Salud

Sobrecarga muscular: cómo evitar que progrese a rotura de fibras

La sobrecarga es una de las lesiones musculares más frecuentes en deportistas aficionados. Identificarla y saber cómo actuar es clave para evitar que progrese a una rotura de fibras.

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EL DIARIO digital

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La sobrecarga muscular es uno de los tipos de lesiones musculares más frecuente en deportistas aficionados. Se produce por un trabajo excesivo de todo el músculo, que al quedar contraído pierde fuerza y elasticidad, y presenta dolor al estiramiento y a la contracción, lo que limita el rango de movilidad articular.

Lo que diferencia la sobrecarga de la contractura, otro tipo de lesión muscular frecuente, es que en la contractura son solo son unas fibras del músculo, pero no todas las que quedan contraídas. Uno de los principales síntomas es la presencia de dolor en la zona en el momento en que se solicita al músculo un esfuerzo que le exige contraerse más de lo que ya está.

Cuando se produce este tipo de lesión, la primera recomendación suele ser parar la práctica deportiva durante unos días. "Si esa lesión no se cuida adecuadamente, la consecuencia es que puede evolucionar hacia un desgarro o una rotura de fibras", e incluso ocasionar una lesión en otra zona del cuerpo, según explica Margarita Alonso, fisioterapeuta de la clínica Emendare, en Oviedo.

Modificaciones para compensar que traen consecuencias

Esto es debido a que la musculatura del cuerpo no está funcionando adecuadamente "y tendemos a hacer modificaciones para compensar que a medio plazo también pueden tener consecuencias", explica esta experta.

Por ejemplo, puede darse la situación de que ante una sobrecarga en el cuádriceps derecho "carguemos más la pierna izquierda al caminar, generemos una descompensación de cadera y todo ello acabe repercutiendo en la columna".

Para prevenir este tipo de lesiones es fundamental:

Una correcta pauta de entrenamiento. 

Adoptar una postura óptima. 

Mantener una buena técnica. 

Respetar los descansos.  

Utilizar un material adecuado a la práctica.

"No es lo mismo elegir unas zapatillas para correr cinco kilómetros a la semana que si vamos a trotar 20 o 40, ni hacerlo por asfalto, por montaña o por pista sintética", ejemplifica Margarita Alonso.

Otros factores que influyen en la aparición de lesiones musculares son el estado previo de la persona y el resto de estilos de vida. El entrenamiento debe ser elegido y pautado de una forma muy individualizada.

Combinar diferentes tipos de práctica

Cuestión también clave es tratar de combinar diferentes tipos de práctica. "Quizá es más conveniente que, en vez de correr todos los días, aunque esto sea lo que más apetezca, parar algunos días y aprovechar para trabajar otros grupos musculares y hacerlo de otra manera. Así hacemos ejercicio pero no sobrecargamos tanto las articulaciones", indica Margarita Alonso.

En la misma línea, se pronuncia José Ramón Bahamonde, doctor en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte, y profesor de la Facultad Padre Osso, de la Universidad de Oviedo, y quien destaca la importancia clave de los estiramientos "para que el músculo conserve su elasticidad. Es una cuestión fundamental y no siempre se hace bien, pero hay que prever siempre destinar un mínimo de 5 o 10 minutos a estirar como parte del entrenamiento".

"Es muy importante en este tipo de lesiones contar con un especialista que ayude a descargar la zona, manipulando el músculo bien manualmente o utilizando eletroterapia", añade Margarita Alonso. Cada profesional puede abordar el problema de diferentes maneras. Una cuestión fundamental es tratar de determinar cómo se ha producido la lesión.

"Así podemos averiguar si se ha producido por un mal gesto o una técnica desacertada que podemos corregir, o el motivo ha sido otro", indica. Por ejemplo, es fácil encontrarse con personas que cargan los gemelos porque tienden a correr de puntillas.

