Esperanza productiva y golpes a los que menos tienen

Una de cal...

La puesta en marcha de una nueva edición de la tradicional ExpoPymes, en este caso cargada de connotaciones simbólicas a la salida de lo peor de la pandemia, permite al sector empresarial pampeano revitalizar algunas esperanzas, trazar un repaso de su actualidad reciente y sentar bases hacia el futuro.

La masiva presencia de stands de emprendedores y emprendedoras de muy diversas ramas, y el multitudinario público que se acercó al autódromo de Toay para participar directamente de ese encuentro y también para comprar productos de nuestra región, son demostración de que el movimiento económico que se verifica de modo moderado en los últimos meses puede ser algo más interesante.

Desde el empresariado y desde el Estado se insistió en la necesidad de ese trabajo conjunto para encontrar oportunidades.

En el caso de nuestra provincia, la generación de valor para las materias primas constituye sin dudas un objetivo, sobre todo después de que algunos estudios y encuestas serias entre las empresas agroindustriales demostraran que en el rubro hay aspectos claros de la modernidad que no se verifican: la planificación, la capacitación permanente, el trabajo en equipo.

No por nada el slogan oficial para la muestra fue "Sinergia para el desarrollo": hubo en el último tiempo políticas públicas que La Pampa puede exhibir como ejemplares a nivel nacional, mediante las cuales el Estado y el banco provincial acudieron en ayuda de los sectores de la producción con financiamiento subsidiado y otras medidas tendientes a aliviar los negativos impactos de la pandemia y las sucesivas cuarentenas.

El secretario general del Consejo Federal de Inversiones no se guardó los elogios en ese sentido y puso a la provincia en lo más alto del ranking de la infraestructura jurídica para el financiamiento del sector pyme: con mejores o peores resultados, no se le puede negar al oficialismo que puso el tema en el radar, inyectó recursos, evaluó algunas ideas y generó organismos que se ocuparan seriamente de la problemática.

Desde ya que no todo se termina con esas políticas públicas de financiamiento, y fundamentalmente es necesario un panorama económico más esperanzador para que también el mercado interno sea un destino de las producciones.

Para ello, no es ningún secreto, hay que reducir notablemente la inflación, mejorar el ingreso del sector asalariado y hacer el intento de formalizar a quienes ni siquiera aparecen registrados en el mercado laboral.

El vicegobernador Mariano Fernández, en ejercicio del Poder Ejecutivo, planteó por eso mismo durante el acto inaugural de la muestra la necesidad de que el crecimiento que se verifica en las estadísticas pueda llegar a las personas de carne y hueso mediante una receta ya conocida que en algún momento (durante los años más felices) se demostró eficiente: la distribución de la riqueza, la justicia social y el federalismo.

...y una de arena...

Justamente cuando se posa la mirada sobre los sectores menos beneficiados surgen por una lado la necesidad de respuestas concretas a problemas profundísimos, y por el otro lado interrogantes respecto de lo que parecen ser notables contradicciones de las políticas públicas.

Durante la semana que se fue, como en la anterior, la cuestión del déficit habitacional volvió a quedar en el centro de la escena, a partir del desalojo de una familia numerosa, de la aparición de personas en situación de calle e incluso con la noticia del monóxido de carbono que permitió "descubrir" que en una misma casa viven 13 personas.

El florecimiento de asentamientos ante los cuales el Estado aun debe respuestas concretas ya fue en los últimos años demostración palmaria de una situación crítica.

Los números que reveló el defensor de Niñez y Adolescencia estremecen: hubo en el último años más de 200 órdenes de desalojos a familias con niños o niñas. Y en la actualidad, ha empeorado ese estado de cosas.

Para una provincia pequeña como La Pampa son números de alto impacto, que se adosan en la actualidad a otra estadística llamativa que se conoció en la semana que se fue: la cooperativa de 25 de Mayo ordena cada día que le corten la energía eléctrica a familias que adeudan el servicio.

Son datos concretos de que el conflicto social crece día a día: la plata no alcanza, el trabajo no sobra y los malestares se multiplican.

Frente a ese estado de cosas, es incomprensible que sectores del gobierno nacional definan medidas que afectan justamente a esos espacios: trabajadores y trabajadoras de la economía popular encontraron en el cartoneo y el reciclado de basura una forma de garantizar su subsistencia, además de un aporte productivo y un beneficio para el ambiente.

Pero la importación de basura desde los Estados Unidos, a pedir de grandes empresarios industriales para acceder a ese material de manera más barata, pone en riesgo las fuentes laborales de alrededor de 200 mil personas en todo el país.

Algunos de los afectados han logrado en estos años organizarse en cooperativas, como ha ocurrido por ejemplo con Brote Popular en Santa Rosa, otros sectores responden directamente a algunas comunas (también hay ejemplos de estos en La Pampa), pero los sectores más desprotegidos son quienes apenas se las rebuscan de manera individual, sin agrupaciones que los contengan o los alivien.

Decididamente, si esa medida ya se tomó y afecta de semejante modo el ingreso de un espacio golpeadísimo por el gobierno neoliberal y por la pandemia, el Estado nacional tiene que dar marcha atrás, como le han advertido desde distintos puntos -incluso desde nuestra ciudad- algunos de sus propios aliados políticos, que evidencian así que en el interior del Frente de Todos hay también una puja de proyectos.