Opinion

Concientización sobre el ajuste, a esperas de la reacción

El gobierno pampeano dedicó la semana a esclarecer a diversos sectores sobre el doloroso impacto de las políticas nacionales, o la falta de ellas; el tarifazo y las medidas antipáticas se hacen carne, la luz al final del túnel no alcanza a verse, pero es un misterio cuándo habrá una reacción ciudadana o de las instituciones de poder que la representan.

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EL DIARIO digital

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Una de cal…

El gobierno provincial decidió abrir de par en par las puertas de su gestión e invitar a distintas mesas a numerosos sectores de la vida pública pampeana, con la idea de compartir información y en lo posible fijar un posicionamiento desde el bien común frente a la ofensiva centralista que ajusta a la población y pisotea a las provincias.

Posiblemente la movida del Ejecutivo pampeano fue fruto de la necesidad y de hecho la convocatoria fue también una suerte de pedido de auxilio, además de un paso concientizador sobre los efectos concretos y contundentes del ajuste del presidente Javier Milei, cuyas políticas públicas son un rotundo castigo a los sectores más vulnerables y a los espacios de la producción y el trabajo.

El gobernador Sergio Ziliotto convocó entonces a las intendencias de todos los colores políticos y todos los puntos geográficos, ciudades de miles de habitantes o pequeños pueblos, para que sepan de primera mano cómo los recortes de la motosierra generan un efecto derrame que terminará afectando tristemente a cada una de esas poblaciones.

En rasgos generales, lo que primó entre los responsables de los gobiernos locales fue la sensación de desaliento, pero a la vez la incorporación concreta de la realidad: se terminó el tiempo de las palabras y comenzó el sufrimiento en carne propia a partir de la pulverización de derechos y recursos federales.

Ánimos parecidos caracterizaron los otros dos grandes encuentros que tuvo en la semana el gobierno provincial.

Los gremios y sindicatos que agrupan a trabajadores y trabajadoras padecen las políticas oficiales, o la falta de ellas, desde el mismísimo 10 de diciembre, aunque en provincias como La Pampa comentan a veces con disgusto que se percibe cierta pasividad por parte de las cúpulas nacionales.

Los sectores productivos y del trabajo también compartieron diagnóstico con el gobierno provincial: recién llegado el tarifazo, que golpea bolsillos de modo descomunal, lamentaron tras el encuentro con el oficialismo lo que se percibe como una andanada "devastadora", que deja en el camino industrias, comercios y cooperativas.

La Pampa completó su posicionamiento frente a la ofensiva libertaria con una presentación ante la Corte Suprema de Justicia para ponerle freno a la apropiación de fondos que, según establece la ley, deben destinarse a las cajas previsionales provinciales.

Ya se sabe que los tiempos del máximo organismo judicial poco tienen que ver con los de las personas de pie, pero reina también cierta expectativa de que la Corte haga en estas semanas algún movimiento que permita tener cierta esperanza de que haya un límite institucional a los constantes y sistemáticos abusos de Nación, contra la Constitución, las leyes y los acuerdos históricos de la democracia.

…y una de arena…

Justamente ante la ausencia de un posicionamiento de la Corte que al menos intervenga e incida en el debate público, se otro costado de esta historia: ¿hasta cuándo puede soportarse semejante crueldad en el ajuste? ¿Cuál es el límite de la paciencia popular? ¿Cuándo habrá una reacción de la ciudadanía y/o de los actores más poderosos que la representan?

Esta semana en La Pampa, como en el resto del país, se movilizaron las agrupaciones sociales, las universidades en el marco del paro docente, trabajadores y trabajadoras que sufren el despido, pero en general parece que esas manifestaciones no logran dar un salto de masividad, además de que cunde la represión con absoluta naturalidad. Como si hubiera, también, una suerte de adormecimiento social.

La CGT definió esta semana un segundo paro general, previsto para el próximo 9 de mayo, una fecha que parece lejana pero que es posiblemente la que permite una mejor organización de la movilización que se prevé masiva, y que además será la tercera al hilo, ya que se esperan también una importante concentración el 1 de mayo y una nutrida manifestación de los sectores universitarios en su marcha federal del 23 de abril.

Las diversas organizaciones tampoco pueden ignorar que pese a las dolorosísimas medidas nacionales, que ya reducen la posibilidad de compra de alimentos y medicamentos, hay sectores sociales que parecen dispuestos a seguir esperando algún resultado positivo en el área económica, aunque más no sea como milagroso mensaje de las "fuerzas del cielo".

Todo pese a que no alcanza a verse la mentada luz al final del túnel, agitada por Milei en el inicio de su gestión tal como hizo el macrismo ni bien desembarcó en 2015, porque además las miradas de especialistas serios tampoco permiten avizorar alguna salida promisoria, en un contexto que no sólo incrementó la inflación respecto de la que era, sino que además provocó una recesión y achicó de modo rotundo el poder adquisitivo de las clases populares.

Mucho más allá de los festejos en redes sociales que promociona el ejército de trolls o que celebran funcionarios que basan su alegría en cuentas truchas, las cifras de la economía real son negativas y preocupantes: así como se vino a pique el consumo interno, la industria y la construcción -que motorizan la actividad y generan mano de obra- están por el piso.

La falta de pan se tapa con circo: Milei se arrastró todo lo que pudo para conseguir una foto con Elon Musk, el multimillonario empresario paradigmático de la ultraderecha y las noticias falsas; y después anunció que había culminado su relación con la actriz Fátima Flórez, que le sirvió como pantalla durante la campaña electoral.

En nuestro pago chico, si de reacciones se trata, está claro que quienes tienen la responsabilidad de comandar ejecutivos, donde las necesidades y demandas de la población impactan de modo directo, tienen no sólo una mirada diferente de la realidad de la que pueden tener quienes están dados a parlamentar, sino que además fortalecen un posicionamiento de resistencia.

Dirigentes de la UCR o el PRO que comandan municipios protagonizan una grieta cada vez más ancha con legisladores y legisladoras que militan con denuedo su oposición a los gobiernos provinciales o locales del justicialismo, pero bancan con gusto al gobierno nacional que genera pobreza y reduce libertades.

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