Salud

Ni comer poco, ni dejar los carbohidratos, 5 trucos que de verdad funcionan

Las restricciones de las dietas que prometen perder peso en poco tiempo te van a conducir a un estado de malestar, estrés y ansiedad desde el que no vas a conseguir tu objetivo. La clave, por tanto, no está en dejar de comer.

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EL DIARIO digital

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La obsesión por perder peso es capaz de nublar la objetividad en el proceso. No te queremos convencer de no perder peso; al fin y al cabo, tienes que enfocarte en lo que te haga sentir bien. Si eso pasa por adelgazar, está bien (siempre y cuando la causa de ese sentirte mejor parta de una convicción saludable). Pero debes evitar que el fin justifique los medios y que las prisas por alcanzar el objetivo rápidamente te dirijan a una dieta milagro que acabará por conducirte al fracaso y la frustración.

La clave para perder peso de forma saludable no está en la restricción de alimentos ni en la eliminación de ningún macronutriente de tu dieta (que suelen ser siempre los menospreciados carbohidratos). "Lo que no te cuenta nadie sobre las dietas es el estrés y la ansiedad que te generan. El 99% de ellas te restringen muchísimo los alimentos, así que dentro de las opciones que te quedan tienes que elaborarte un menú que seguramente no disfrutes. Y eso tiene un destino: el fracaso", comenta la coach nutricional Cristina Barrous, especializada en alimentación sana, divertida y consciente.

¿Cuál es la clave para perder peso de forma saludable? Te lo resumimos en 5 claves.

No hacer dieta

La dieta, según Cristina Barrous, no es la solución porque te va a generar:

Malestar. Nuestro cerebro no sabe gestionar la escasez y eso se traduce en ansiedad que finalmente te conduce a consumir más de todo lo que estabas evitando (dulces, grasas, etc.).

Inflamación. La frustración, culpa y tristeza por no cumplir la dieta nos va a generar estrés y ese sentimiento nos inflama. Las digestiones, además, se harán más difíciles.

Falta de energía. Cuando la inflamación cala el sistema nervioso empiezas a sentirte sin energía.

Reducción del metabolismo basal. Aunque no lo creas, el organismo se acostumbra a las dietas y acaba haciendo lo mismo con menos gasto de energía.

Come de todo, aprende a alimentarte

Salvo alergias, intolerancias o prescripción médica, no debemos eliminar ningún macronutriente de nuestra dieta. De lo que se trata es de conocer tu cuerpo, analizar nuestro estilo de vida y gustos para adaptar el combustible que necesitamos. Para ello, la mejor solución es acudir a profesional que realice un estudio personalizado de lo que más conviene para tener un plan de alimentación personalizado.

Aunque existen directrices generales para una alimentación saludable, como el aumento de consumo vegetal (más frutas y verduras), puede que a ti te convenga más un ingrediente que otro, aunque ambos pertenezcan al mismo grupo de alimentos. De ahí que sea necesario el autoconocimiento y la personalización. En el arranque, apóyate en un profesional. Después, con la práctica, acabarás notando qué te sienta mejor y qué peor.

Ejercicio regular

La alimentación es muy importante para el funcionamiento adecuado de nuestro organismo, pero el ejercicio es esencial para complementar esa actividad y tener un bienestar físico (y mental) pleno. Por eso, todos los gurús de bienestar recomiendan la práctica de ejercicio de forma regular. Además de ayudar a conseguir el equilibrio entre ingesta y consumo de calorías en busca de esa pérdida de peso (déficit calórico), es una palanca de salud esencial.

Para conseguir el objetivo, volvería a ser un error centrarte en recomendaciones genéricas. Lo ideal es encontrar una disciplina en la que te sientas cómoda donde, preferentemente, hagas trabajo de fuerza para aumentar la masa muscular ya que cuanto más músculo tengas, menos grasa acumularás. Lo ideal, es compaginar la fuerza con el ejercicio aeróbico, una práctica que siempre tendrás a mano con caminatas a paso ligero.

Descansar y dormir

El gran error de la obsesión por perder peso es no dejar de moverte para quemar calorías en todo momento. Pero el descanso y las horas de sueño recuperador son mucho más rentables en este sentido que el movimiento constante. De hecho, el ejercicio no ve los resultados sin un adecuado régimen de descanso entre medias.

De la misma manera, si no dormimos las suficientes horas y descansamos adecuadamente, hormonas como el cortisol, que ayudan a controlar el hambre, se descompensan, interponiéndose en la meta final de pérdida de peso.

Control del estrés

Relacionado con todo lo anterior, nos encontramos con la tesitura de que un estado de estrés sostenido no va a ayudar a que alcancemos el objetivo de la pérdida de peso. Por un lado, porque nos infama y por otro porque nos conduce a la alimentación dirigida por la ansiedad. De hecho, es bastante habitual aumentar de peso durante épocas de mucho estrés, aunque la persona coma menos de lo habitual que, como ya hemos visto, nunca es una buena opción.

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