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Día Mundial de la Salud: qué significa estar sano, según tu edad

En el Día Mundial de la Salud repasamos qué revisiones médicas son necesarias conforme se cumplen años. Eso sí, los expertos advierten: las pruebas clínicas no son la fuente de la salud.

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EL DIARIO digital

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"¿Cómo te encuentras?". Y la respuesta puede ir desde el "como una rosa" hasta el "hecho polvo". Salud y enfermedad. Contar con la primera implica olvidarse de ella, únicamente se valora con la llegada de la segunda. No hay ejemplo más evidente que el terremoto que supuso la aparición de la Covid-19 y que sacudió a todo el planeta. Entonces, ante una realidad de infecciones y muertes, solo se pedía una cosa: salud. Hoy, en su Día Mundial, vuelve a ser la protagonista.

En realidad, no hace falta recurrir a una pandemia para recalcar la importancia de estar sanos. Un resfriado que obliga a estar en cama un par de días también hace valorar el bienestar físico y mental para poder llevar una vida plena. "Las medidas más eficaces para promover nuestra salud son aparentemente sencillas, pero en la práctica no tan fáciles de llevar a cabo: adecuada duración y calidad del sueño, dieta saludable (como la mediterránea), realizar actividad física, no fumar y suprimir o reducir lo máximo posible el consumo de alcohol", explica Miguel Marcos, médico internista y portavoz de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI). 

Según el experto, "todo ello permitirá mantener un peso adecuado, disminuir el riesgo de muchas enfermedades, retrasar el deterioro cognitivo y mantener una adecuada capacidad funcional el mayor tiempo posible, fomentando así el envejecimiento saludable". Asimismo, aclara que otro aspecto importante es el de establecer estrategias preventivas específicas que permitan reducir el riesgo de enfermedades concretas, como es el caso del cáncer de colon. 

"Cualquier actuación en este sentido debe estar adecuadamente validada en la población en la que vamos a realizarla y tener más beneficios que riesgos. No podemos olvidar que cualquier intervención que se realiza sobre adultos sanos puede tener efectos secundarios que la desaconsejen", agrega. 

¿Qué revisiones médicas hay que hacerse, según la edad?

Por tanto, es mejor prevenir que curar. Una de las formas de lograr esto es a través de las revisiones médicas. Eso sí, Asensio López, coordinador del Programa de Actividades Preventivas y de Promoción de la Salud (PAPPS) de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC), advierte que es necesario desterrar una idea del pensamiento colectivo: "Las pruebas clínicas no son la fuente de la salud. Algunas de las revisiones que se realizan de manera protocolizada están dirigidas a detectar de manera precoz las enfermedades o alteraciones en nuestro organismo, y de esta manera poder disminuir la mortalidad derivada de esa enfermedad". Esto es lo que sucede, por ejemplo, con el cribado de cáncer de mama o el de colon. 

No obstante, "lo que realmente contribuye a disminuir los riesgos de contraer enfermedades y que impactan de manera significativa en nuestra salud es reconocer las conductas y los estilos de vida que forman parte de nuestras rutinas". Así, la alimentación, la actividad física, la higiene del sueño, el consumo de tabaco o de alcohol, "son el auténtico cribado y autorrevisión médica que más van a contribuir a evitar la enfermedad, el sufrimiento y la muerte precoz", asegura el experto. 

Sobre la periodicidad de los chequeos, Marcos subraya que no está claramente establecida la misma, aunque se ha sugerido que pueden ser anuales a partir de los 50 años y cada dos o tres años por debajo de esta edad. "Todo ello en personas sanas, dado que la presencia de cualquier enfermedad crónica será la que determine la frecuencia de las visitas en los pacientes que la padecen", recuerda. 

López resume qué hábitos saludables se deben tomar, además de qué revisiones médicas priman, según la edad del paciente. 

Década de los 20 y 30

Una persona en la década de los 20 y 30 años, sin ningún problema de salud conocido o diagnosticado, debe atender esencialmente a sus estilos de vida, sin olvidar una protección en las relaciones sexuales que pudieran considerarse como prácticas de riesgo. 

