Salud

Primeros Auxilios Psicológicos: ¿qué son y qué finalidad tienen?

Los PAP constituyen una intervención psicológica inicial que se realiza en emergencias y desastres. Su finalidad es promover la seguridad, estabilizar a los supervivientes, reducir los síntomas de estrés y conectarlos con quienes pueden proporcionarles ayuda y recursos útiles.

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EL DIARIO digital

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Todos somos susceptibles de vivir una crisis emocional. Un episodio de este tipo aparece cuando nuestras emociones son tan intensas que nos desbordan, algo propio de experiencias estresantes, dolorosas o traumáticas. Cuando alguien se encuentra en esta tesitura, podemos pensar que todo lo que se diga o haga será en vano y no proporcionará ayuda alguna a ese individuo que sufre.

Sin embargo, hay profesionales que se dedican precisamente a sostener el dolor ajeno en momentos críticos como catástrofes, accidentes o delitos. Quienes ejercen este papel cuentan con formación y conocimientos que les permiten acompañar a las personas en sus momentos de mayor dolor desde el respeto, la humanidad y la profesionalidad.

En los momentos de gran intensidad emocional las personas pueden transitar todo tipo de estados emocionales que van desde la negación y el shock hasta la rabia, la impotencia e incluso la pérdida de control de uno mismo manifestada en forma de autolesiones. En este artículo hablaremos acerca de qué son los primeros auxilios psicológicos y qué botiquín deben llevar siempre los profesionales en mano para poder contener y sostener el dolor de las personas que acompañan.

¿Qué son los primeros auxilios psicológicos?

Antes de nada, es importante definir qué entendemos por Primeros Auxilios Psicológicos (PAP). Los PAP hacen referencia a una intervención inicial que se lleva a cabo como parte de la respuesta ante emergencias y desastres. Su finalidad es promover la seguridad, estabilizar a los supervivientes, reducir los síntomas de estrés y conectarlos con quienes pueden proporcionarles ayuda y recursos útiles.

El objetivo de los PAP no es realizar un proceso de psicoterapia. En su lugar, pretenden evaluar de manera rápida y eficiente las preocupaciones, inquietudes y necesidades inmediatas de las personas tras un evento crítico. En definitiva, representa una forma de apoyo rápida que trata de que la persona pueda sufrir las menores secuelas emocionales posibles y pueda recuperarse de manera adecuada tras ese evento. Siguiendo lo indicado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), los PAP implican tres pasos esenciales:

Comprobar la seguridad: Se hace necesario valorar el entorno para determinar si hay personas que poseen necesidades básicas urgentes y las que presentan reacciones de angustia profunda. Antes de nada, es esencial asegurar que las víctimas están en un lugar a salvo física y emocionalmente.

Escuchar: Cada persona digiere las experiencias dolorosas de manera única. Lo más importante siempre es saber escuchar de forma activa con mucha empatía, ya que quien está sufriendo es quien mejor sabe lo que siente y necesita en ese momento.

Conectar: En este tercer punto es cuando el profesional intentará ayudar de forma práctica a la persona. Para ello, le brindará la información que necesite, así como apoyo social y recursos. Con esto se logra, además, hacer que la persona se sienta eficaz y con el control de lo que sucede, evitando que interiorice la llamada indefensión aprendida (que incrementa la probabilidad de desarrollar un futuro Trastorno por Estrés Postraumático).

Tal y como venimos comentando, los PAP no son un proceso de psicoterapia. Por ello, una vez que la situación crítica finaliza, es importante que la persona pueda seguir recibiendo una asistencia más específica si experimenta secuelas. Este tipo de intervención ya constituye un proceso de psicoterapia en sí mismo, que puede prolongarse durante cierto tiempo dependiendo de la gravedad.

Se trata de un tratamiento que debe ser llevado a cabo por psicólogos, psiquiatras o ambos. La psicoterapia se diferencia de los PAP en su naturaleza y en el entorno en el que se desarrolla. Mientras que los PAP se realizan en una zona segura cerca del propio escenario del evento, la psicoterapia es realizada en clínicas, gabinetes y centros especializados.

El trabajo es más prolongado, extenso y profundo, pues el profesional ayuda a su paciente a elaborar el trauma (si lo hay), fortaleciendo sus habilidades de afrontamiento y explorando el enfoque hacia el futuro integrando lo vivido en su historia personal. Cuando la persona logra recuperarse es capaz de entender y expresar sus sentimientos, tiene un dominio cognoscitivo del evento y logra integrar el incidente de forma natural en su trayectoria vital.

¿Qué es una crisis?

Una crisis es un suceso inesperado e infrecuente, impactante o destructivo que provoca la pérdida de vidas humanas, de la propiedad, de objetos personales o que, sin producir este tipo de daño, genera un empeoramiento destacable de la calidad de vida de las personas afectadas. Todas las crisis implican pérdidas individuales y colectivas. Estas pueden ser de todo tipo:

Pérdida de vidas humanas: familiares, compañeros de trabajo, vecinos, etc.

