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Qué es el "rewilding", una estrategia para mitigar la crisis ecológica

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Se trata de una herramienta para reintroducir especies extintas con la idea de reestablecer el equilibrio ecológico. El caso del yaguareté en los Esteros del Iberá.

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EL DIARIO digital

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La pérdida de biodiversidad, lo que incluye la desaparición de muchas especies vegetales y animales de la faz de la Tierra, es una de las dimensiones de la crisis ecológica que atraviesa el planeta como consecuencia del uso desmedido de los recursos naturales y de la profunda transformación del entorno por parte de la especie humana. Según un informe global de expertos de Naciones Unidas, la crisis de extinción actual amenaza a un millón de especies y avanza a una velocidad nunca vista.

Estos cambios en los ciclos de vida, que comenzaron de forma natural hace miles de años con la extinción de las primeras especies de grandes aves y mamíferos, se aceleró desde finales del siglo XIX a partir de la revolución industrial, cuando la emisión de gases contaminantes y la transformación de territorios a gran escala para actividades extractivistas comenzó a ejercer una presión sobre el ambiente mayor y más rápida que la propia capacidad de los sistemas naturales para recuperarse.

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En este contexto aparece una estrategia de conservación llamada “rewilding” (reconstitución, reconstrucción, refaunización), que se usa para restituir la integridad de los ecosistemas naturales y devolverles su capacidad para mitigar las crisis ambientales. Ese es el camino que desde hace 20 años recorre la Fundación Rewilding Argentina, que en el libro recién publicado “Rewilding en la Argentina” retoma la experiencia del Proyecto Iberá, donde trabajaron con la reintroducción del yaguareté, el gran predador sudamericano.

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¿Qué el “rewilding” (que puede traducirse como “producción de la naturaleza”)? Es una estrategia de restauración que busca recuperar la integridad de los ecosistemas naturales transformándolos en ecosistemas completos. Esto significa reintroducir al menos algunas de las especies que los habitaron en el pasado, y lograr que ese proceso sea funcional al territorio: o sea, que las especies reintroducidas lleguen a existir en número suficiente para que puedan volver a cumplir sus roles ecológicos. “Los ecosistemas completos y funcionales brindan los servicios ecosistémicos que permiten sostener la vida en este planeta, incluida la existencia de las personas”, señalaron desde la Fundación Rewilding Argentina, que de la mano del proyecto de reintroducción del yaguareté en Iberá desarrollan una de las experiencias más destacadas del mundo.

Desde la organización explicaron, además, que la restauración de ecosistemas naturales completos y funcionales es una fuente para nuevas oportunidades de desarrollo local a partir del turismo de naturaleza, una tendencia creciente a nivel mundial. Esto se basa, a su vez, en la observación de fauna, una estrategia que llevan adelante no solo en Iberá (Corrientes), sino también en otras regiones como en El Impenetrable (Chaco), Patagonia (Santa Cruz) y Patagonia Azul (Chubut).

“Al compartir la experiencia que venimos adquiriendo, esperamos que más instituciones y personas se sientan inspirados y se animen a iniciar nuevos proyectos en otras regiones del país y del mundo para restaurar más ecosistemas y recuperar el esplendor de la naturaleza y el bienestar de las comunidades locales”, dijo Sebastián Di Martino, biólogo de esa Fundación.

Cronología

La estrategia del rewilding en Argentina comenzó en la década de los 90 por la intervención de Douglas y Kristine Tompkins, que junto a un grupo de conservacionistas y científicos locales comenzaron en primer lugar a trabajar en la zona de los Esteros del Iberá, en la provincia de Corrientes, y hoy ya tienen proyectos en cinco provincias del país.

Según argumentaron desde esa organización, Argentina es uno de los países con mayor pérdida de fauna de Sudamérica y “presenta una oportunidad única de convertirse en líder del desarrollo del rewilding”. Di Martino, que es el director de Conservación de la Fundación, dijo que la idea es “no solo proteger lo que queda, sino también recuperar lo que perdimos”. “Existe una necesidad imperiosa de restaurar nuestros ambientes naturales, incluso en lugares que erróneamente consideramos prístinos, como los Parques Nacionales y otras áreas protegidas de nuestro país”, dijo.

El caso del yaguareté

El caso más conocido de la estrategia de rewilding en Argentina fue la creación del Parque Nacional Iberá en la provincia de Corrientes y la reintroducción del yaguareté en esa región, luego de 70 años de extinción. El yaguareté es el mayor felino de América y su distribución geográfica iba desde el sur de Estados Unidos al centro-sur de Argentina.

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En el documento “Proyecto de reintroducción del yaguareté (Panthera onca) en el Parque Iberá, Corrientes, Argentina” se detalla que durante los últimos 200 años ese animal “ha desaparecido de su rango de distribución histórico, principalmente debido a la cacería, disminución en la abundancia de sus presas y a la destrucción y fragmentación de su hábitat”.

En 2013, desde la Fundación se presentó el “Proyecto yaguareté: cría, educación y turismo en la Reserva Natural Iberá”, con aprobación de la Dirección de Parques y Reservas de Corrientes. Su objetivo era “establecer en Corrientes el primer centro en el mundo destinado a criar yaguaretés aptos para vivir en vida silvestre, usando a esta especie para aumentar los atractivos turísticos en comunidades vecinas al Iberá”.

En 2015 se recibieron cinco ejemplares reproductores provenientes de cautiverio: tres hembras y dos machos. Tras varios eventos de cruza, una de las hembras dio a luz el 6 de junio de 2018 a la primera camada de yaguaretés nacidos en el Iberá compuesta por una hembra y un macho.

Un arma contra el cambio climático

El rewilding puede reforzar, además, la capacidad muchas veces perdida de los ecosistemas para enfrentar los efectos del calentamiento global a través de su función en el ciclo del carbono. Así lo aclararon desde Rewilding Argentina, al señalar que “existe un fuerte vínculo entre la biodiversidad y el clima que es cada vez más reconocido por la ciencia y la sociedad en general: los ecosistemas naturales completos y funcionales capturan y almacenan carbono atmosférico ayudando a mitigar el cambio climático”.

Se estima que la capacidad de almacenamiento de carbono de ecosistemas que funcionan en su plenitud es entre 1,5 y 12 veces mayor gracias a la restauración de especies con roles clave y la multiplicación de interacciones ecológicas de las que forman parte.

“Animar el ciclo de carbono” es el concepto que explica este aumento en la capacidad de captura y almacenamiento de carbono por parte de los ecosistemas, como resultado de la ejecución de proyectos de rewilding, dijeron desde esa organización.

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