Como única intervención sanitaria indicada está la realización de una citología en las mujeres con vida sexual activa, a los 25 años, que deberá repetirse con una periodicidad de cada 3 años, siempre que el resultado esté dentro de la normalidad.

Eso sí, la aparición de algún síntoma o alguna enfermedad crónica en el entorno familiar, pueden hacer variar esta práctica, siempre a criterio de su médico de familia. Además, este decidirá si son necesarios controles analíticos en aquellas personas que por sus estilos de vida poco saludables sufren sedentarismo, sobrepeso u obesidad. 

Década de los 40 y 50

En la década de los 40, sin olvidar como prioridad el control sobre los estilos de vida y el consumo de tabaco, alcohol u otras sustancias tóxicas, es el momento de realizar una evaluación de los factores de riesgo para desarrollar las enfermedades cardiovasculares, como son el control de tensión arterial, así como una determinación analítica del colesterol y de la glucemia. Estos controles se podrán realizar con una periodicidad de cada 2 a 3 años.

La década de los 50 incorpora dos prácticas de cribado periódico. Por una parte, la realización de la mamografías para la determinación de manera precoz de enfermedad mamaria que pueda incidir en disminuir la mortalidad en las mujeres por cáncer de mama. Por otra, una sencilla prueba de sangre oculta en heces que permita detectar lesiones en el colon de naturaleza precancerosa o cáncer de colon en etapas iniciales, que igualmente pueden contribuir a disminuir la mortalidad por esta patología.

También en esta edad, pero ya alrededor de los 60 años, se puede recomendar una determinación del PSA (Antígeno prostático específico) para intentar identificar posibles cambios cancerígenos en la próstata. En cualquier caso, esta prueba tiene una gran controversia entre los científicos, pues no ha demostrado una clara disminución de la mortalidad por cáncer de próstata y, sin embargo, sí puede generar múltiples efectos secundarios. Por tanto, se trata de una decisión que ha de realizarse de manera individualizada en un diálogo entre el paciente y su médico.

A partir de los 65 años

A partir de los 65 años, es muy importante mantener los controles realizados en las etapas anteriores, prestando mucha atención a la presencia de las posibles enfermedades que pueda sufrir la persona. 

Hay algunas actuaciones que son específicas en este periodo:

La detección de la soledad y de la existencia de apoyo y redes sociales.

Una atención especial a la pérdida de seres queridos y a la viudedad.

Establecer estrategias para la prevención de caídas, intentando mantener el tono muscular y revisando y adaptando las estancias de su domicilio.

El cuidado de la boca y la dentición, que permita una adecuada nutrición.

Una evaluación periódica del estado de fragilidad personal, que suele suceder después de acontecimientos adversos de salud, como pueden ser encamamientos prolongados u hospitalizaciones por cualquier causa.

Qué chequeos médicos hacerse, según la enfermedad

Más allá de los chequeos médicos que deben hacerse a ciertas edades, Marcos alude a las ciertas recomendaciones preventivas que atañen a las siguientes enfermedades:

Diabetes: debe valorarse la presencia de diabetes a partir de los 35 años (o antes si hay factores de riesgo como el sobrepeso u obesidad) y aproximadamente cada 3 años a partir de este momento.

Hipertensión arterial: se recomienda que los adultos mayores de 40 años realicen un control de su presión arterial anualmente y cada 3-5 años en los menores de esa edad sin otros factores de riesgo.

Dislipemia (colesterol alto): se recomienda realizar un análisis entre 17 y 21 años. Si este es normal y no hay otros factores de riesgo, repetir cada 5 años a partir de los 35 años para los hombres y de los 45 para las mujeres. Si hay factores de riesgo como la diabetes, el tabaquismo o la hipertensión, se recomienda comenzar a los 25 años para los hombres y 35 para las mujeres. 

Osteoporosis: debe valorarse el riesgo de fractura a partir de 65 años en todas las mujeres y en varones si hay factores de riesgo adicionales.

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