Pérdida de salud por heridas y dolor físico, que pueden provocar una incapacidad pasajera o permanente.

Pérdida del control sobre la propia vida y el futuro.

Pérdida de la esperanza, la confianza y la iniciativa.

Pérdida de la dignidad.

Pérdidas en cuanto a las infraestructuras sociales e institucionales.

Pérdida del acceso a servicios esenciales, tanto a nivel personal como institucional.

Pérdida de propiedades.

Pérdida de objetos personales, sobre todo fotografías, grabaciones y otros objetos significativos en la historia de las personas, las familias y las instituciones.

En todos los eventos críticos podemos discriminar entre víctimas, afectados directos e indirectos. Entre ellos hay algunas diferencias. Las víctimas son aquellas personas que tras un evento crítico pierden la vida o resultan gravemente heridas. Los afectados directos son personas, comunidades o instituciones que sufren pérdidas y daños derivados de ese evento crítico. Por ejemplo, familiares de las víctimas, compañeros de trabajo o de clase, etc. Los afectados indirectos son aquellas personas que, aunque no han sido dañadas por la crisis en primera persona, se sienten profundamente consternadas por el suceso. En estos casos se incluyen personas cercanas a las víctimas y afectados directos o miembros de la misma comunidad.

El Botiquín de los Primeros Auxilios psicológicos

Los profesionales que se dedican al ámbito de los PAP siempre deben tener a mano un "botiquín" metafórico con los siguientes elementos:

Palillo: este objeto permite indagar y escarbar en el interior de la persona con el fin de encontrar en ellas sus fortalezas y cualidades, las cuales serán cruciales para sobreponerse a la adversidad y elaborar lo vivido.

Goma elástica: esta se asocia con la cualidad de ser flexible y, ante todo, no juzgar o forzar a los demás a ser de una manera que no son. De la misma manera, la flexibilidad es una gran aliada para entender que las cosas en la vida suceden tal y como vienen, no como a nosotros nos gustaría que fueran.

Tirita: tras haber sufrido una herida emocional, es momento de empezar a curar. Lo que pica cura, y al principio mirar de frente al dolor es un camino difícil. Aunque evitar o reprimir nuestras emociones puede ser tentador en los primeros momentos, esta estrategia sólo favorecerá la persistencia del sufrimiento y el desarrollo de problemas psicológicos futuros. Por eso, tener a mano una tirita es clave para ayudar a sanar el malestar de esa persona.

Lápiz: tener un lápiz a mano nunca está de más, porque con él es posible plasmar por escrito todas esas pequeñas cosas buenas que encontramos en nuestro día a día, por muy cotidianas que sean.

Borrador: tener una goma también es clave para poder borrar y corregir los errores o equivocaciones. Todos podemos errar en algún momento y eso nos hace humanos, así que recuerda que no pasa nada cuando esto sucede.

Chicle: el chicle nos puede servir para apegarnos a esas cosas que nos mueven y nos ayudan a salir adelante.

Bolsita de té: una infusión nos permite hacer un parón, descansar, respirar y reconciliarnos con nosotros mismos. Esto nos ayuda a hacer un ejercicio de autoconocimiento y reconciliación con nuestro interior.

Conclusiones

En este artículo hemos hablado acerca de los PAP (Primeros auxilios psicológicos) y el botiquín que los profesionales de este ámbito deben tener siempre a su alcance para poder acompañar y sostener en el dolor ajeno. Los PAP constituyen una intervención única y distinta de la psicoterapia. Son necesarios en cualquier escenario de elevado impacto emocional como son los accidentes, catástrofes, atentados…

Se trata de una atención rápida que se ejecuta en los primeros momentos tras el impacto, por la que se busca contener y sostener el sufrimiento de los afectados, así como conectarles con recursos de apoyo. Este tipo de ayuda permite que las personas puedan ventilar sus emociones y reducir lo máximo posible las posibles secuelas psicológicas. Los PAP permiten así evitar que muchas personas desarrollen traumas graves y trastornos derivados de haber vivido un evento en el que han sentido una completa indefensión.

Esencialmente, los PAP se realizan de acuerdo a tres pasos clave. Primero, es necesario poner a salvo a las personas en espacios seguros donde se salvaguarde su integridad. Segundo, es necesario escuchar activamente y empatizar con la persona afectada y su dolor. En tercer lugar, se busca conectar a la persona con recursos y otras fuentes de ayuda que le puedan ser útiles. Sólo cuando el evento ha terminado, la persona debe recibir psicoterapia en caso de sufrir secuelas. Ya en este momento es cuando se lleva a cabo un trabajo psicológico más profundo, en el que entre otras cosas se intervendrá para ayudar a la persona a elaborar el trauma.

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