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EL DIARIO digital
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El tratamiento de la artrosis de rodilla tiene como fin reducir al máximo el dolor y mejorar la calidad de vida. Los tres pilares en los que se basa son las medidas físicas, los fármacos y la cirugía. Dentro del primero de ellos, cambiar la forma de caminar puede contribuir a mitigar tanto el dolor como la degeneración del cartílago, según un estudio publicado hace unos días en The Lancet Rheumatology.
La articulación de la rodilla la conforman el fémur, la tibia y el peroné y estas superficies están tapizadas por el cartílago articular. Según explica la Sociedad Española de Reumatología (SER), la artrosis de rodilla "se caracteriza por el deterioro paulatino de este cartílago y conduce a la aparición de dolor con la actividad física, incapacidad variable para caminar y permanecer de pie, así como a deformidad progresiva de la rodilla". En general, añade la entidad científica, "es propia de personas mayores, aunque puede aparecer antes de los 50 años, siendo excepcional en jóvenes".
No se sabe cuál es la causa exacta de este problema tan común, pero se cree que, al igual que las artrosis en otras articulaciones, es la consecuencia de una suma de factores genéticos y ambientales. Entre los factores ambientales que aumentan el riesgo destacan "la edad (a mayor edad, más probabilidad de tener artrosis), determinadas ocupaciones o actividades laborales y el excesivo ejercicio físico". Otras veces "la artrosis de rodilla se produce como resultado de una lesión o anomalía previa de la articulación, tales como lesiones de los meniscos, de los ligamentos o del hueso articular, tras fracturas óseas intraarticulares", informan los expertos de la SER.
Ajuste del ángulo del pie al caminar
Los resultados del estudio que se acaba de publicar, llevado a cabo por investigadores de tres universidades estadounidenses -la de Utah, Stanford y NYU Langone Health-, revelan que ajustar el ángulo de la pisada al caminar, es decir, el ángulo formado por la línea de apoyo del pie con respecto al suelo, puede reducir el dolor causado por la artrosis y también podría ralentizar la progresión del desgaste del cartílago.
El objetivo de este cambio en la posición de los pies es reducir la sobrecarga de la rodilla al caminar, con la consiguiente mejora de los síntomas.
Ahora bien, no se trata de una medida general que sirva para todos los afectados por esta patología, sino de modificaciones realizadas de forma personalizada. De hecho, el estudio se basó en un análisis individualizado de la forma de caminar de cada uno de los participantes, a los que posteriormente se les dieron indicaciones precisas para que situasen sus pies un poco más hacia dentro o ligeramente hacia fuera, según cada caso.
Este ajuste permitió reducir el grado de dolor en unos 2,5 puntos sobre una escala de 10, lo que representó un alivio significativamente superior al de quienes no recibieron instrucciones para modificar su forma de andar.
La inteligencia artificial, al rescate
Se podría pensar que esta medida física para mejorar tanto los síntomas como la progresión de la artrosis de rodilla no es tan sencilla -ni accesible-, puesto que requiere un estudio individualizado de la pisada. Sin embargo, los investigadores señalan que ya existen programas de inteligencia artificial que estiman la carga que soporta la articulación de la rodilla al andar utilizando vídeos realizados con un smartphone. Podría bastar con mostrárselos al médico especialista para que este efectuase los cambios pertinentes en la marcha del paciente.
Ejercicio físico para la artrosis de rodilla
Caminar es, precisamente, uno de los ejercicios que se suelen recomendar a los pacientes con artrosis de rodilla. Tal y como informan los especialistas del Hospital Universitario de Bellvitge, "pese a la creencia de que el ejercicio físico puede aumentar el dolor o dañar el cartílago ya deteriorado por la artrosis, los estudios muestran que es uno de los tratamientos más seguros con mínimos efectos adversos". Es más, "su efecto sobre el dolor y la función física supera al de los antiinflamatorios".
Las recomendaciones generales para pacientes con artrosis incluyen al menos 150 minutos semanales de ejercicio aeróbico, ejercicios de fortalecimiento al menos 2 días a la semana y ejercicios de equilibrio para personas mayores de 65 años con riesgo de caídas.
Estos son los tipos de ejercicio recomendados:
Aeróbicos o cardiovasculares
Es aconsejable distribuirlos de forma uniforme a lo largo de la semana, con al menos 30 minutos diarios. Caminar es una actividad perfecta para artrosis leve, mientras que la bicicleta estática o la natación son alternativas óptimas para los casos más sintomáticos.
Fortalecimiento y tonificación muscular
Estos ejercicios están indicados tanto en artrosis leve como en fases avanzadas. Se deben centrar, principalmente, en cuádriceps e isquiotibiales, añadiendo ejercicios para cadera y pantorrillas.