Tras las denuncias de los vecinos, el exfutbolista Claudio Ortiz presentó un descargo ante el Juzgado de Faltas de Toay. Aseguró que por el momento no volverá a alquilarla por temporada pero si para "vivienda familiar".
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EL DIARIO digital
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El ex futbolista Claudio Ortiz, propietario de "La Quinta de Nelly", presentó un descargo ante el Juzgado de Faltas de Toay tras las numerosas denuncias de ruidos molestos por los distintos eventos que se realizan en el lugar.
Ortiz pidió al Juzgado de Faltas la “destimación total” de las acusaciones y cargó las responsabilidades sobre los inquilinos que -aseguró- le alquilan la quinta "por temporada".
Reconoció que es el titular del inmueble de la calle Cotorra 346 pero dijo que no es “quien produce los ruidos molestos ‘por las fiestas’ como refieren los vecinos”.
“La quinta la alquilo por temporada a personas interesas que quieran descansar en sus vacaciones. Si bien a la locación no le doy un formato legal solemne como pudiera ser un contrato entre partes, acordamos verbalmente los términos”, explicó, y apuntó que “es cierto que en esta temporada de verano se ha mostrado mayor interés para alquilar la vivienda”.
Durante esta temporada de verano, los vecinos han realizado numerosas denuncias por las fiestas que se realizan en el lugar: en distintos días de la semana se llevan a cabo cumpleaños, fiestas de 15 y otros eventos con la música a alto volumen y hasta con el uso de fuegos artificiales, como si fuera un "salón de fiestas" al aire libre. Eso provocó incluso cruces con un vecino que fue a reclamar en persona a la vivienda, ubicada en la esquina de Cotorra y Bracita de Fuego.
Claudio Ortiz, exfutbolista de River y varios clubes pampeanos, es el dueño de la quinta de calle Cotorra.
El dueño, en un escrito que presentó ante la jueza de Faltas María Emilia Resina, dijo que “en la mayoría de los casos son los mismos toayenses quienes eligen esta modalidad de vacaciones en quintas abiertas y por un corto plazo”, especulando que esto puede ser “producto de la pandemia” o por “los altos costos que implica viajar”.
“La quinta ‘se alquila’, hecho fáctico que también surge de todas las actas de infracción de las cuales se desprenden que nunca estoy en la vivienda”, aclaró.
A su vez, aseguró que “al momento de alquilar a un tercero la vivienda de mi propiedad implica trasladar al mismo ‘el uso y el goce’ de la misma”.
“A partir del momento en que queda configurada la locación el inquilino puede disponer del inmueble, y tiene derecho a hacerlo sin intromisiones de parte del suscripto”, insistió.
Ortiz remarcó que en su caso no puede “saber a ciencia cierta cómo utilizarán la vivienda los inquilinos que la alquilan temporalmente”.
“Justamente porque no estoy en posesión del inmueble, siendo en todo caso los terceros que alquilan los responsables por el uso indebido que le dan a la propiedad”, apuntó.
También dijo que a los inquilinos les recalca que “los ruidos no excedan la ‘normal tolerancia’ que pudieran soportar los vecinos” pero que “escapa” a su “control” si al momento de “usufructuar la vivienda no cumplen con tal instrucción”.
De todas formas, apuntó que las molestias de los vecinos –las que aseguró las “entiende”- son “un tanto exacerbadas si tenemos en cuenta que la quinta se alquila más asiduamente en la temporada de verano, y no así para el resto del año”.
“Más aún, generalmente se alquila los fines de semana”, justificó.
En la parte final del descargo, aseguró que arbitrará los medios para “tratar de apaciguar los ruidos” y que entre las medidas que tomará una será “no alquilar más la quinta por temporada” sino para “vivienda familiar”.
“Es menester también aclarar que a la quinta debo de alquilarla por una cuestión de necesidad, siendo que mis ingresos no me alcanzan para subsistir”, indicó.
Cerró el escrito diciendo que sería “inaudito” que se lo condene por “un hecho que no cometí” y que no puede ser “responsabilizado por el uso indebido que le dan terceras personas al inmueble”.