La Pampa

Iniciaron una campaña por los riesgos del uso del agua en el Lowo Che

La municipalidad de Toay y Recursos Hídricos advirtieron que más de la mitad del agua que se consume se aplica al riego. Recomiendan cuidar el recurso porque el derroche, el fuerte crecimiento y los bajos registros de lluvia ponen en serio peligro el acuífero.

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EL DIARIO digital

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Con el objetivo de concientizar sobre el cuidado del acuífero Santa Rosa-Toay, junto a la Municipalidad de Toay, la Secretaría de Recursos Hídricos inició el jueves pasado una campaña de difusión en el barrio Lowo Che,  "Cuidando el agua subterránea del Acuífero Toay - Santa Rosa", que continuará en los próximos días. Se sumará la municipalidad de Santa Rosa, según se informó.

La zona de quintas ubicada entre Santa Rosa y Toay ha mostrado un crecimiento muy significativo durante los últimos años. Los organismos oficiales advierten que el acuífero es un recurso hídrico estratégico y que, por su magnitud y calidad de agua, es una de las mayores reservas de agua subterránea de la provincia.

"En los últimos años, la disminución de lluvias, principal fuente de abastecimiento del acuífero, y el crecimiento poblacional, pone en riesgo el recurso. La totalidad del agua que consumimos del acuífero se utiliza para consumo humano y más de la mitad se destina a riego", alertaron.

La municipalidad y el organismo provincial proponen una serie de pautas de cuidado: controlar el consumo dentro del hogar, regar como máximo una hora y media por día, regar durante las primeras horas de la mañana en primavera o verano porque la evaporación es mínima en esos horarios y las plantas pueden aprovechar al máximo la humedad recibida; consultar con técnicos y especialistas los sistemas de riego más adecuado para evitar derroches.

Un recurso en riesgo

La rápida expansión de las áreas urbanas trae como consecuencia el sobreuso de los suministros del agua subterránea y provoca su agotamiento y a veces contaminación. Un informe de la Facultad de Ciencias Humanas de la UNLPam, del profesor Raúl Hernández, advirtió sobre el impacto generado sobre las aguas en el acuífero Toay-Santa Rosa, puntualmente en el barrio Lowo Ché.

El acuífero Toay - Santa Rosa - Anguil - Catriló, de acuerdo a los investigadores Santiago Giai y Jorge Tullio,  se desarrolla entre las localidades pampeanas de Toay y Catriló, tiene un ancho medio de 10 kilómetros y está constituido por varias lentes, discontinuas entre sí. La recarga estimada es del orden de los 60 mm por año, registrándose un marcado descenso de la napa freática en función de características físicas y antrópicas regionales.

En el caso de la lente Toay-Santa Rosa, la instalación de un núcleo humano superior a las 100.000 personas causa severas preocupaciones sobre la sustentabilidad del recurso ya que, de acuerdo a informaciones de antiguos pobladores, el descenso registrado a lo largo de los últimos cincuenta años supera los 15 metros. Asimismo, del estudio que la Municipalidad de Toay encomendó a un equipo de geólogos de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UNLPam surgen datos demostrativos que indican que en los últimos años el descenso de los niveles es mucho más acelerado.

Ya en década de 1980, al definirse el futuro del sistema de abastecimiento de agua potable a la ciudad de Santa Rosa, se sugirió dejar de lado los viejos pozos de Obras Sanitarias de la Nación porque habían impactado negativamente sobre la cantidad y calidad de las aguas subterráneas. Ello derivó en la construcción de un acueducto desde Anguil, el cual más tarde se extendería hasta Catriló para asegurar el abastecimiento hasta el año 2030. Posteriormente, y con la llegada del acueducto del río Colorado, se aseguró el agua potable para Santa Rosa y 16 poblaciones del sur y centro-este del territorio, entre ellas Toay, previéndose la extensión hacia General Pico y la mayoría de las poblaciones provinciales en un futuro próximo.

Crecimiento no planificado

El crecimiento no planificado de la capital motivó que uno de los ejes de expansión urbana se orientara hacia el ejido toayense, generándose así una franja poblada en torno a lo que fuera la antigua ruta nacional Nº 5, hoy avenida Perón, que dio origen a los barrios Inti Hué (Santa Rosa) y Lowo Ché (Toay).

Ante esta situación no planificada el municipio de Toay le dio un marco formal creando el barrio Lowo Ché, que se extiende desde el límite con la capital hasta la calle Pato Argentino.  La instalación permanente de población implicó un aumento considerable del consumo de agua proveniente del acuífero, sea para cubrir necesidades básicas del hogar como otras tales como riego y llenado de piletas de natación. A ello se le sumaron nuevos usuarios: envasadoras de agua para consumo humano, producciones bajo riego, clubes y otros emprendimientos, todo lo cual significó una afectación negativa sobre las aguas subterráneas.

Las primeras señales críticas se manifestaron por un paulatino descenso del nivel de la napa freática, el cual se acentuó con un período de varios años con precipitaciones por debajo de los niveles históricos, veranos tórridos, vientos desecantes y usos descontrolados del agua.

Protección del agua subterránea

Ante esta crítica situación, la Secretaría de Recursos Hídricos –organismo de aplicación del Código de Aguas provincial– dictó la Resolución N° 2/2014  por la cual se fijaron pautas condicionantes para el uso del agua subterránea.

Algunas de ellas están orientadas al control de caudales extraídos por hora, profundidad de perforaciones y potencia de las bombas sumergibles utilizadas en la extracción. Asimismo, y considerando que el riego domiciliario es el mayor de los consumos, se estableció un máximo de 90 minutos por día en horarios prefijados, sugiriendo el uso de equipos de riegos con la mayor eficiencia posible.

Por otro lado, y en prevención de la contaminación del agua por filtraciones de pozos ciegos, se fijaron distancias mínimas entre estos y las perforaciones para extraer agua subterránea y la construcción de cámaras sépticas a fin de reducir la carga contaminante de las aguas volcadas a los pozos ciegos. 

Un grupo de habitantes del barrio Lowo Ché convocó en marzo de 2014 a una reunión del vecindario a fin de analizar alternativas para contribuir a la disminución de los consumos. Una de las primeras medidas que solicitaron a la comuna de Toay fue que se dejara sin efecto el riego de calles con agua extraída del acuífero, requerimiento que fue aceptado por las autoridades. En el encuentro se planteó, además, la necesidad de construir la red de agua potable y cloacas. 

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