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EL DIARIO digital
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General Pico (Agencia) - Tres jóvenes hermanos de una localidad pampeana están siendo investigados por un hecho de violencia que reaviva una historia inconclusa de la justicia, que se remonta a más de una década y que fracturó a la comunidad.
El protagonista central de este drama es Julián Norberto Pollo, un joven que por entonces superaba los 20 años y disfrutaba de la posición económica acomodada de su familia en Quemú Quemú. Alrededor de 2010, mantuvo una relación de pareja que, tras romperse, dio un giro oscuro. Meses después, la joven proveniente de una familia de menores recursos denunció una violación, dando inicio a un proceso judicial que expondría agresividad y patrones de control por parte del acusado.
Proceso y fractura social
La investigación, liderada por la fiscal Ivana Hernández, logró reconstruir que en febrero de 2012 Pollo retuvo a la víctima contra su voluntad, la golpeó y la violó. El caso culminó en un juicio oral. En diciembre de 2014, el juez Fabricio Losi encontró a Pollo, con 26 años, culpable de "abuso sexual con acceso carnal y lesiones leves en concurso real", imponiéndole una condena de seis años de prisión efectiva.
Desde el inicio de la denuncia y a lo largo de la investigación, Quemú Quemú se polarizó visiblemente. La localidad se dividió entre quienes apoyaban a la víctima y aquellos que, descreyendo su relato, amparaban al acusado. Esta fractura social se produjo en un momento previo a que el movimiento "Ni una Menos" irrumpiera en el país, lo que dejó a la víctima y su familia con una sensación de desamparo frente a una parte importante de la comunidad.

La fiscal Ivana Hernández encabezó la investigación que terminó en una condena a prisión efectiva.
La huida y la impunidad
Tras la confirmación del fallo condenatorio, y cuando las autoridades judiciales fueron a buscar a Pollo para trasladarlo a la cárcel, el condenado ya no estaba. Usando los medios económicos a su disposición, y quizás favorecido por el poco esmero de quienes debieron buscarlo, Pollo transcurrió los seis años de la pena en algún lugar lejos de la celda.
La fuga sumió a la familia de la víctima en una profunda indignación e impotencia. Mientras la vida cotidiana en el pueblo regresaba a la normalidad y el caso se desvanecía de la memoria colectiva, la víctima y sus seres queridos sentían que la justicia ordinaria les había fallado. El Código Penal establece que, al cumplirse el plazo de la pena (seis años, en este caso), la deuda legal está agotada, independientemente de si el condenado la cumplió efectivamente. Pollo regresó a Quemú Quemú sin cuentas pendientes con la ley.
El regreso y el ajuste
A casi catorce años del hecho original, el retorno del condenado y prófugo reencendió las tensiones. Si bien ahora, con el mensaje feminista más expandido, dicen que son más quienes comparten la impotencia de la familia denunciante, aún son muchos los que defienden el derecho de Pollo a vivir en su pueblo de origen.
Esta división, que la localidad ya ha experimentado con otros casos de abuso, culminó en una violenta confrontación callejera. El pasado 30 de noviembre, Pollo fue encontrado muy golpeado y con lesiones que son motivo de seguimiento.
Por este incidente, la policía demoró a tres hermanos jóvenes de 17, 22 y 24 años. Son los hermanos menores de la víctima de la violación de 2012. Los tres están siendo investigados en libertad por una causa de lesiones, que podría complicarse por una afección en la vista que Pollo habría sufrido. El menor de los hermanos, que apenas era un niño cuando ocurrió el abuso de su hermana, creció inmerso en el relato de la impunidad, la injusticia y el dolor familiar, convirtiéndose, junto a sus hermanos mayores, en el trágico protagonista del último capítulo de esta historia sin final.