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¿Qué conviene más en año "Niño": un cultivo de segunda o un "barbecho largo"?

Por Mariano Fava (*)

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EL DIARIO digital

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Si hablamos de eficiencia del uso del agua, tal vez a muchos le venga a la memoria la imagen de un barbecho largo, libre de malezas, "esperando el momento" en el cual se establezca un cultivo. Si bien reconocemos las bondades del barbecho, y sin la mínima intención de atacar esta técnica, indagaremos nuevos paradigmas de captación, almacenamiento y uso eficiente del agua.

En determinados momentos el barbecho tradicional es lo más apropiado, por ejemplo, en lotes donde se va a establecer un verdeo de invierno temprano, o potreros con gran capacidad de almacenar humedad destinados a la siembra temprana de maíz. Hay otras situaciones donde se puede ser mas ingenioso y hacer un uso mas intensivo del recurso suelo.

El hecho de plantear un barbecho distinto al que se viene haciendo desde varias décadas es una propuesta movilizadora, y que puede resultar poco lógica. Sin embargo, se están exhibiendo evidencias que respaldan esta idea en modelos de producción actuales, donde se busca mantener en el potrero una secuencia de raíces vivas, aspecto mas que importante en sistemas ganaderos en siembra directa, pues al pastorear raíces vivas, las mismas están turgentes y el suelo soporta mejor el pisoteo.

Además de lo mencionado, hay toda una serie de ventajas que a continuación se enumerarán y respaldan esta teoría. Alrededor de la raíz, hay una zona conocida como rizósfera, la cual genera exudados radiculares que hacen aporte de materia orgánica que rondan las 0,8 a 2 toneladas por hectárea (según citas bibliográficas). Esto contribuye a la fertilidad física del suelo, sirviendo de alimento por ejemplo a las lombrices, quienes además de generar deyecciones con altísimos contenidos de nutrientes (20 veces mas cantidad que el suelo circundante), generan agregados muy estables ante la acción del agua.

Al realizar un barbecho con ausencia total de cobertura viva, si bien por un lado hace una economía del agua, por el otro coloca al suelo en una especie de "freezer" hasta la próxima siembra. Esto sin mencionar que, si el suelo viene bien provisto de humedad y no se la utiliza, en caso de que se produzca una lluvia, la eficiencia de almacenaje de esta será muy baja, pues el suelo ya está a capacidad de campo. Ese líquido solo podrá escurrir hacia una zona de cota más baja, lixiviarse a las capas profundas del suelo o de lo contrario evaporarse disminuyendo fuertemente la eficiencia del uso del agua.

De esta forma estaríamos desperdiciando las precipitaciones con una técnica que en teoría debería hacer más eficiente su uso. En vez de que ocurra esto se puede utilizar el lote que estaría en barbecho a través de distintas opciones, una de ellas puede ser el cultivo de segunda, donde si bien baja la producción individual de cada especie, aumenta la producción global del sistema. También se puede realizar cultivos de cobertura a los efectos de aportar materia orgánica al sistema, además este puede convertirse en un recurso forrajero de emergencia.

Si elegimos una leguminosa como cultivo de cobertura, por ejemplo, vicia, además de incorporar materia orgánica estaremos incorporando nitrógeno al sistema. Pensemos por un momento que se han medido aportes de nitrógeno por parte de la vicia de 60 kilogramos de nitrógeno por ha o más. Si incorporar vía fertilizante un kilogramo de nitrógeno elemento cuesta alrededor de 2 dólares, el cultivo de cobertura nos estará dejando un potencial de 120 dólares por ha solo en nitrógeno orgánico fijado del aíre.

Además, el continuo aporte de materia orgánica produce un entremezclado con los primeros centímetros de suelo, esto genera mejoras sustanciales en la fertilidad edáfica. Los primeros años la materia orgánica se acumula en superficie y se pierde en profundidad, pero persistiendo en el sistema de siembra directa, con el tiempo la materia orgánica se generaliza en el perfil.

En resumen, queda claro que a veces conviene hacer un uso mas intensivo del suelo a los efectos de ser mas eficientes en el uso del agua. Esto es particularmente importante en años de pronóstico "Niño", es decir con precipitaciones por encima de la media histórica para la zona. Si bien esto nos puede llevar a una merma de rinde de un cultivo en particular, no debemos perder la visión global del negocio, tratando de aumentar la producción del sistema en su conjunto. Por otra parte, esta forma de producción aumenta el aporte de materia orgánica y nitrógeno a través de las leguminosas y la fijación biológica del nitrógeno, lo que además de ayudar a la sustentabilidad del recurso, tiene un valor económico significativo difícil de apreciar, a menos que se realice un análisis minucioso.

(*) Mariano Fava- Ingeniero Agrónomo (MP: 607 CIALP) -Posgrado en Agronegocios y Alimentos- @MARIANOFAVALP

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