Opinion

Atropellos repudiados y distancias entre la calle y el palacio

La Policía de Jujuy violó la autonomía universitaria, en un panorama que ratifica el autoritarismo de esa gestión radical frente a la cual la UCR pampeana se hace la distraída; el reclamo del asentamiento "El Amanecer" pone en el centro del debate una riesgosa tendencia de las dirigencias de la democracia.

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EL DIARIO digital

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Una de cal…

 

La reacción de la mayoría de la dirigencia política frente al atropello que la Policía jujeña concretó en una universidad de esa provincia permitió al menos medir que quedan en vigencia algunos reaseguros de la democracia y representantes que se ponen del lado de la ley aún en un contexto en el que todos los límites parecen haber sido corridos.

El pampeano Oscar Alpa, como secretario nacional de Políticas Universitarias, reaccionó con rapidez, oportunidad y lucidez para repudiar, junto al ministro de Educación Jaime Perczyk, la inaceptable irrupción de las fuerzas de seguridad, que constituyó una clara violación de la autonomía universitaria pero además una demostración de patoterismo institucional, y un modo de seguir imponiendo la violencia desde arriba.

El mismo camino eligieron, de modo unánime y extendido, las universidades de todo el país, incluyendo desde ya a la de nuestra provincia, que en un documento rechazaron lo actuado por el gobierno de Morales, además en un contexto donde la represión y los abusos están a la orden del día.

De todos modos, la gestión autoritaria que en Jujuy desarrolla el gobernador Gerardo Morales debería a esta altura generar reacciones más firmes y maduras por parte de los partidos que dicen defender y reivindicar ese sistema de gobierno que está cumpliendo sus 40 años de continuidad en el país.

Tampoco es una novedad, pero en todo caso sí se va exacerbando: Morales llegó al poder en su provincia pisoteando derechos, vulnerando absolutamente los principios republicanos que desde su mismo partido tanto dicen admirar, aplicando mano dura, negociando cargos políticos y judiciales a cambio de favores, entablando un pacto con el viejo PJ y pasando por encima de algunas de las experiencias sociales más ricas que se habían registrado antes de su gestión.

Durante ese largo proceso la mirada de las mayorías estuvo alejada, porque no es lo mismo que la víctima de ese accionar sea el sistema universitario que una mujer colla, negra y pobre, como se explicó a sí misma como víctima Milagro Sala: ahora los focos del país están sobre Jujuy también porque Morales es candidato a vicepresidente, e incluso porque eligió este modo de hacerse la campaña.

Puede sonar lamentable y triste, pero esa tendencia a la violencia institucional es interpretada por algunos sectores sociales como una virtud: hay indicios suficientes de sectores políticos que han tenido su crecimiento justamente agitando discursos y acciones en ese sentido, aun cuando confronten con la ley y propicien la violación de derechos humanos básicos.

Ese panorama que no es ningún secreto es el anuncio de que esos espacios realmente proyectan un ajuste con represión.

En ese escenario, es llamativo el silencio cómplice que elige la mayoría de la dirigencia del radicalismo, especialmente sus representantes pampeanos, que en campaña disimulan estos rasgos y características del que ahora parece ser su "hombre fuerte" y por lo tanto intocable, aun cuando su caracterización y etiqueta lo pongan tan en la vereda de enfrente de aquel que supo ser un verdadero héroe para la UCR: Raúl Alfonsín.

 

…y una de arena…

 

Vecinos y vecinas del asentamiento "El Amanecer" hicieron una manifestación para visibilizar su problemática, que ya no es desconocida para las instituciones y los actores que pueden tomar algún tipo de determinación para incidir en cuál será la calidad de vida de esas personas.

La barriada eligió como foco de su reclamo, esta vez, a la Municipalidad de Santa Rosa, así como antes prefirió marcar la cancha en territorio de la Cooperativa Popular de Electricidad, y siempre haciendo de esas movidas una puesta en escena para llamar la atención de la opinión pública.

El sector está constituido como un barrio de la ciudad desde hace largas décadas y es insólito, realmente, que un reclamo tan básico como el acceso al servicio de energía eléctrica esté tan retardado y no termine nunca de sortear los interminables vericuetos que tiene la burocracia cuando pretende que algo no se haga realidad.

La Municipalidad salió a dar una explicación pública en un escueto comunicado de prensa, en el que manifestó que las gestiones siguen su curso y difundió el expediente concreto que se tramita: de lo que nadie duda es de que los trámites cobran otro ritmo y tienen mayores posibilidades de éxito cuando, más allá de reglamentos y formalidades, las dirigencias exhiben voluntad política para mover hacia adelante esa rueda.

Por lo que se ve, esto en este caso no está sucediendo, y es lo que moviliza a vecinos y vecinas a insistir en sus demandas.

La comuna también tiró una pelota para el lado de la Cooperativa Popular de Electricidad, recordando como si fuera novedad que es la institución encargada de cumplimentar ese servicio: la relación entre esas dos instituciones clave de la capital provincial tiene vaivenes que a veces pueden resultar lógicos, pero en ocasiones lucen como difíciles de comprender para la mirada de la gente común.

Otro de los detalles que deja la situación es el hecho de que vecinos y vecinas sienten que lo que debiera ser una cuestión absolutamente normal y cotidiana, como es encontrarse a conversar con autoridades que representan al pueblo, a veces constituya un obstáculo tan difícil de sortear: el acceso a una reunión con un funcionario o funcionaria local tiene que ser un asunto de verdad accesible.

A veces parece que los organismos oficiales son demasiado permeables a las corporaciones tradicionales o a las organizaciones de quienes más tienen, pero toman distancia de quienes más necesitan de ese "Estado presente" que los discursos tanto reivindican.

Mucho más allá de este episodio puntual, porque es conducta que se repite en distintas ámbitos, instancias y jurisdicciones, la democracia cumple sus 40 años y entre sus cuentas pendientes está esa tendencia a alejar al "Palacio" de "la calle", un asunto sobre el que las dirigencias deben trabajar de manera concreta, con acciones y no tantos discursos, para evitar que sigan primando escepticismos o resentimientos que después ponen en duda el sistema todo.

 

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