Desgarro y rotura de fibras si el músculo es llevado al máximo

Otra lesión muscular frecuente es el desgarro y la rotura de fibras. Si la sobrecarga se mantiene en el tiempo puede dar lugar a un desgarro o una rotura de fibras, cuando el músculo ya ha sido llevado a su máximo y las fibras al perder capacidad de contracción pueden romper. Se trata de una rotura del cuerpo de la célula muscular, según explica José Ramón Bahamonde, y suele generar impotencia funcional. 

Las señales de que la lesión puede ser una rotura de fibras y ya no una simple sobrecarga son:

Dolor más intenso.

Mayor incapacidad para el movimiento.

Aparición de edema.

Hinchazón.

El tratamiento a seguir incluye:

Reposo, mínimo dos o tres semanas.

Estiramiento.

Fisioterapia.

Si la lesión ha sido muy extensa puede requerir tratamiento quirúrgico.

Síntomas que ayudan a identificar una rotura de fibras son:

Dolor más intenso que en el caso de la sobrecarga.

Calor en la zona.

Hematoma.

Edema importante.

Incapacidad funcional para el movimiento.

"Hay una sensación que muchas veces refieren los pacientes cuando se ha producido una rotura de fibras que es la de pedrada, como si hubieran recibido un impacto de este tipo en un miembro inferior y a continuación tienen problemas para apoyar la pierna", indica la fisioterapeuta Margarita Alonso.

La rotura de fibras puede relacionarse con un esfuerzo puntual o con una sobrecarga mantenida. Las zonas en las que se localiza más frecuentemente son gemelos, isquiotibiales y cuádriceps.

En caso de rotura total del músculo y de que este no vaya a poder cicatrizar por sí solo con toda probabilidad, será necesario el paso por el quirófano. Si no es el caso, es conveniente acudir a un fisioterapeuta para trabajar adecuadamente la cicatriz que se va produciendo, asegurando flexibilidad en la formación del nuevo tejido y la movilidad de los fibras, "para que la recuperación de la lesión y el retorno a la actividad se produzcan lo antes posible", argumenta Margarita Alonso.

Si no se hace así, puede ser que "se genere una cicatriz que convierta la zona en un punto débil con más riesgo de lesión y de rotura en el futuro porque no tiene la elasticidad y la capacidad adecuada de contraerse". El abanico de posibilidades terapéuticas que se pueden aplicar en caso de rotura de fibras es amplio, incluyendo trabajo manual, electroterapia y diatermia, entre otras opciones.

Otras lesiones musculares frecuentes, según explica José Ramón Bahamonde, son:

Contusiones: aparecen como consecuencia de un traumatismo, que produce dolor, parálisis a veces, hemorragia interna y moradura. Son golpes típicos de los deportes con contacto físico o producidos por caídas. 

Calambres y espasmos musculares: se producen por una contracción involuntaria y dolorosa de un músculo esquelético o grupo muscular. Pueden venir provocados por una circulación alterada, deshidratación y/o desequilibrio mineral, fundamentalmente de ausencia de potasio. La buena alimentación e hidratación soluciona el problema. 

Dolores de aparición retrasada: las tradicionalmente denominadas agujetas. "Inicialmente, se pensó que las agujetas eran acúmulos de lactato que cristalizaban en el interior de la fibra y generaban dolor. En la actualidad, esta teoría está desechada y se sabe que estos dolores son fruto de microrroturas en las fibras musculares causado por un trabajo después de periodos de inactividad", explica Bahamonde. Como medio de recuperación, además del tratamiento de fisioterapia, el mejor remedio es la vuelta al trabajo para que se produzca una limpieza de los elementos proteicos rotos.

Contractura muscular: es lo más habitual en el entrenamiento y supone un acortamiento anormal del tejido muscular en el que se produce una importante resistencia al estiramiento. Con unos buenos estiramientos y relajación, se pueden solucionar con facilidad.

Tendinitis: inflamación de un tendón, que presenta inflamación y dolor. Normalmente, se producen por sobrecargas excesivas a nivel muscular.

Para disminuir el riesgo de aparición de todas estas lesiones y de otras más graves, es muy importante plantear una estrategia preventiva, en función del estado previo de la persona que practica deporte y de la carga de trabajo que va a realizar, labor en la que el papel de la fisioterapia es fundamental.

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