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EL DIARIO digital
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El desayuno es la comida más importante para arrancar el día con energía y un estado de salud óptimo. Un estudio publicado en la revista Nature subraya que un desayuno saludable y adaptado a cada etapa de la vida puede aumentar la esperanza de vida hasta en una década.
La revista Frontiers in Human Neuroscience añade que el consumo regular de un buen desayuno se asocia con una mejor calidad en la dieta, un mayor aporte de micronutrientes y un control de peso más efectivo. En niños y adolescentes, este hábito mejora el rendimiento académico y el comportamiento en el aula.
Desayuno por etapas: una guía completa
Bebés y niños pequeños: la Fundación Española de Nutrición resalta que el desayuno en esta etapa es fundamental para establecer hábitos. Hasta el primer año, la base debe ser la leche materna o de fórmula. A partir del año, pueden integrarse a la alimentación familiar con lácteos enteros. Es crucial dedicar al menos 10 o 15 minutos a esta comida, sin prisas.
Niños de 2 a 10 años: con un requerimiento de entre 1200 y 2200 calorías diarias, un desayuno equilibrado incluye yogur natural con frutos secos, una fruta y una tostada de pan integral con aceite de oliva. Esta combinación aporta las proteínas, grasas saludables y micronutrientes esenciales para el crecimiento.
Adolescentes: el rápido crecimiento y los cambios hormonales aumentan las necesidades energéticas hasta 2500 calorías diarias. Se sugiere una taza de leche o yogur natural, una pieza de fruta y tostadas de pan integral con opciones como tomate, queso o huevos revueltos.
Adultos: la dieta debe adaptarse al trabajo y la actividad física. Un desayuno similar al de los adolescentes es ideal. La Fundación Española de Nutrición aconseja priorizar la fibra (25 gramos diarios) y la fruta entera, evitando los zumos.
Mayores de 55 años: a medida que el metabolismo se ralentiza, el consumo de energía disminuye, pero las necesidades de nutrientes se mantienen. Se recomiendan lácteos enteros y cereales de grano entero. Para quienes tienen dificultad para masticar, se puede recurrir a purés de frutas o pan tostado.
Embarazo y lactancia: las necesidades energéticas aumentan en 250 calorías en el embarazo y 500 en la lactancia. Se recomienda fraccionar las comidas, evitar el consumo elevado de azúcares y lácteos elaborados con leche cruda para prevenir infecciones. Es clave incorporar cereales integrales y frutas.
Recomendaciones especiales (celíacos y veganos): para celíacos, es fundamental usar productos sin gluten y evitar la contaminación cruzada. En el caso de veganos o intolerantes a la lactosa, las bebidas vegetales fortificadas con calcio y vitamina D son una excelente alternativa.