir y promover este tipo de ejercicio?", sostuvo Stamatakis.
Se aclaró que cualquier movimiento aporta ventajas, siendo especialmente significativo para personas mayores o sedentarias, donde caminar es una alternativa válida. Estrategias como caminar o correr cuesta arriba y subir escaleras se sugieren como métodos accesibles para elevar la intensidad durante las rutinas cotidianas, beneficiando incluso a quienes no disponen de tiempo para sesiones largas.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) y el NHS del Reino Unido proponen al menos 150 minutos de actividad moderada o 75 minutos de vigorosa cada semana, pero la nueva evidencia sugiere que los beneficios pueden conseguirse en menos tiempo si se incorpora la alta intensidad varias veces por semana.